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Habemus lemas electorales

Empieza el sprint final y es momento de aglutinar esos cuatro años de lucha en una idea fuerza sobre la que apoyarse para ganar impulso en el tirón de los últimos metros

Esta misma noche comienza la campaña electoral, que es tanto como decir que aún no estábamos en campaña. Díganle a un noruego en noviembre, que en diciembre empieza el frío. La pegada de carteles anuncia que empieza el final de la legislatura más movida que nuestra memoria recuerda. Cada debate de sábado noche en televisión, cada declaración ante un micrófono de radio, cada sobreactuación desde el escaño o a las puertas del Congreso tenían como objetivo introducir mensaje político, ganar centímetros argumentales en una carrera de fondo que ya acaba. Empieza el sprint final y es momento de aglutinar esos cuatro años de lucha por centímetros en eso que llaman idea fuerza, ese concepto que aglutina la esencia a transmitir y sobre el que apoyarse para ganar impulso en el tirón de los últimos metros. Habemus lemas electorales.

España en serio. Es el lema elegido por el PP. En el último momento dejaron atrás la idea de hacer del discurso de la recuperación y el milagro económico el lema central. Hubiese sido arriesgado basar el titular de la campaña en una realidad invisible para la mayoría, entre ellos, muchos de sus votantes. Ante la OPA hostil de Ciudadanos a la derecha clásica, la apuesta necesitaba ser más abstracta y conservadora. La España en serio, la de verdad, la de tú ya me entiendes sin que yo te lo explique. Déjense ustedes de nueva política, sean adultos. Seamos serios. No compren ustedes imitaciones. España en serio, España, coño.

Un futuro para la mayoría. En su lema electoral el PSOE hace de PSOE y enseña la patita para no enseñarla. ¿Quién es esa mayoría? Porque la mayoría, salvo novedades, no son todos. ¿Ese futuro del PSOE en el gobierno sería anteponiendo los intereses del famoso 99% ante el 1%? La historia y las perspectivas no hacen suponer esto. Esa mayoría más bien podría ser, interpretando al siempre difícilmente interpretable PSOE, la de quienes sobrevivieron a los años comprendidos entre la abdicación de Zapatero ante Merkel y hoy. Un futuro en el que intentaremos, sin tocar demasiado, que la mayoría sobreviva, podría ser el lema e incluir un asterisco: por supuesto no aseguramos nada.

Un país contigo es la apuesta de Podemos. Desde aquel potente “Cuánto hace que no votas con ilusión”, con el que dijeron hola mundo hasta hoy, las formas han cambiado mucho y con ellas, por supuesto, el lema con el que acuden a las urnas para las que nacieron. Un país contigo significa lo que desde Podemos nos explican que significa: vamos a construir un país contando contigo, no como ha pasado hasta ahora. El mensaje sería homologable a una campaña cualquiera del PSOE de las últimas décadas. Y no por casualidad. La OPA de Ciudadanos al PP es la misma OPA de Podemos al PSOE. Ganar por imitación o morir en el intento.

Con ilusión. Ciudadanos no sólo va a por los votantes del PP, también a por los del resto de formaciones, incluida Podemos, a la que le roba, al final de la carrera, aquella ilusión por el cambio que inauguró hace año y medio. Tanto ha cambiado la ilusión de bando que los nuevos propietarios la llevan por estandarte. La ventaja de la indefinición ideológica es que el campo de actuación es infinito, lo que facilita bastante la parte del marketing. Coca-Cola no se dirige al conservador ni al moderado ni al progresista, sino a todos a la vez. ¿Ilusión por qué? Por el cambio. ¿Qué cambio? Pues el cambio. ¿Pero en qué consiste? Cambiar es la chispa de la vida.

Unida Popular se presenta a la campaña, como le ha sucedido habitualmente a Izquierda Unida, con más ganas que perspectivas. Por un nuevo país es su lema. Nadie los puede acusar de falta de ambición o indefinición en un reintento del intento que nunca acaba de funcionar. El terreno no es fácil, fuera de los debates y con Podemos jugando el papel del voto útil que antes jugaba el PSOE, pero eso no es excusa si el objetivo es tan ambicioso como un nuevo país. Nada es fácil para una formación que alcanzó su momento de máxima sinceridad enviando a la prensa el vídeo de la crucifixión de los Monty Python tras el descalabro de 2008.

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