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Piden año y medio de cárcel para una de las participantes de la manifestación laica del 17 de agosto de 2011

Los 19 y 26 de enero se celebrará el juicio pendiente tras la detención que sufrieron Flavia y Belén, de la Asamblea de Austrias del 15M

Los 19 y 26 de enero se celebrará el juicio pendiente tras la detención que sufrieron Flavia y Belén, de la Asamblea de Austrias del 15M, el 17 de agosto 2011 al finalizar la manifestación Laica con ocasión de la visita del Papa a Madrid. Piden un año y medio de cárcel para una de ellas, para otros detenidos la petición de pena asciende a cuatro años.

Cuatro años y medio después se celebrará el juicio. Ambos días a las 9 horas de la mañana en la Sala de Audiencia, Calle Julian Camarillo, 11 (Edificio Roble II) en Ciudad Lineal. Han sido años de incertidumbre e indignación.

Belén y Flavia, en su momento, lo contaron así:

“Nos detuvieron a las 22h aproximadamente del día 17 de agosto de 2011 durante la manifestación Laica “De mis impuestos al Papa 0”.

Desde el minuto uno de la detención dejamos de ser ciudadanas para la UIP. Nos esposaron, nos metieron en el furgón y, tras una larga espera, nos llevaron a la comisaría de Moratalaz. En ese trascurso de tiempo no hablaron con nosotras ni siquiera para responder a nuestras preguntas: ¿Por qué nos detienen? ¿Dónde nos llevan? ¿Qué sucede?

Una vez en la comisaría de Moratalaz nos metieron en una sala, sentadas en sillas mirando hacia la pared durante aproximadamente 5 horas en las que fichaban nuestras pertenencias e íbamos pasando una a una (las 8 detenidas) a una habitación donde nos esperaban 3 policías tapados con pasamontañas a leernos los derechos. Una habitación escalofriante con banderas Ultra Sur colgadas en las paredes.  Durante esas largas horas, nos gritaban para que agacháramos las cabezas al suelo, no nos quitaron las esposas ni para ir al baño.  Los insultos y amenazas de expulsión del país a 2 personas de otras nacionalidades eran continuos.

5 horas más tarde, y sin saber aún cuánto tiempo permaneceríamos allí, nos bajaron algunos pisos hacia los calabozos, besando escalón por escalón.

Una vez allí, íbamos de una celda a otra. Nos desnudaron y nos hicieron sentadillas. Los calabozos huelen mal. Las celdas de 15 x 15 baldosas tienen una colchoneta sucia y de insoportable olor. La primera noche no pudimos dormir en ella, la segunda noche nos dio igual porque nuestro olor no era mejor  después de tantos nervios y sudor. No nos dieron agua, sólo un mini zumo y de comer un plástico con garbanzos  que sólo el envase apestaba y no pudimos ni abrirlo.

Cada vez que alguno quería ir al baño, tenía que gritar con fuerza durante varios minutos para que un policía de guardia nos sacara al servicio.

No sabíamos cuándo vendría el  abogado a informarnos de qué se nos acusaba y cuándo saldríamos de allí. La incertidumbre de no saber paralizaba el reloj. No teníamos noción del tiempo.

2 noches y más de 45 horas detenidas. El viernes a las 9 de la mañana llegamos esposadas a declarar ante la jueza en los juzgados de Plaza de Castilla. Y a las 16h nos daban libertad con cargos. 7 horas en esos repugnantes calabozos, insalubres.

En general, el trato fue humillante y vejatorio. Lo hacen con total impunidad convencidos de que es eso lo que te mereces. Durante meses, estuvimos yendo a firmar al juzgado cada 15 días como medida cautelar.

En todo este proceso, durante y después de la detención, ha sido imprescindible contar con el apoyo de colectivos y asambleas y, especialmente, la Asamblea de Austrias, nuestro barrio, que se movilizó e hizo visible nuestra detención desde el minuto 1. No es posible superar una situación como ésta si no hay una red de personas que luchan junto a ti y demuestran que no estamos solas en este camino. Reafirma tu convicción de que estabas donde tenías que estar, defendiendo el derecho a levantar la voz.

Por supuesto, la creación de una caja de resistencia para hacer frente a los gastos judiciales que conlleva este proceso, es fundamental. Solucionar de manera colectiva una situación que sola no puedes afrontar.

El apoyo refuerza, estimula y regenera para seguir pisando las calles”.

 

La poetisa Mari Angeles Maeso lo contó, con la grandeza y sencillez que cuenta las cosas, de la siguiente manera:

 

DECLARACIÓN ANTE LA POLICIA DE MORATALAZ

En el país de la risa la ceniza precede al fuego, Larrea.

Que yo tuviera un instante

en el que deseara ser ella me sonroja.

 

Pero vaya en mi descargo que dicho instante

tuvo que ver con el arcoíris de su pelo

con el vuelo ibicenco de su falda

y hasta con un par de silencios como piedras

de los que ella emergía con pabilos

de júbilo misterioso.

 

Ella y los golpecitos de sus uñas

(rojas, negras, verdes, azules, gualdas)

tan bien cortadas y a por todas.

Ella tras la mesa de cristal comprada en ARCO

haciendo bailar un bic mordido

con el que tachó mi nombre.

 

Creo que el quid para yo tuviera un instante

en el que deseara ser ella vino del cenicero:

Mira, la cosa está muy mal,

pero  vamos en el mismo barco,

si la empresa gana…todos ganamos.

El mundo ha cambiado antes que nosotros,

sólo es cuestión de inteligencia.

(Ahí sucedió el primer silencio)

 

Ella lo llenó con sus siete vértebras cervicales

curvadas hacia mí, y, como en un cara a cara

de verdad: Tienes suerte,

hay un puesto para gente como tú.

Hay que remar y mucho, por ahora

nos vemos obligados a retrasar pagos…

Pero se está resolviendo. Y tenemos la certeza

de que este barco no deja en tierra a nadie inteligente.

(Ahí sucedió el segundo)

 

Ella seguía pareciendo feliz en su caja torácica

aplastando cigarros con fuerza.

Más allá del martillo, el yunque y el estribo

yo buscaba por mi oreja un caracol que no salía.

Entonces ella, la democracia, cogió carrera:

De momento no podremos pagarte,

pero te aconsejo que confíes

y que empieces de inmediato,

se trata de una gran empresa,

que viene de lejos, de toda la vida…

(Ahí se hizo el tercero)

 

Ella cubría las cenizas con las falanges de sus manos:

Sólo hacen falta ganas de remar, la juventud

pregunta por salarios, vacaciones, pagas extras

y son pocos los que entienden

que se trata de arrimar el hombro

como hacemos los demás.

 

Pero de súbito, algo en su maxilares no era humo,

algo a la altura de las costillas falsas,

algo sin duda de ser óseo

puso mi columna en pie y corrí hasta Sol,

donde ustedes me apalearon y detuvieron.

(A los centenares de heridos y detenidos del M-15. Y a tantos otros que les precedieron, también heridos y detenidos por el mismo grito: “Parece democracia y no lo es”)

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