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Iker Urbina (Amaiur): “Ni PP, ni PSOE, ni Ciudadanos, ni Podemos tienen capacidad para cambiar nada estructural”
Iker Urbina, ha sido uno de los siete diputados que la izquierda abertzale ha tenido en el Congreso de los Diputados en la legislatura que se ha acabado con el pleno del pasado miércoles.
Amaiur es apenas un diminuto punto en el mapa de Navarra, rodeado de montañas donde es fácil perderse. Pero en lo alto del pueblo se esconde gran parte de la historia vasca, del vasquismo que soldó parte de las cadenas que cuelgan del escudo de aquella Navarra que hace más de 500 años libró una cruenta batalla contra Castilla. Quizá ese sea el motivo de adopción de un nombre simbólico, la Tierra Madre, para un grupo con siete escaños que tuvo que asentarse en el Grupo Mixto del Congreso por decisión del PP, mientras que UPyD, con cinco asientos, pudo formar grupo propio. Más allá de las disputas legales, Iker Urbina, su portavoz en la Comisión de Justicia, es un tipo afable de 38 años, con gran capacidad analítica sobre temas que poco o nada tienen que ver con Euskadi. Mucho ha cambiado la izquierda abertzale.
¿Cómo ha tratado el Congreso a los siete diputados de Amaiur?
La receptibilidad ha estado en función de nuestras iniciativas. No es lo mismo un tema sobre presos que otro sobre el TTIP, por ejemplo. En general, el trato ha sido correcto, si exceptuamos al Grupo Popular, porque políticamente estamos en las antípodas, y el PSOE, que aún estando de acuerdo en algunas iniciativas, han evitado salir en la foto con Amaiur. Un ejemplo fue la Ley Mordaza. Con el resto, la relación ha sido fluida.
Cuatro años de mayoría absoluta por el PP habrán resultado difíciles para un grupo como Amaiur, señalado como el brazo político de ETA…
Ha sido una legislatura donde el PP ha aplicado el “rodillo” en las formas y en el fondo de sus decisiones. Hemos vivido cuatro años donde el partido en el Gobierno ha rehuido los acuerdos parlamentarios. El PP ha gobernado por decreto y por mayoría, tanto en el pleno como en las comisiones. Es excepcional. Si tengo que definir lo que ha sido esta legislatura diría que han sido cuatro años perdidos, donde se ha profundizado en el déficit democrático. Y no sólo en el ámbito económico, donde han aplicado políticas de recortes que han favorecido a banqueros y grandes fortunas aún más ricas con la corrupción, sino también en derechos civiles y políticos. Ahí está la Ley Mordaza, amnistía fiscal, la entrada en vigor de la cadena perpetua, la ley de enjuiciamiento criminal y civil. En fin. Medidas destinadas a silenciar cualquier protesta social contra los recortes que se han producido. El resultado es que la desigualdad en España es mucho mayor ahora que hace cuatro años.
Pero esta política parece haber desgastado al PP en territorios como Cataluña, Euskadi y Andalucía…
Es que todo responde a una estrategia para centralizar el Estado. Cualquier mínimo ámbito de decisión por pequeño que fuera, en un concejo, en un ayuntamiento, en un barrio o un convenio, ha sido cuestionado para reducirlo a cenizas. Lo preocupante es que cuenta con el apoyo del PSOE.
¿Se está luchando de verdad contra la corrupción?
No, porque es algo estructural. El Estado ha utilizado la corrupción para mantener intacto el modelo heredado del franquismo que pasa, en primer lugar, por la unidad de España.
¿Cree que con esos elementos tan arraigados que describe puede encararse una segunda Transición con garantías?
No tengo ninguna de que si no logramos activar la protesta social, que ahora ha vuelto a apaciguarse, tomando la iniciativa a favor de la ruptura con el régimen del 78, el poder político actual hará un maquillaje para seguir gobernando. No es descartable una ley de punto final con la corrupción similar a la que se hizo con la dictadura de Franco.
Entonces, ¿no depende del partido que gane las elecciones generales de diciembre?
Nos hacen creer que la regeneración llegará con un cambio de partido en el poder pero es algo más profundo porque lo que aquí hay creado supera el ámbito político. Hablo de poderes fácticos que ni PP, ni PSOE, ni Ciudadanos ni, lamentablemente a día de hoy, Podemos, tienen capacidad para cambiar nada estructural.
¿Cuál es su opinión de Podemos?
Es una incógnita entre sus ideas originales y la concreción de esas ideas, según ha ido desvelándolas. En algunas cuestiones importantes tiene planteamientos parecidos al PSOE. Es preocupante que de todo lo que dijeron al principio sobre una ruptura democrática, etc, y que tanta expectativa creó, queda muy poco a día de hoy. Ni siquiera tienen claro cuál es su política territorial.
Por lo tanto, ¿descarta la creación de una alternativa con Podemos en Euskadi?
No sólo en Euskal Herria. La creación de una alternativa de izquierda potente en todo el Estado que aborde las necesidades de un cambio está desapareciendo. La respuesta de Podemos a este frente amplio ha sido decepcionante a pesar de que gran parte de sus bases lo ve con buenos ojos. IU creo que, poco a poco, ha vuelto a recuperar el terreno perdido por la explosión inicial de Podemos. Sin embargo, mi impresión es que todo el clamor de protesta que brotó tras el 15M está hoy debilitado porque se ha disgregado en distintos grupos.
