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Kremlinología en el arranque de la legislatura

Pocas palabras en un arranque de legislatura lleno de símbolos, poses y gestos, que fueron los protagonistas de la sesión.

MADRID// Arranca la legislatura más plural. En la que más hay que dialogar y hablar. Paradójicamente lo más significativo de la sesión de este miércoles fue la ausencia de palabras. El reglamento impone un pleno sin debate, sin apenas discursos, y sin declaraciones reseñables. Pero éste se llenó de imágenes, símbolos y gestos.

La sesión constitutiva de la XI legislatura será recordada por su carácter histórico. Por su diversidad, por su carácter heterodoxo y su pluralidad. Por la natural rareza de la que debe ser la representación de todos los ciudadanos. La mezcla de diputados de diversas formaciones compartiendo la bancada central del hemiciclo es la muestra más gráfica del nuevo tiempo político. Pablo Iglesias, Iñigo Errejón y Carolina Bescansa -con su precioso bebé- eligieron compartir bancada con Albert Rivera, Juan Carlos Girauta y José Manuel Villegas. En el primer pleno no hay escaños asignados, así que fue uno de los primeros símbolos del día. Los líderes de los partidos emergidos echando el aliento en la nuca de la bancada de los ministros. Marcando el territorio. Y buscando una buena foto.

Los saludos

Un Congreso imposible, en el que no se atisban mayorías para conformar gobierno, y en el que los pactos y las negociaciones mutan y cambian con cada decisión de cualquier partido es dado a la interpretación de cada gesto. Pablo Iglesias en su primera votación saludó a la vicepresidenta en funciones, Soraya Sáenz de Santamaría, pero no a Mariano Rajoy. Sí acudió al escaño de Pedro Sánchez a darle la mano. Por su parte, el líder del PSOE fue al escaño de Albert Rivera, pero no se acercó al presidente ni a la vicepresidenta.

Desencriptar cualquier gesto parece sólo al alcance de aquellos expertos en Kremlinología que, en plena guerra fría, estudiaban y analizaban cualquier situación gestual, por nimia que fuera, de la antigua URSS para intentar comprender el devenir de los sucesos internos en el Partido Comunista Ruso.

Lo más llamativo de los saludos que se produjeron fueron los se evitaron. El presidente del Gobierno estuvo ausente, sin sentirse partícipe, sin buscar complicidades, sin encontrarlas. Difuminándose. A Rajoy se le está poniendo cara de Nicolai Yezhov, el gran líder ruso, al que Stalin borró de las fotos.

Tensión en las formas

Si algo ha quedado claro en la conformación del Congreso de la XI Legislatura es la diferencia que separa a algunos recién llegados de los viejos actores. El acto de juramento de los diputados fue el momento de mayor tensión, en el que afloraron los malos modos, y la distancia abismal que existe entre Podemos y el PP. Cada discurso de aceptación del cargo, largo y repetitivo, de los miembros de Podemos era contestado por actos de berrea, menosprecios e insultos por partes de la bancada popular. El diputado Rafael Merino (PP) llegó a hacer burla del acto de juramento de Pablo Iglesias.

Momentos de enorme tensión y falta de educación en los que quedó en evidencia el magnífico comportamiento del bebé de Bescansa, el que menos follón armó. Un halo de entendimiento sí que hubo, cuando Victoria Rosell, diputada de Podemos, se arrancó a aplaudir con efusividad, y en sorprendente soledad, la intervención de Patxi López alabando la diversidad y pluralidad de España.

La columna de Pedro Gómez de la Serna

El diputado del PP que usaba su escaño para hacer negocios como comisionista fue ubicado tras una columna, debajo de la tribuna de invitados, en la última fila, lejos de las fotógrafos y las cámaras. María Dolores de Cospedal aprovechó la situación de tener localizado a Pedro Gómez de la Serna, algo que costó mucho durante la campaña, y mandó al diputado del PP por Murcia Francisco Molinero a hablar con él, puesto que es el instructor del expediente disciplinario que tiene abierto el número 2 de la lista del PP por Segovia.

Tras una conversación de 20 minutos, el diputado comisionista usó de manera intensa y nerviosa el teléfono del escaño del Congreso, que el móvil no es prudente y esa línea es segura. La columna que ocultaba al apestado del PP fue la verdadera protagonista silenciosa del pleno. Un elemento granítico y duradero, como un tótem que representa la vieja política y el bipartidismo, sobre el que sustentar las antiguas formas y que sirve para ocultar a ojos de los ciudadanos la corrupción y las actitudes a desterrar del hemiciclo. Actitudes que podrá repetir Celia Villalobos, otra vez vicepresidenta del Congreso.

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