Economía | Opinión

EEUU acaba con la era de dinero barato… y saldrá caro

La Reserva Federal de EEUU ha anunciado un aumento leve de los tipos de interés.

Después de siete años, y tras casi uno retrasándolo por miedo a originar desequilibrios macroeconómicos, la Reserva Federal de EEUU (FED) se ha atrevido a aumentar levemente los tipos de interés. Se inicia así un nuevo escenario financiero, y no viene cargado de buenas noticias.

Terminan así muchos de los estímulos monetarios (no todos ni mucho menos) a los operadores financieros estadounidenses bajo la creencia de que la economía norteamericana está sana. No obstante, el empleo que se crea en EEUU es de muy baja calidad, con baja remuneración y muy volátil (reconocido por la propia gobernadora de la FED). Al mismo tiempo, la caída histórica del precio del petróleo, la reducidísima inflación, y el nivel todavía muy elevado de endeudamiento privado, ponen en entredicho la afirmación de que EEUU pueda prescindir de estímulos monetarios. No por casualidad la subida de tipos se ha retrasado sistemáticamente. Y si se ha llevado a cabo es porque se ha considerado que mantener los tipos intactos era incluso peor después de haber estado anunciándolo durante meses.

Que este nuevo escenario viene acompañado de malas noticias es un hecho. Ya conocemos tres fondos de inversión que han decretado un corralito porque se han quedado sin dinero para satisfacer la retirada masiva de bonos high yield o bonos «basura» de muchos de sus clientes que no se fían de que en este contexto las petroleras puedan hacer frente a sus compromisos de pago. Los medios no hablan de ello, pero esto recuerda mucho a 2007.

La economía mundial ha estado combatiendo la enorme crisis iniciada en 2007-2008 fundamentalmente gracias a la inyección sistemática de dinero barato en los mercados financieros. Esto ha evitado importantes quiebras financieras y probablemente el colapso del sistema financiero, pero al mismo tiempo ha supuesto dar una patada hacia adelante. En una economía enferma como la actual carente de inversiones productivas sanas el dinero barato acaba fundamentalmente en inversiones financieras de elevado riesgo, que no hacen sino generar nuevas burbujas financieras. Para mantenerlas y evitar que estallen, la afluencia de dinero barato es indispensable. Que ahora este escenario de dinero barato se acabe echa al traste muchos negocios basados en este contexto, como es el caso de los tres fondos de inversión quebrados.

El hecho de que este movimiento vaya a contracorriente de la Eurozona (que ha empezado hace poco a dar estímulos monetarios) sumado a los graves problemas de muchas economías emergentes (derivados en parte de este anunciado aumento de tipos de interés) no deja lugar a dudas: se avecinan curvas peligrosas en el ámbito financiero global.

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