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El clasismo de la candidata de Ciudadanos Marta Rivera de la Cruz
Marta Rivera De La Cruz, candidata de Ciudadanos al Congreso, critica al alcalde de Ferrol por vestir de forma indecorosa
MADRID// Hace años tuve que viajar a Brighton a visitar a una amiga que allí estaba estudiando. Cogí un vuelo de Ryanair y desde al aeropuerto de Stansted un tren hacia la bella ciudad mod retratada en Quadrophenia. Cuando me subí al tren con prisa porque llegaba tarde, me acerqué a un hombre que leía el periódico y vestía como un lord inglés, chaqueta de tweed, botines y paraguas. Antes de llegar a emitir sonido alguno, ni siquiera gutural, me miró con desprecio por encima del diario y me dijo: «Esto es primera clase, lo tuyo está atrás».
No supe reaccionar. No dije nada y me dirigí en silencio al vagón de turista. No hablé, por lo que rechacé que fuera un racista que sabe que los españoles andamos tiesos, así que su deducción sobre mi capacidad adquisitiva se debía a mi aspecto. No le pareció que mi abrigo, la gorra, los vaqueros raídos y las botas de batalla que llevo cuando viajo pudieran arropar a alguien que compartiera espacio con su elegancia inglesa. Descubrí en mi primera hora en Londres el clasismo británico. El que te discrimina por el vestir.
Marta Rivera De La Cruz ha sido elegida por Albert Rivera para ir en las listas de Ciudadanos al Congreso. La escritora y periodista tiene aspiraciones de ser la responsable de cultura de la derecha remozada. Estos días se ha despachado en una columna en El Progreso sobre el aspecto físico de Jorge Suárez, alcalde de Ferrol. La señora Rivera De La Cruz ha dejado en muchas ocasiones muestras de su soberbia y desprecio a los que ella considera inferiores intelectuales, pero su columna sobre el vestir del nuevo ocupante del Consistorio recoge todos los clichés clasistas de quien se considera mejor que el ajeno, de quien cree que las apariencias y la forma son imprescindibles, de quien se siente escandalizada porque los desarrapados ocupen los puestos dedicados a la élite. A su élite.
La escritora explicaba en su artículo que se había colado en la recepción un indigente por el aspecto indecoroso que a su juicio llevaba el alcalde. El máximo mandatario del Ayuntamiento se había presentado con “pintas innobles”, y Rivera se mostraba indignada por que fuera “de homeless” al evento. Señor alcalde, vístase como es debido, que a la candidata de Ciudadanos le molesta su aspecto en el vestir. Que, como bien le recuerda, usted visita “Lucus Augusti y no un suburbio de Calcuta”.
Pero una frase sobresale por sus implicaciones. Por lo que significa. Por lo que trasluce. Dice el fichaje de Albert Rivera sobre el alcalde de las mareas: “Comprendo que todo esto le viene ancho, que no están preparados, ni saben, ni les han enseñado”. Esa frase representa todo lo que Ciudadanos quiere ocultar con su marketing político. Marta Rivera deja en evidencia que cree que el aspecto físico de una determinada clase social va acompañado de malos modos, de una educación insuficiente, de una incapacidad por su procedencia familiar, que no le ha enseñado bien. Que hay ambientes reservados para una clase social. Como la de esta periodista, que proviene del franquismo, con abuelo concejal franquista y padre periodista del régimen. La que fue de la aristocracia, la de las familias bien, y ahora está encapsulada y camuflada en su derecha esnob de Ciudadanos. Hizo bien la candidata elegida por Albert Rivera en aludir a Calcuta. Donde existe una sociedad de castas. Allí sí que sabe cada uno el lugar que tiene determinado en la sociedad por su clase.