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“Tras leer sobre feminismo entendí que el machismo era un problema cultural”

Entrevista con Miguel Lorente, médico y profesor universitario que ocupó el cargo de delegado del Gobierno para la violencia de género de 2008 a 2011

[Entrevista incluida en el dossier ‘Del machismo se sale’, publicado en el número de octubre de nuestra revista, que puedes comprar en quioscos y aquí]

Hablar del machismo de los demás siempre es fácil, pero hacer una introspección en uno mismo es un ejercicio más complejo. Nadie quiere reconocerse como machista y, sin embargo, todos lo somos en mayor o menor medida. Más allá de sentirnos atacados por este hecho, debemos ponernos en contexto: todos hemos crecido en una estructura patriarcal que nos ha hecho normalizar el machismo.

Como cualquier cambio que se quiera tornar social debe empezar por una reflexión sincera sobre nosotros mismos, hemos preguntado a Ignacio Escolar (director de eldiario.es), Nacho Vigalondo (director de cine), El Nega (miembro de Los Chikos del Maíz) y Miguel Llorente (médico y profesor, experto en violencia de género), invitándoles a la autocrítica, a pesar de su declarado posicionamiento a favor del feminismo. Tras publicar la entrevista con El Nega, Nacho Escolar y Vigalondo, ahora le toca a Miguel Lorente.

Es difícil, por la educación que recibimos de una sociedad patriarcal, darse uno cuenta del propio machismo. ¿En qué momento fue consciente del mismo?¿Cómo ha sido su evolución feminista?

Prácticamente desde la inconsciencia. De los hombres se espera un determinado comportamiento que te hace sentir incómodo cuando te enfrentas con ciertas situaciones. Es difícil darse cuenta de que estas dudas están relacionadas con la identidad masculina o el machismo. Para un chaval que se siente inseguro en circunstancias así es muy difícil abstraerse y pensar que es debido a una imposición de la cultura patriarcal, porque no tenemos ese nivel de conciencia crítica.

La valoración en mi caso ha sido a posteriori. Yo era un chico normal pero con ciertos privilegios. Era el hijo del médico de un pueblo pequeño, sacaba buenas notas y físicamente no estaba mal y cuando te gustaba alguna chica los amigos te decían «lo que tienes que hacer con ella es tal o cual”. Pero no me sentía cómodo, me parecían cosas desconsideradas y agresivas. Así que no las hacía.

Después, como médico forense, traté a muchas mujeres maltratadas que repetían: “Mi marido me pega lo normal pero hoy se ha pasado”. Entendí que aquello no era normal. Empecé a leer sobre feminismo y me fui dando cuenta de que lo que yo situaba en un contexto muy reducido (en relaciones hombre-mujer) no se quedaba ahí, sino que el problema era cultural.

Escribe sobre machismo en medios de comunicación y en su propia web. ¿Cómo son las respuestas que recibe? ¿Nota diferencias entre el trato que le dan a usted y el que reciben mujeres que escriben sobre el mismo tema?

Buah! [Ríe] Bueno, hay respuestas maravillosas de la mayoría de mujeres y también de hombres que están a favor de la igualdad. Pero también las hay bestiales: insultos, amenazas, mentiras, manipulación… es muy típico del postmachismo. Cuando no puede enfrentarse a un debate serio, desprestigia las fuentes o manipula la realidad. Y sí, son mucho más insultantes hacia las mujeres.

¿De qué actitud o micromachismo nota que le cuesta más desprenderse?

Creo que eso se verá más desde fuera que desde dentro. Yo siempre he intentado renunciar a mis privilegios. Una vez, una asociación de mujeres me dio un reconocimiento e hice una reflexión: no había sabido ser un hombre. Había tenido todas las condiciones para haber vivido muy cómodamente, pero más que no saber, lo cierto es que no he querido. Soy muy crítico con el poder porque éste tiende al abuso, y creo que renunciar a privilegios te sitúa en una posición mucho más igualitaria.

Ya sabía yo que le iba a costar encontrar algo a alguien como usted, que escribe sobre el tema constantemente…

Tampoco me quiero poner de ejemplo. Estoy seguro de que tengo algo. A ver, por ejemplo, la posición a veces de no entender los tiempos o el agobio de tu compañera sobre lo doméstico. Aunque intento empatizar, me cuesta a veces.

El feminismo pide a los hombres que tomen partido cuando presencian injusticias o actitudes machistas en su entorno cercano, haciendo hincapié en la importancia de no permanecer equidistante ante estas situaciones. ¿Manifiesta de alguna forma su desacuerdo cuando se le presentan situaciones así, o se mantiene en silencio?

Prefiero que cuando algo así pasa, dejarlo y hablar con la persona después. Si no somos estrategas en estas situaciones que están normalizadas puede producir rechazo. De mí, de todas formas se cuidan mucho [risas]. Siempre dicen: «Cuidado con lo que dices que está Miguel». ¡Creo que soy de los pocos a los que sus amigos no les mandan whatsapps con mujeres desnudas!

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