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Primeras consecuencias de la ‘Patriot Act’ francesa
Amnistía Internacional alerta de las consecuencias para las libertades sociales que puede tener las decisiones del Gobierno de París sobre el estado de emergencia
PARÍS / El miedo tras los atentados en París ha sepultado la longeva tradición de debate en Francia, un país que acaba de adelantar por la derecha a varias naciones en las que las libertades individuales sufrieron serias limitaciones recientemente. En marzo, tras el ataque contra Charlie Hebdo, el gobierno socialista ya sacó adelante la Loi de Renseignement, una norma que copia la famosa Patriot Act estadounidense y que tumba todas las puertas legales que regulan la labor de los servicios de inteligencia.
Siguiendo los pasos de George Bush tras los atentados del 11 de septiembre, el ejecutivo de François Hollande está preparando una batería de leyes y cambios constitucionales que podrían apuntalar el estado de emergencia decretado la noche de los atentados del 13 de noviembre, una medida excepcional con una duración legal de 12 días como máximo. Si los esfuerzos del Gobierno prosperan, Francia prolongará el estado de emergencia tres meses. Las consecuencias ya están surtiendo efecto: manifestaciones prohibidas en todo el territorio -con la Cumbre del Clima en París a la vuelta de la esquina-, registros domiciliarios sin autorización judicial y el fantasma del control de los medios de comunicación sobrevolando las principales redacciones del país.
“Comprendemos la legitimidad de la lucha antiterrorista, pero debe quedar en un cuadro temporal porque toca directamente al corazón del Estado de derecho” asegura Jeanne Sulzer. La responsable jurídica de Amnistía Internacional en Francia, explica a La Marea que el estado de emergencia “debe ser excepcional porque deroga varios derechos fundamentales” e invita a la sociedad a reflexionar sobre si la medida es correcta y necesaria.
Con las elecciones regionales de diciembre cerca y la extrema derecha escalando en las encuestas, la respuesta de François Hollande busca reforzar su imagen de tipo duro a la altura de las circunstancias. Ya en anteriores situaciones de crisis de popularidad el ejecutivo que lidera respondió con acciones bélicas que mejoraron la percepción que muchos franceses tienen de su presidente. Los ejemplos más recientes incluyen la guerra en Mali durante las manifestaciones contra el matrimonio homosexual y el envío del gigantesco portaviones Charles de Gaulle al Golfo Pérsico una semana después del ataque contra Charlie Hebdo que costó la vida a 12 personas. Tres días después de la masacre en París, Hollande ordenó bombardear la ciudad siria de Raqqa, capital del autoproclamado Estado Islámico.
Avanzar en materia de derechos es un camino árduo y difícil, pero deshacerlo no requiere demasiados esfuerzos. A pesar de las promesas, Obama solo fue capaz de promulgar la templada Freedom Act tras el escándalo de las escuchas masivas de la Agencia de Seguridad estadounidense desveladas por Wikileaks y llevadas a cabo al amparo de la Patrioct Act del ex presidente Bush. En España no hicieron falta atentados que amedrentasen la moral ciudadana para sacar adelante la Ley Mordaza, si bien esta norma mutila menos derechos que las leyes francesa y estadounidense aquí mencionadas. “Vamos a estar muy vigilantes para que el estado de emergencia no se convierta en norma”, subraya Sulzer.