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La extrema derecha desfila un año más por Barcelona
Pese a que los organizadores dan a la marcha un cierto barniz de centro político, lo cierto es que las imágenes de vírgenes, los símbolos militares, taurinos y las cruces dan al traste con la pretensión
BARCELONA // “El otro día fui a comprar una bandera catalana y, cuando la pedí, el de la tienda me trajo una estelada. Yo le dije que no la quería, que le había pedido una bandera catalana. ‘¿Y esto qué es entonces?’, respondió el encargado. ‘¿Eso? ¡Una bandera cubana!’”. La anécdota la cuenta una señora de avanzada edad en el Paseo de Gracia, en pleno centro de Barcelona, a sus dos amigas, que rompen a reír. Las carcajadas quedan pronto disueltas entre gritos de “España, unida, jamás será vencida” y “Manos arriba, que vienen los Pujol”. Es 12 de octubre, día de la Hispanidad, y por el centro de la capital catalana avanzan miles de personas de todas las edades en un mar de rojigualdas.
Pese a que los organizadores dan a la marcha un cierto barniz de centro político, lo cierto es que las imágenes de vírgenes, los símbolos militares, taurinos, las cruces y lemas en camisetas como “Los españoles primero”, dan al traste con la pretensión. Pancartas de grupos de ultraderecha como Vox, Plataforma per Catalunya o Falange se reparten por toda la manifestación. Se ven también banderas de las Baleares y del País Valenciano. El ambiente es festivo. “Esta noche en casa tenemos que poner La Sexta, ¿eh?”, bromea un joven con su madre. De pronto, un grupo de personas de estética legionaria forma y comienza a desfilar por el paseo a ritmo rápido, acompañados por el sonido de tambores y trompetas, que entonan marchas militares. La marcha se abre para dejarlos pasar y aplaude a su paso.
Finalmente, la manifestación llega a la plaza de Cataluña, donde los organizadores agradecen la asistencia a los catalanes presentes pero también a aquellos llegados de otras partes del país. “Cuando otros convocan manifestaciones disfrutan de grandes cuantías económicas gracias a la Generalitat”, denuncia el presentador del acto, entre aplausos y vítores. “No se ve a TV3”, gritan en la plaza. El primero en tomar la palabra es Clemente Polo, de Regeneración Democrática, quien realiza una defensa de la Constitución como factor clave para la paz. Polo apunta a varias “amenazas”, entre ellas el surgimiento de Podemos, lo que levanta una ola de abucheos y silbidos. “Calma, calma, que se nos acaba el tiempo”, pide. La otra gran amenaza es, continúa, el plan de Artur Mas y Oriol Junqueras -lo pronuncia con el sonido jota-. “¡Que los metan preso!”, grita un asistente.
Por su parte, Francisco Caja, de Conciencia Cívica Catalana, alerta contra el “golpe de estado” que están perpetrando, a su juicio, los independentistas, basado en el “odio” y que tiene como objetivo “la destrucción de una obra milenaria, España”. “España la hizo el amor, un amor de inspiración cristiana”, ha profundizado, tras lo que ha llamado a defender la unidad del Estado y ha añadido que la Constitución contempla incluso hacerlo mediante las armas. Después de algunos discursos más, todos en una línea política similar, suena el himno de España. Unos pocos levantan el brazo al estilo fascista. Otros simplemente escuchan u ondean sus banderas. Después de varios vivas a España, la multitud comienza a irse.