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La confluencia se estanca en las elecciones catalanas
La candidatura Catalunya Sí que es Pot que aglutinaba a Podemos e Izquierda Unida no logra sus objetivos y se queda como cuarta fuerza política empatada a diputados con el PP
BARCELONA // Algo ha fallado en la medida estrategia política de Podemos y Pablo Iglesias: el voto. Los comicios de este fin de semana en Cataluña han sido un duro varapalo para la formación magenta y para aquellos que defienden la confluencia como única vía para conseguir el poder. Los militantes vivieron el resultado como una auténtica debacle. No había sonrisas, ni brindis. “Es un desastre”, proclamaban los pocos que se acercaron para seguir la noche electoral en Fabra i Coats.
Con el 99,67% de los votos escrutados, Catalunya Sí que es Pot conseguía un total de 364.823 votos, lo que representaba un apoyo del 8,93% del electorado que acudió a las urnas. Un resultado más que pobre teniendo en cuenta que en los anteriores comicios de 2012, cuando Podemos era sólo una probeta de laboratorio universitario, Izquierda Unida e Iniciativa obtuvieron el apoyo de 359.705 catalanes, un 9,90% del total del electorado y 13 diputados, dos más de los que tendrán ahora coaligados con Podem.
Es difícil interpretar estos datos en términos de elecciones generales. Algunos dirigentes de Catalunya Sí que es Pot confesaban en privado que la polarización de los comicios en dos bloques (soberanistas y unionistas) les había perjudicado. Una teoría válida si no fuese porque otros partidos como el PSC, quien tampoco entró en esa batalla, pudieron minimizar su caída.
Los militantes más críticos mostraban la noche electoral su descontento con la estrategia de Pablo Iglesias. “No se enteraba de nada, venía de Madrid y se pensaba que esto era fácil”, se lamentaba un integrante de Iniciativa. Tampoco ayudó el hecho de que Alberto Garzón hiciese la guerra por su cuenta sin coincidir con el líder de Podemos. Todavía se recuerda su comentada ausencia en el cierre de campaña del partido en L’Hospitalet de Llobregat.
Unos y otros han debido tomar buena nota de cara a las elecciones del próximo mes de diciembre. Una de las muchas enseñanzas que deja estos comicios en el seno de la izquierda es que la simple suma de siglas no parece ser suficiente. Mucho deben cambiar las cosas para hacer arrancar una confluencia que, al menos en el caso de Cataluña, ha nacido estancada.