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7-N: Contra las violencias machistas

Más de cien organizaciones feministas exigen a los partidos políticos que se tomen las agresiones patriarcales como una cuestión de Estado

MADRID // Llevan ocho meses preparando esta marcha, confiadas en que «la unión hace la fuerza» y finalmente, este sábado, 7 de noviembre, más de cien organizaciones feministas se reunen en una manifestación que partirá del Ministerio de Sanidad, Asuntos Sociales e Igualdad, en Madrid. El objetivo es colocar en la agenda mediática y política las violencias machistas, en plural y entendidas como «toda agresión ejercida contra las mujeres por el hecho de ser mujeres». «Aunque somos un movimiento muy diverso, la consigna es única, marchamos en contra de todas las agresiones patriarcales. Por eso el éxito sólo lo alcanzaremos si estamos juntas», explica Macu Gimeno, activista y una de las portavoces de la iniciativa.

Las organizadoras reconocen que la idea de articular una marcha sin siglas, convocada solamente por el Movimiento Feminista, es ambiciosa y no ha sido fácil por la «variedad de tendencias y niveles organizativos» de las plataformas. «Las feministas compartíamos un malestar general al ver que estábamos apoyando mucho a los movimientos sociales, pero luego nadie se acordaba de las mujeres cuando nos estaban agrediendo ni cuando nos estaban asesinando», prosigue Gimeno.

Las asociaciones han compartido sus propuestas para contribuir a la elaboración del manifiesto final. «En Barcelona tenemos la experiencia de cómo a partir de asesinatos concretos nacen movilizaciones que abarcan a mujeres diversas. A raíz de la muerte de una chica en Nou Barris montamos un grupo de trabajo para estudiar qué atención estaba dando la Administración en asuntos sociales, judicatura y prevención a las víctimas», relata la activista Dolores Pulido, que reseña la importancia de las sinergias feministas para poder incidir en la política.

A lo largo de estos meses de organización y coordinación, las impulsoras de la marcha han sido testigo del elevado número de víctimas de violencia de género. En verano, 17 mujeres fueron asesinadas por su pareja o expareja. Los agresores mataron también a ocho menores. Pero las responsables de la marcha repiten una y otra vez que estas muertes son sólo la «punta del iceberg». «Para llegar a esa situación tan horrorosa antes ha habido unas agresiones que cada día tenemos que soportar, desde el acoso sexual a la discriminación salarial. La educación es fundamental para combatirlas. Hay que enseñar en la infancia a relacionarse en igualdad», añade Gimeno.

«También genera violencia hacia las mujeres, por ejemplo, la reforma de la Ley del Aborto, que obliga a las menores de 16 y 17 años a solicitar permiso a sus padres a la hora de interrumpir el embarazo. Ellas pueden decidir ser madres, pero no pueden decidir no serlo», denuncia Alexandra Segura, doctora y activista. «En estos casos, las estadísticas plantean que cuando las leyes son restrictivas lo único que se consigue es que aumente la clandestinidad», incide. Fue precisamente la reforma de la Ley del Aborto planteada por el entonces ministro Alberto Ruiz-Gallardón, la que, a principios de 2014, movilizó a decenas de miles de personas en el Tren de la Libertad, una marcha multitudinaria que partió desde todos los rincones del Estado hasta Madrid.

Casi dos años después de aquel clamor, las asociaciones que se han adherido a la manifestación del 7-N protestan por la precaria atención que reciben las víctimas de violencia machista que no quieren presentar una denuncia contra su agresor. «No se cuenta con medios, ni con formación. Al final el médico se plantea la delicada situación de ser el denunciante para que la paciente sea incluida en medidas de prevención, a las que sólo puede acceder si inicia una queja. Esto hace que las que tienen miedo no acudan a los centros», cuenta Segura.

La fecha del encuentro, casi un mes y medio antes de que se celebren las elecciones generales del 20 de diciembre, no se eligió de forma aleatoria. Con ello pretenden marcar agenda y que sus reivindicaciones se incluyan en los programas políticos. En el manifiesto, las feministas exigen que las agresiones contra las mujeres sean un asunto de Estado. Para conseguirlo plantean una reforma de la Ley Integral contra la Violencia de Género, y que se condene todas las violencias machistas, no sólo la ejercida por la pareja o expareja. «Esta medida está recogida en el Convenio de Estambul, que ya está en vigor, y que fue ratificado por España. Por eso le pedimos al Gobierno que lo cumpla», concluye Noelia Landete, otra portavoz de la marcha.

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