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El medio ambiente está casi ausente en la campaña del 20-D
Los programas políticos incluyen apartados dedicados al medio ambiente, pero apenas sale en los grandes debates. Los periodistas tampoco se preocupan por el tema.
[Artículo publicado en el número de enero de la revista La Marea, ya a la venta en quioscos y aquí]
«Nos quedan varios minutos de este debate tan intenso en el que todavía no hemos tocado algunas cuestiones, entenderán también la falta de tiempo”, se disculpó Ana Pastor, la copresentadora del debate en las cadenas de Atresmedia con la vicepresidenta del Gobierno, Soraya Sáenz de Santamaría, y los candidatos Pedro Sánchez del PSOE, Albert Rivera de Ciudadanos, y Pablo Iglesias de Podemos. Y la periodista citó un par de ejemplos: “La cooperación, el clima… un montón de asuntos que seguro quieren que aparezcan, pero les invitamos a que lean los programas electorales, que es un ejercicio interesante de cara a las elecciones”.
Efectivamente, ya no se habló del “clima” en lo que quedaba del programa televisivo. El tema tampoco se trató dos días después en el debate entre nueve fuerzas políticas en TVE; sólo Iñigo Errejón, de Podemos, mencionó la necesidad de un cambio de modelo productivo hacia la energía renovable y una mayor eficiencia energética. Andrés Herzog de UPyD dejó caer el término “economía verde”.
El medio ambiente no ha sido ni mucho menos uno de los principales asuntos durante la campaña electoral para las elecciones generales, aunque todos los partidos, algunos más que otros, advierten en sus programas que la lucha contra el calentamiento global es el gran desafío de nuestro tiempo. “El cambio climático es el mayor problema al que se enfrenta la humanidad y que incluso puede poner en peligro la supervivencia del ser humano”, subraya Julio Barea, un portavoz de Greenpeace en España. “En los debates no se ha hablado de ecología. Se sugiere, pero no se entra a hablar de cuestiones como energía, cambio climático, biodiversidad…”, lamenta este activista. La organización ecologista ha hecho su propia “campaña” colgando carteles en las farolas de algunos lugares que muestran fotomontajes de los candidatos como si fueran menores y el lema Que el niño que fuiste no se avergüence del adulto que eres.
La culpa de que se haya hablado poco del “clima” en la campaña no la tienen sólo los políticos. En muchas tertulias y entrevistas con los candidatos los periodistas mostraban mucho más interés en los posibles pactos postelectorales que en conocer las recetas para salvar el planeta o, por lo menos, reducir la contaminación en las ciudades. En los telediarios los bloques informativos sobre los mítines para el 20-D convivían por separado con las noticias de la Cumbre del Clima en París, que se celebraba al mismo tiempo, y donde los gobiernos de todo el mundo intentaban consensuar una solución para evitar el desastre.
La COP21 despertó escaso interés entre los políticos españoles. La ministra de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente, Isabel García Tejerina, pasó sólo un día por la conferencia durante las arduas negociaciones, entre mítines en Salamanca y Murcia, y volvió para la presentación del acuerdo final. Le correspondió al secretario de Estado de Medio Ambiente, Pablo Saavedra, participar con sus colegas europeos en la elaboración del compromiso global que pretende frenar el cambio climático. Tatiana Nuño, otra portavoz de Greenpeace, declaraba a la agencia Efe que les «sorprendía mucho» la ausencia de la ministra: «Desearíamos que hubiera estado en París toda esta semana».
Para los ecologistas el balance final del gobierno de Mariano Rajoy en materia medioambiental es nefasto. Los recortes radicales de las subvenciones a las energías renovables, en favor de la reducción del déficit, han sido un golpe para un sector de futuro en el que España había llegado a la élite mundial. El decreto que penaliza fiscalmente el autoconsumo de energía desincentiva que los hogares instalen miniplacas solares o molinos de viento en sus casas. En una de las últimas decisiones, el Gobierno ha excluido del plan de ayudas a coches con energías alternativas, dotado con 16 millones de euros, a los motores de hidrógeno. Esto no quita que el programa electoral del Partido Popular apueste por los vehículos con motores de energía limpia.