En su opinión, ¿cuál es el error?
En su indefinición política premeditada. Así lo han querido probablemente con el objetivo de abarcar el mayor espacio electoral posible, incluso aquel que corresponde a Ciudadanos. No creo que Podemos, ni Ciudadanos, lleguen a convertirse en alternativa al bipartidismo. Como mucho podrán participar en la alternancia política, que es algo muy distinto.
Rajoy anunció hace unos días que no descarta suspender la autonomía en Cataluña si las cosas siguen como están.
Resultan incomprensibles estas declaraciones porque cada vez que Rajoy abre la boca surge un independentista más en Cataluña. Como decía antes, esto demuestra el bajo nivel de la calidad democrática que hay en el PP, aunque creo que es una cuestión de Estado que comenzó con el famoso “cepillado” del Estatut que dijo Alfonso Guerra. No hay respeto a la ciudadanía.
¿Considera que en España existe animadversión a las consultas, a hacer un referéndum?
La respuesta es fácil. ¿Para qué van a preguntar a la ciudadanía si existen otras maneras de imponer su modelo? En lo territorial estamos en una nación única, indivisible e inquebrantable. Y en lo económico es igual. ¿Por qué hacer preguntas que pongan en riesgo lo que yo quiero? Es una vieja herencia.
¿Por qué sigue siendo un tema tabú en España cuestionar el modelo territorial vigente?
En mi opinión, la unidad de España, el modelo vigente, se percibe como algo sagrado, desde el PP a la izquierda más izquierda del Estado, es decir, IU y también Podemos, quienes han llegado a calificar el proceso catalán como algo burgués. Y se puede observar en sus propuestas federalistas, que parten de la base de nacionalidad española.
Ustedes tienen siete escaños en el Congreso pero no grupo propio, cuando UPyD o el PNV con cinco, si lo tienen, ¿cuál es el motivo?
Por una decisión política del PP que utilizó una trampa jurídica para minimizar la voz y el poder de la izquierda abertzale. Hubo formaciones que ofrecieron apoyo para que tuviéramos grupo propio, y los agradecemos, pero decidimos seguir adelante solos para poner al PP frente al espejo.
La CUP no se presentará a las próximas elecciones por principios pero Amaiur o EH Bildu sí lo harán. ¿Qué supone para la izquierda abertzale tener representantes en un Congreso español?
Para nosotros es un altavoz más donde exigir soberanía y respeto para Euskal Herria. Además, somos los que hablamos de manera más clara y firme tanto de la resolución del conflicto como del modelo de Estado que quieren muchos vascos. Uno de nuestros objetivos es trabajar junto a formaciones de otras naciones del Estado por ese nuevo modelo.
El fin de ETA está paralizado desde hace cuatro años. ¿No ha cundido la frustración?
No hubo una sola persona, a excepción de los reductos ultras recalcitrantes, que no recibiera la noticia del fin de la lucha armada con alegría y con expectativas. Hasta ese momento, el discurso general era de que sin violencia todo era posible. Tras la declaración del 20 de octubre de 2011, lo único que quedaba era facilitar, en la medida de lo posible, un proceso político integral. Me refiero a hablar de los presos, de las víctimas y del desarme ordenado. Esto hubiese sucedido en cualquier parte del mundo pero nos hemos encontrado con un PP que ha dado un portazo a la paz mientras ha seguido ejerciendo la violencia estructural ya sea socavando la opinión mayoritaria de la ciudadanía vasca en este tema o ya sea con detenciones, dispersión de presos, con juicios o con peticiones de ilegalización de colectivos abertzales.
¿Cuál es el papel del PNV en esta historia?
Ni el PNV ni el PSOE se han enfrentado con claridad a esta actitud del PP.
¿Qué podría surgir después de ETA?
ETA ha mostrado en reiteradas ocasiones su disposición absoluta a llegar al final. La izquierda abertzale también ha dado pasos muy importantes y sólo hace falta echar la vista atrás, a hace cinco años, para poder comprobarlo. Por eso, la posición del PNV es clave que prioriza intereses políticos propios porque la solución de este conflicto supondría abordar las cuestiones que crearon el verdadero problema.
¿Tan importante es el PNV?
El PNV siempre ha estado detrás de las decisiones fundamentales que se han tomado. Es la llave. Si por algo se ha caracterizado ese partido a lo largo de su historia es por su cálculo político. Hoy prioriza el poder institucional porque, a diferencia de la burguesía catalana, la vasca está enfocada a hacer equilibrios con el Estado.
¿Arantza Quiroga es una víctima de encontrar vías de aproximación para el fin de ETA?
Es un ejemplo de cuál es la posición del PP. De nuevo han sido las expectativas, en este caso las que generó su ponencia en la sociedad vasca para avanzar en ese terreno, las que forzaron a la dirección de su partido a cortarlas de cuajo.
¿Cuál es el objetivo?
La victoria manu militari.
Pero es difícil avanzar. Hay muchas heridas aún abiertas.
Pero ese es el único camino. Hay que tratar de ir sanando las heridas, algunas no lo harán nunca, pero sólo queda recorrer ese camino de manera conjunta.
¿Espera que Arnaldo Otegi sea el próximo candidato a lehendakari de EH Bildu?
Otegi representa gran parte de la voluntad política vasca. Es un referente indiscutible para la izquierda abertzale y también para mucha gente que no es de la izquierda abertzale.