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La CUP y un pronóstico: la palabra
Nuestro socio Asier Tapia analiza el papel de las CUP en el proceso de formación de gobierno en Cataluña.
El papel de las CUP en la negociación para la conformación de un gobierno para la Generalitat catalana está siendo plenamente exitoso, cuando menos en lograr que el resto de partidos independentistas se pongan en evidencia.
Por un lado es incomprensible la (aparente) cerrazón de Junts Pel Si en lograr que Artur Más sea quien comande la presidencia una legislatura más cuando iba cuarto en las listas del citado partido, en lo que ha quedado evidenciado como una tomadura de pelo a los potenciales votantes de esa formación y a la sociedad catalana en general. La otra opción es la conspiración a espaldas del interesado por parte de los miembros de ERC y asimilados de que, ante la imposibilidad de ser nombrado, él acabe haciéndose a un lado, cuestión que supondría no conocer bien a un miembro ejemplar de la casta política catalana.
La posición de Más en cuanto a vender su remanente dignidad aderezada con cualquier competencia gubernamental, que no imbrique no ocupar el lugar más elevado en el promontorio, no merece más exposición de autopuesta en evidencia.
En lo que respecta a las negociaciones da la impresión de que los partidos independentistas siguen confiando en que la CUP se avenga a romper su límpida coherencia connatural a su ser y decaiga a los manejos de la politiquería clásica o a las presiones más zafias. Mi impresión es que desconocen frontalmente la existencia de grupos y personas dignas, coherentes y racionales hasta el final aun perteneciendo a la política.
El punto débil que le encuentro a la CUP en cuanto a la negociación no es el temor a que su coherencia lleve a perder electores en cuanto ellos no son un partido con vocación de gobierno o permanencia, sino que su verdadera preocupación por Catalunya y cómo pudiera perjudicar a ésta un adelanto electoral les haga ceder. Improbable en cualquier caso.