Los socios/as escriben
Bescansa y el derecho a la maternidad
En los últimos días se ha hecho viral una carta que ha escrito en Facebook una cirujana criticando el gesto de Carolina Bescansa de llevarse a su hijo al Congreso.
Estimada cirujana, estas líneas son para ti.
Permíteme que te tutee (pues se te ve joven) y déjame decirte que admiro tu profesión. Se me ocurren pocas profesiones más útiles y complicadas en cualquier sociedad. También entiendo que es una profesión estresante. No debe ser fácil encender el circo televisivo tras operar a un paciente varias horas y comparar tu responsabilidad y tu salario con el de algunos personajes de la pantalla. Y achaco a
esta circunstancia las líneas que has escrito y he podido leer. Para mí, la complejidad y utilidad de tu profesión justifica los sentimientos que expresaste, pero no por ello no dejan de contener alguna barbaridad.
Yo, por desgracia, soy un doctor investigador expulsado de la I+D debido a los sucesivos recortes en ciencia. Eso me deja más tiempo para informarme y reflexionar. Por eso, me permito escribirte mis reflexiones sobre tu escrito. Trataré de ser breve.
En primer lugar, planteas que tu no puedes llevarte a tu hija al trabajo. Y te lo agradecemos, porque un quirófano no es un lugar apropiado. Tampoco creo que puedas operar en traje y corbata y la indumentaria ha sido otro de los temas del Congreso esta semana. Pero ese es otro asunto.
El problema de tu texto es que Bescansa no reivindicaba que puedas llevarte a tu hija, sino que puedas incorporarte al trabajo en el momento adecuado y no tras los cuatro insuficientes meses de maternidad que actualmente hay en España.
Verás, también he leído que hay guardería en el Congreso o que los padres también deberían cuidar de los niños. El asunto es que el hijo de Bescansa tiene cinco meses. La Organización Mundial de la Salud recomienda la lactancia materna mínimo hasta los seis meses y recomendable al menos un año. Confío en que como cirujana cumplirás (o intentarás cumplir) las recomendaciones de la OMS en tu trabajo. No veo motivo para no cumplir esta. Si el niño necesita lactancia materna, entonces no debe estar en una guardería ni su padre puede proporcionársela. Espero que tú pudieses disfrutar de tus cuatro meses de baja, porque mi pareja y yo no hemos podido hacerlo. Cosas de la precariedad. La ciencia no cotiza
alto en este país. Pero eso no me lleva a mirar mal o criticar a la gente que si ha podido ejercer ese derecho. No intento universalizar mis problemas, sino que lo que me gustaría es que tu, Bescansa, mi pareja y todas las madres españolas pudiesen cumplir con las recomndaciones de la OMS y tuvieseis mínimo seis meses de cuidado y lactancia.
Aun siendo poco, estos cuatro meses no son un regalo. Para que las madres tengan ese tiempo hoy, muchas mujeres tuvieron que protestar e incluso perder su trabajo. Y muchos hombres también, como no. Cada uno protesta como puede y sabe. No hay un formato para «protestar bien». Ahora, te aseguro que si la protesta no es incómoda para el que la recibe, no se habría conseguido ningún derecho de los que disfrutamos tu y yo.
Tus palabras de incomodidad me recordaron a las que decían otras personas cuando las mujeres pedían estos cuatro meses o incluso cuando pedían estudiar y trabajar. Sin protestas incómodas, tu no estarías ahí. Sin duda estudiaste y trabajaste mucho, pero también has podido esforzarte y estudiar gracias a las personas que en el pasado hicieron gestos mucho más complicados que el de Bescansa. Entiendo que para ser cirujana tuviste que ir a un colegio, un instituto y una universidad que no crecieron en los árboles. Hubo mucha gente que peleó, sin conocerte de nada, para que esos lugares existieran y tu pudieses ir a ellos. También tuviste tus prácticas y una entrevista de trabajo en la que desconozco si te preguntaron, como a miles de mujeres cada día, si tenías pensado ser madre para ver si te contrataban a ti o no. Así que, por favor, ten un poco de respeto por la gente que intenta que el resto viva mejor. Porque si, quizá Bescansa tenga un trabajo que no le genera los problemas de conciliación que miles de familias sufrimos. Pero eso, en mi opinión, hace que tenga más mérito que se acuerde de los derechos de los demás.
Finalmente, espero que tu hija tenga una vida en la que pueda estudiar y trabajar de lo que quiera. Por favor, no le digas que hay trabajos «de hombres». Y espero que cuando decida ser madre tenga una baja maternal digna, que le permita cumplir con la lactancia o incluso disfrutar del primer año de vida de sus hijos, como en Suecia o Dinamarca. Espero que su trabajo no se haya esfumado cuando se reincorpore y que no le hayan preguntado si quiere ser madre cuando la entrevisten. También espero que cuando seas abuela disfrutes de tus nietos para jugar con ellos y educarles, no para cubrir todas las tareas que los padres no podemos hacer porque nos debemos a un horario incompatible con la familia. Y para que esto pase nos vendría muy bien que mujeres como tu, muy preparadas, ayuden. Si no te gusta el gesto de Bescansa sería genial que nos aportases tus ideas para que todos podamos pedir nuestros derechos mejor. Aun más: puedes dar tu el paso para pedir esos derechos para ti y tu hija. Y si no nos gusta
lo que haces, no te preocupes, porque entenderemos tus objetivos y te apoyaremos. Si no puedes hacerlo porque tu trabajo te impide otras actividades, entonces, al menos no lo pongas más difícil.
Un saludo de doctor a doctora.