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Cuándo devolverán los bancos el dinero del rescate, ahora que ya van teniendo beneficio, se pregunta el autor
La banca española roza los 10.000 millones de beneficio en lo que va de año. Este titular se podía leer este lunes en La Marea. En concreto Bankia ha ganado, hasta septiembre, 855 millones de euros. Santander, BBVA, Caixabank y Bankia han ganado ya 8.659 millones de euros, un 14% más que en las mismas fechas del año pasado. El Estado español otorgó a la banca un total de 61.495 millones de euros. Las arcas públicas, hasta mayo, sólo habían recuperado el 4,3% del famoso rescate bancario.
El año pasado, por estas fechas, en Holanda el banco ING devolvía al Estado holandés 13.500 millones de euros. Lo hacía con seis meses de adelanto sobre el calendario previsto y, además, abonando intereses (3.500 millones de euros). ¿Cuál es el calendario de devolución en España, cuáles son los intereses que nos deben reembolsar los bancos, cuál es la cantidad exacta? Son cuestiones difíciles de responder, para empezar porque el Estado no sólo ha otorgado ayudas directas, también ha avalado en nombre de los bancos y, además, ha concedido créditos especiales.
Parte del dinero recuperado por el Estado se debe no tanto a devoluciones del dinero prestado como a la venta de entidades primero rescatadas y luego nacionalizadas. Entre ellas Nova Caixa Galicia, que malvendió por 1.003 millones de euros, perdiendo más de 8.500 millones de euros en la operación. No se conoce ninguna dimisión de ningún político por tirar a la basura 8.500 millones de euros, míos y de usted, amable lector.
En estos años de inyección económica a los bancos hemos visto como éstos intentan lavarse la cara con campañas publicitarias y remozando sucursales. Bankia ha sido especialmente concienzuda en la renovación. ¿Con qué dinero ha actualizado Bankia su red de sucursales? ¿Con qué dinero costea las constantes campañas publicitarias? La respuesta se simple: con su dinero, querido lector. ¿Eran imprescindibles el remozado de sucursales y las campañas publicitarias? ¿No se podía operar con las instalaciones que tenía Bankia hace tan solo un par de años? Sonará demagógico, pero se me antoja intolerable destinar un sólo euro a una campaña publicitaria o a unas obras de renovación de oficinas bancarias, mientras haya personas dependientes que no cobren su ayuda, niños en riesgo de pobreza y familias desahuciadas.
También me parecen intolerables las millonarias retribuciones de los banqueros. Los directivos de bancos que han recibido ayudas públicas tienen su sueldo limitado por ley. ¿El límite? Medio millón de euros al año. Es lo que gana José Ignacio Goirigolzarri, presidente de Bankia. Ciertamente un salario modesto, si lo comparamos con lo que ganan banqueros. Goirigolzarri además hizo el gesto de invertir en acciones de Bankia el equivalente a un sueldo anual. El presidente de Bankia se puede permitir esos gestos porque al salir del BBVA, en 2009, logró una pensión de más de 50 millones de euros. En lugar de invertir ese medio millón de euros en acciones, habría sido mejor que se lo hubiera transferido al Estado, su acreedor.
Así, se da el caso de que si estos empresarios pueden seguir con su actividad, si su empresa –el banco– no ha quebrado (como han quebrado miles de pequeñas y medianas empresas desde el comienzo de la crisis) es porque el Estado nos ha recortado a usted y a mí en Sanidad, Educación, Dependencia, Infraestructuras, etcétera, para darle ese dinero a los bancos. Un dinero, nuestro dinero, que los bancos siguen sin devolver. Un dinero con el que especulan, operan, negocian y obtienen intereses para retribuir millonariamente a sus directivos y montar campañas publicitarias para contarnos lo buenos que son.
Estamos acostumbrados a la publicidad omnipresente de los bancos, como también lo estamos a la de las compañías energéticas, curiosamente dos sectores que, por vías directas o indirectas, chupan con codicia de las ubres del Estado, de los contribuyentes, de usted y de mí. Cabe preguntarse si ese bombardeo constante con anuncios, patrocinios, becas y concursos, más que a un deseo de dar a conocer productos bancarios, no se deberá a un ansia permanente por lavarse la cara. Por ocultar su verdadera naturaleza, para intentar que olvidemos su verdadera naturaleza.