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El rock de la CUP marcará el ritmo del proceso independentista
Crónica de la noche electoral en la sede de la CUP, la formación que tiene en sus manos la hoja de ruta del proceso independentista catalán
BARCELONA // “Ya veréis cuando sea diputado… ¡iréis así de rectos!”, gritaba con tono jocoso y levantando el dedo índice Antonio Baños, número uno de la CUP, desde el escenario de la sala BeCool de Barcelona cuando faltaban pocos minutos para la una de la madrugada del pasado domingo. La irónica provocación no fue pronunciada en un mitin electoral, sino en la presentación de un efímero grupo musical formado por el mismo Baños (voz y guitarra), el ex diputado de la CUP David Fernández (guitarra y coros) y el poeta y militante de la izquierda independentista David Caño (voz). A pocas horas de la apertura de los colegios electorales, Fernández, Caño y Baños se echaban una última juerga, litrona de cerveza en mano, ante un centenar de seguidores que disfrutaron más de los guiños políticos de sus comentarios entre canción y canción que de la calidad musical del debut de la Contratroika (así se llama la banda).
El rock n’ roll es una de las señas de identidad del nuevo portavoz de la CUP, que tras los resultados de las elecciones catalanas tiene asegurado uno de los diez escaños que ha conseguido el partido al que representa. 24 horas después de estar dando brincos en el escenario de un local indie ubicado en la zona alta de la capital catalana, Baños era uno de los principales focos mediáticos de la noche electoral. Con el leve pero crucial pinchazo de Junts pel Sí, que aspiraba a sumar los 68 escaños que suponen la mayoría absoluta en el hemiciclo y que finalmente se ha quedado en 62, toda la atención estaba puesta en las palabras de Baños y de Anna Gabriel, número dos de la lista por Barcelona de la CUP, para entender cuáles eran las posibilidades reales del éxito del proceso independentista.
En esta clave, los diez diputados de la CUP se tienen que sumar a los 62 de Junts pel Sí, dejando una clara mayoría parlamentaria si se dan por buenos los resultados en escaños. No obstante, ha tenido lugar uno de los escenarios más complejos de todos los que se podían plantear en estas elecciones, puesto que ni el ‘sí’ ni el ‘no’ han conseguido sobrepasar el 50% de los votos. Por una parte, Junts pel Sí y la CUP suman el 47,78% de los votos, mientras que por la otra, los partidarios del ‘no’ a la independencia (C’s, PSC, PP y Unió) suman un 41,64% que se traduce en 52 diputados.
El 10,58% restante pertenece principalmente a Catalunya Sí que es Pot, que aún no se ha definido claramente respecto a si apoyaría el ‘sí’ o el ‘no’ en caso de un referéndum, y a otros partidos sin representación parlamentaria como el PACMA, Recortes Cero-Els Verds o Pirata.cat.
Además, hay que recordar que, si bien Junts pel Sí considera que una mayoría en escaños legitima el impulso del proceso hacia la independencia, la CUP siempre ha defendido durante la campaña que la mayoría debería ser cuantificada en votos.
«Lo del Mas es un marrón»
“Esta es la noche en la que todo empieza. Somos el acelerador de un proceso que no se puede parar. Desde mañana mismo la legalidad española debe ser desobedecida”, exponía con vehemencia Baños, entre las arengas y la alegría de los cientos de simpatizantes que llenaban el Casino de l’Aliança del Poblenou. No obstante, repasando las cifras de escaños y de votos y teniendo en cuenta los resultados de los partidos a favor del ‘no’, algunos militantes ya empezaban a ver que el papel de la CUP en esta legislatura no sería nada fácil. Acostumbrados a ejercer el contrapoder popular en las calles y plazas de Cataluña, lo cierto es que la CUP no se siente especialmente cómoda con el rol que le tocará ejercer durante las próximas semanas. “Lo del Mas es un marrón…”, comentaba con resignación uno de los veteranos del movimiento.
“Aquí todas somos necesarias pero nadie es imprescindible y el señor Mas, esta noche lo tenemos que decir, tampoco es imprescindible”, declaraba una enérgica Anna Gabriel en la única referencia oficial de la CUP al actual presidente de Cataluña y número cuatro de Junts pel Sí durante la noche electoral.
“El marrón” al que se refería ese militante feliz pero a la vez preocupado es la difícil decisión entre votar en contra de la presidencia de Mas o abstenerse. En caso de votar en contra del líder de CDC, la CUP estaría cumpliendo el clamor de sus bases, al menos hasta ahora, pero a su vez impediría un gobierno independentista. La abstención de los diez diputados anticapitalistas tampoco asegura que Junts pel Sí pueda formar gobierno, aunque si fuera así éste estaría debilitado desde un inicio y en manos de la izquierda independentista liderada por Baños y Gabriel. Las únicas alternativas son que Mas no se presente a presidente, que la CUP vote que sí a Mas (improbable) o que se vuelvan a convocar elecciones.
Un mensaje menos optimista para el independentismo
La noche en la sede electoral de la CUP acabó con alegría contenida. Hacia las 11 y media, el local se empezaba a vaciar de simpatizantes y militantes y a sus puertas se congregaban unas 200 personas que comentaban los resultados en pequeños corrillos mientras atendían algunos medios de comunicación.
Entre los temas de conversación destacaba la preocupación por el auge de C’s, aunque hubiera sido a costa del PP de Xavier García Albiol, quien se llevó, al aparecer en televisión, la gran pitada de la noche entre gritos de “racista” y “fascista”. Si la fiesta no fue completa para la gente de la CUP (mucho más comedida anoche que los simpatizantes y militantes de Junts pel Sí) fue porque entendieron que los resultados también ofrecían un mensaje claro y menos optimista para las aspiraciones del independentismo catalán: el ‘no’ también tiene una inmensa capacidad de movilización en las grandes ocasiones, como es el caso de estas elecciones al Parlament, que han batido todos los récords de participación con un histórico 77,44%.
La nota curiosa de la noche la pusieron un par de gatitos made in China y de brazo móvil del todo a cien que presidieron en todo momento el acto situados encima de un gran cubo con las siglas de la CUP. También fueron protagonistas los apasionados besos que se volvieron a dar ante las cámaras David Fernández y Antonio Baños. “Que lo único que nos tape la boca sean los besos”, compartió días atrás Fernández en las redes sociales, publicando una primera versión de una reivindicativa muestra de cariño que se ha popularizado entre las filas de la CUP.
«Ahora lo que mola es la CUP. Estamos intentando fundar una República, que la cosa tiene bastante rock and roll también», declaraba el propio Baños en una entrevista para la revista de contenidos virales PlayGround Magazine. Haciendo gala de una imagen y un perfil público con reminiscencias del estilo Varoufakis (versión catalana), Baños se estrena en Parlament con la misión de no perder el compás y marcar el ritmo del proceso independentista sin que este pierda legitimidad. Falta por ver si los distintos integrantes del grupo soberanista sabrán tocar acompasados o, como en el concierto de la Contratroika, la falta de ensayo y entendimiento va a pasar factura en los momentos clave.