OTRAS NOTICIAS | Sociedad
Ronald McDonald ya no sonríe
Un estudio sobre la multinacional de comida rápida concluye que la red está ante sus "últimos días". Por primera vez desde 1970 se reducirá el número de restaurantes.
McDonald’s vive días aciagos. Esa es la principal y sorprendente conclusión de un estudio realizado por el analista japonés Mark Kalinowski sobre la situación que vive la multinacional de comida rápida más famosa del planeta, de la que afirma que se encuentra en una situación de «profunda depresión» e, incluso, que está ante sus «últimos días».
El estudio, que ha recogido la edición online del diario británico The Independent, se centra en la situación de las franquicias en Estados Unidos, para lo cual ha encuestado a los gerentes de 229 restaurantes. Muchos de ellos señalan directamente a Steve Easterbrook, director de la compañía desde el pasado mes de marzo, como responsable directo de la mala gestión. «El nuevo CEO está sembrando las semillas de nuestra desaparición», ha declarado uno de los franquiciados.
Entre los principales errores que, según los encargados de los restaurantes, ha cometido Easterbrook, está la introducción de desayunos durante todo el día en EE UU, la instalación de máquinas para pedidos electrónicos, la inclusión de más productos en el menú y la nueva opción ‘create your taste’, con la que los clientes pueden personalizar su hamburguesa eligiendo entre más de 30 ingredientes. Todo ello se está convirtiendo, según los gerentes, en un auténtico quebradero de cabeza para las franquicias.
Tiempos difíciles
El estudio de Kalinowski no es la única mala noticia para la todopoderosa multinacional. Y es que esta semana también se ha hecho público que, por primera vez desde 1970, McDonald’s tiene previsto reducir el número de restaurantes en Estados Unidos. Durante los últimos siete trimestres, la venta de hamburguesas de McDonald’s ha sufrido un constante descenso, lo que los expertos achacan al final de la crisis: la escasez de dinero parecía ser la motivación principal de los consumidores para acudir a McDonald’s, lo que, unido a la creciente preocupación de los estadounidenses por la calidad de lo que comen, ha hecho caer sus ventas.
Respecto a esa calidad, muchos recuerdan aún el desencuentro de 2013 entre McDonald’s y el chef británico Jamie Oliver, que en su programa televisivo aseguró que la multinacional rocía las partes de la carne no aptas para el consumo con un agente antimicrobiano, el hidróxido de amonio, para poder usarlas como materia prima en la preparación de sus hamburguesas. Muchos medios se hicieron eco de ello asegurando, como Oliver, que el agente era comparable al amoniaco y, por tanto, perjudicial para el consumo humano. La realidad era bien distinta, ya que el hidróxido de amonio se utiliza habitualmente en la industria alimentaria desde hace varias décadas para hacer accesible esa carne y está regulado por la FAO. Sin embargo, y para curarse en salud, la marca decidió modificar su receta y dejar de utilizarlo. Más difícil fue rebatir otro hecho denunciado por un ciudadano estadounidense, que en abril del mismo 2013 demostró que una hamburguesa de McDonald’s se conserva en perfecto estado, sin hongos, moho ni olor, durante 14 largos años.
Actualizado el miércoles 21 de octubre a las 11.30 h.