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Cataluña llamó y no había nadie al otro lado
"O ponemos al teléfono a alguien con dos dedos de frente, o vayamos olvidándonos de que esto tenga una solución medio decente", asegura el autor
Si se negó durante tanto tiempo la posibilidad de saber, negro sobre blanco mediante referéndum, cuál era la posición de los ciudadanos de Cataluña sobre su relación con España, por algo era. Después del 27S hay un mensaje en el contestador telefónico de Madrid porque al teléfono no había nadie: hay una Cataluña dividida en dos y si esto no se quiere entender desde ya, la próxima vez quizá sea tarde.
Nadie debió pulsar play para escuchar o si lo pulsaron dio igual, porque tras el mensaje, la nueva etapa se inaugura con más de lo mismo: lo que está pasando no está pasando y si estuviera pasando sería ilegal. O ponemos al teléfono a alguien con dos dedos de frente, o vayamos olvidándonos de que esto tenga una solución medio decente.
Catalunya sí que es pot (CSQEP) fracasó en las urnas. La confluencia Podemos-ICV-EUiA-Equo que se presentaba como alternativa social al debate de banderas, cogió el testigo de los 13 escaños de Joan Herrera y lo dejó en 11. El por qué del pésimo resultado no tiene tanto que ver con el candidato elegido o con la sobreactuación con miras nacionales del candidato real Pablo Iglesias, que también. El por qué del descalabro lo explica la propuesta: la de CSQEP era una propuesta lógica y decente, y cuando hay pelea entre banderas y la lógica se mete en medio, suele irse a casa golpeada por los palos que las sujetan. A los partidos de la coalición les honra no haberse movido de la posición de decencia a pesar de saber que mantenerse en ella suponía inevitablemente ser arrollado.
El golpe de CSQEP lo sufren especialmente Podemos y Pablo Iglesias. La foto fija del frontman coleta morada saliendo derrotado de Cataluña no crea las mejores perspectivas de cara diciembre. Más teniendo en cuenta la importancia que en las generales tienen las dos joyas de la corona en las que Podemos sufrió los mayores golpes: Andalucía y Cataluña.
Después de horas y horas de estudio y estrategia electoral por parte de los profesores, Podemos parece estar condenado a depender de algo tan volátil y poco controlable por la estrategia electoral como la generación de ilusión, que ahora está en caída libre. En la nueva política de a cuatro, en cualquier cita electoral, si en el ambiente está que Podemos es perseguidor, probablemente acabe ganando la carrera. Si se percibe que Podemos es sólo un tercero que conseguirá la llave para otro, se quedará sin puesto en el podio y sin llave.
Albert Rivera arranca la carrera de las generales saliendo por la puerta grande: mientras Cataluña iba a romper España, un joven catalán se convierte en salvador y azote de separatistas. Resucita Pemán y no escribe un relato tan redondo por exagerado. Cada acto de C’s por cualquier rincón de España, incluida la fiesta por los resultados en Cataluña, recuerda a la inauguración de una franquicia de McDonald’s a la que acude el presidente de la compañía a fotografiarse con los compradores. Una anécdota la noche del 27S ilustra a la perfección el fenómeno Ciudadanos. Mientras Albert Rivera tomaba la palabra para explicar que el éxito había consistido en hablarle a los catalanes de políticas concretas y no de cuentos nacionalistas, los allí presentes empezaron a corear «yo soy español español español».
En mitad de la fractura creada en Cataluña por los llamados partidos con responsabilidad de gobierno, la CUP, un partido radical según la prensa española pone sobre la mesa la responsabilidad que no han aportado ni Convergencia ni PP. Sin mayoría en votos no contemplamos la declaración unilateral de independencia y el hombre que ha ejecutado en Cataluña las políticas de recortes no nos sirve. Cuando Artur Mas emprendió el viaje de huida de sí mismo hace unos años se encontró con ERC de frente y decidió agarrarle la mano. La carrera siguió y cuando las carreras de huida no tienen sentido porque huyen de uno mismo, pasa que un personaje que representa al establishment catalán acaba cogido de la mano y poniendo su futuro en manos de las CUP. Para quien no acabe de entender la situación cómica en la que se ha colocado Mas, una analogía española: imaginen a Rajoy poniendo su continuidad en manos de Sánchez Gordillo y háganse una idea de cómo duerme el presidente catalán en funciones por las noches desde el pasado domingo.