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Yo sé lo que es mejor para el feminismo, y tú no
Tu opinión no es lo más importante sobre el modo en el que las mujeres deciden encauzar su lucha
MADRID// A veces es necesario reflexionar sobre si lo que tú crees y opinas de un asunto importa más que una causa que consideras importante. Un artículo de Clara Grima en eldiario.es criticando el modo en que Barbijaputa enfoca la lucha contra el machismo es el perfecto ejemplo de que hay quien cree que es mas importante atacar a quien no defiende la causa feminista como ella considera que aunar fuerzas en la misma dirección para concienciar y hacer pedagogía sobre un problema que acaba en última instancia con mujeres asesinadas. Conozco, y perdonen porque hable en primera persona, esta manera de equivocarse. Porque yo me equivoqué mucho en el pasado sobre este asunto.
Hubo una vez que cometí este mismo error. Yo creía que un grupo de feministas se había equivocado en la elaboración de un comunicado durante el 15-M que denunciaba agresiones sexuales durante la Acampada Sol. Escribí criticando ese texto, que hablaba de agresiones sexuales y actitudes condescendientes contra las mujeres, porque creía que equiparaba actitudes y que con él se hacía mucho daño a la causa del feminismo. Además, me resultaba inconcebible que se hubiera dado munición a los medios de la derecha con ese comunicado feminista que instrumentalizaron para criticar la acampada con acusaciones tan graves. En mi postura estaban todos los tics machistas que creía no tener.
Me ponía del lugar del agresor que ridiculizaba la postura feminista del colectivo del 15-M. Porque no la entendía, porque mi ego impedía aceptar que quizás estaba equivocado y opinaba de un tema del que no tenía la suficiente información. Creía más importante una causa mayor, la del 15-M, y pensaba que lo que yo no entendía como agresiones sexuales era menos importante. Priorizaba mi causa frente a la feminista.
Consideraba mi opinión tan importante como para anteponerla a la lucha de las mujeres. Atacaba a las feministas por defender como creían conveniente su posición en vez de criticar a los que han llevado a esas mujeres a defenderse. Daba argumentos para los enemigos del feminismo con una actitud soberbia en vez de reflexionar sobre los motivos que pueden llevar a un colectivo de mujeres a hacer un comunicado que no entendía.
Tutelaba a las mujeres. Daba mi opinión de forma sesgada sobre un tema del que nunca me había preocupado lo suficiente antes más allá de decir que los hombres y las mujeres son iguales. Me creía con el derecho a marcar a las mujeres el camino correcto a seguir para que su lucha sea efectiva. Las mujeres son quienes tienen que encabezar la lucha de las mujeres, o lo asumes o mejor apartarse y dejar su camino libre.
Las críticas que recibí fueron feroces. Me las merecía. Cuando desde un lugar privilegiado te crees con la capacidad para juzgar a un colectivo oprimido por el modo en el que lucha contra su opresión, lo mínimo que puedes hacer es asumir que hasta los insultos vertidos sobre tu persona son comprensibles.
Cuando un colectivo oprimido emprenda alguna acción que no entiendes o realicen actividades que no comprendas intenta empatizar sobre sus motivos. Quizás sean más importantes y valen más que lo que tú puedas pensar sobre el asunto. Cuando estés en esa coyuntura puedes optar por atacar a quien defiende su justa causa o reflexionar hasta que lo comprendas.
Sinceramente, me aterra cuando se nos dice que porque un grupo de mujeres ha decidido cómo luchar, el resto tenemos que seguirlas calladas y no opinar si algo no nos gusta. ¿No es mi lucha por la libertad y mi bienestar también? Pues la lucho yo y como yo quiera. Y si no me gusta como luchan ellas lo digo. Y ellas deciden si sacan algo para reinventarse y mejorar o no. Pero pedir que se callen las demás y que no hay debate es equivalente a una dictadura (a nivel sólo de pensamiento, claro). Aunque claro, es lo que pasa cuando profesamos con un solo feminismo de género con raíces marxistas (cuando hay otros feminismos). El egoísmo humano no permite que movimientos marxistas funcionen, y al final emulamos dictaduras.
Como mujer detesto a Barbijaputa, porque es muy impertinente y creída, a veces pide que le escuchen insultando. A mí me gusta escuchar muchas opiniones para formar la mía. Pero si empiezas insultándome a mí o a mis seres queridos tú opinión ya no importa. Y da igual si sois 20. Que más gente piense igual que ella no da veracidad ni hace que sea más respetuoso. Sería una falacia. Si alguien tiene opinión diferente a la que ella cree que es la verdad universal, es un necio o una necia y debe callarse. Le he escuchado callar a mujeres diciéndole que si la corrige a ella no está siendo buena feminista y que se lo mire. Famosa falacia del falso dilema: O estás conmigo o contra mí. No niego que a veces esté muy acertada pero sigue siendo muy desagradable e impertinente. Me recuerda a las niñatas píjas de instituto por Twitter.
Sinceramente, sí hay un problema con este tipo de feministas. Generan mucha aversión hacia el movimiento, y como dice Clara, hacen que la gente insegura se echa para atrás. Otra cosa es no querer verlo.
y aquí un ejemplo que confirma que el autor tiene razon
PA-TE-TI-CO.