Aunque en los actos de campaña los principales candidatos no reparan mucho en cuestiones medioambientales, los programas de los partidos están llenos de compromisos para lograr un futuro verde, aunque las diferencias entre unos y otros son considerables. El PP, por ejemplo, hace hincapié en que el avance en energía sostenible sea “compatible con precios adecuados y la sostenibilidad financiera del sector”. Ciudadanos destaca la economía circular para no gastar recursos naturales y quiere dar “un impulso al consumo y la producción sostenibles”. Ambas formaciones separan claramente el apartado del programa dedicado a sus políticas económicas de las que se centran en el medio ambiente.
El PSOE, por su parte, alega que “no puede concebirse una reducción de las emisiones de CO2 que no venga acompañada de creación de empleo, de eficiencia energética o de mejoras en la habitabilidad de las ciudades”. Podemos y UP-Izquierda Unida son los que claramente reconocen que la lucha contra el cambio climático pasa por un cambio de envergadura del modelo económico y que éste puede ofrecer oportunidades para el mercado laboral. El partido de Pablo Iglesias calcula que se pueden crear hasta 400.000 empleos en el sector de las energías verdes. La coalición de Alberto Garzón afirma que buena parte del millón de puestos de empleo públicos que promete crear en el primer año de gobierno, conforme su propuesta de Trabajo Garantizado, corresponderían a labores medioambientales. Podemos es el único de los cinco grandes partidos que aboga por cambiar la Constitución para convertir el medio ambiente limpio en un derecho de primera categoría, una reivindicación que demandan desde hace años organizaciones como Ecodes.
Greenpeace ha hecho una valoración de los programas políticos de los principales partidos. Podemos es el partido que sale mejor parado en esta comparativa, seguido de UP-Izquierda Unida. A más distancia, se encuentran prácticamente empatados PSOE y Ciudadanos. De los 14 puntos que analiza la ONG, el PP no aprueba en ninguno.
Los «errores del pasado»
Sea quien sea el próximo presidente, tendrá que lidiar con el poderoso lobby empresarial a la hora de diseñar planes para cambiar hacia una economía más sostenible. Y muchos empresarios no están dispuestos a someter los intereses económicos a consideraciones ecológicas. En una jornada sobre “Reindustrialización y crecimiento”, organizada por el diario El Economista y la consultora KPMG el pasado noviembre en Madrid, los directivos pasaban de puntillas por las exigencias de reducir las emisiones y el consumo de recursos naturales. «No quiero ser de nuevo el primero de la clase en medio ambiente porque así se pondría en riesgo este proceso de reindustrialización», afirmó el consejero delegado de la petrolera Cepsa, Pedro Miró. Su colega de Repsol, el expresidente del Partido Nacionalista Vasco Josu Jon Imaz, advirtió contra los “errores del pasado” en referencia a las subvenciones públicas para las renovables ya que “el consumidor español sigue pagando estos errores”.
En la jornada en el Hotel Palace también estuvieron Álvaro Nadal, director de la Oficina Económica de la Moncloa, y la ministra de Empleo, Fátima Báñez, además de los directivos de Renfe y Aena, y la patronal de la construcción, Seopan, entre otros. Tan sólo la presidenta en España de la multinacional alemana Siemens, Rosa García, habló del cambio climático y de las oportunidades que brinda la tecnología para aprovechar mejor los recursos e infraestructuras existentes y para crear trabajo en sectores no contaminantes como la sanidad.
En la agenda y los debates públicos, la preocupación por la economía y la lucha contra el cambio climático todavía suelen ir por separado, como si la generación de empleo y el cuidado del medio ambiente no estuvieran entrelazados. En la última legislatura, la cartera de Medio Ambiente compartía ministerio con Agricultura y Alimentación. Izquierda Unida propone recuperar el Ministerio de Medio Ambiente a secas, que fue creado por primera vez en la etapa de José María Aznar. Ante la necesidad de un cambio radical de modelo productivo quizás sería buena idea constituir un novedoso Ministerio de Economía y Ecología.