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Las puertas giratorias en el periodismo
En los últimos tiempos, varios colaboradores de 'La Marea' e incluso trabajadores se han integrado en listas electorales. También muchas de nuestras fuentes, que participaban en movimientos sociales, trabajan ahora para distintos gobiernos
El año electoral es duro, sí. Para cualquier ciudadano. El país parece volverse un poco más loco de lo que ya de por sí es. Los mensajes propagandísticos se hacen cada vez más machacones y simplistas, las tertulias se multiplican, las coaliciones y nuevas formaciones se construyen y deconstruyen, las leyes electoralistas se suceden.
La Marea se enfrenta por primera vez a unas elecciones generales pero ya hemos podido constatar que tenemos una dosis de sufrimiento añadido. Muchos, igual que nosotros, habréis echado de menos a Antonio Baños, el columnista que todos los meses llenaba nuestra contraportada con afiladas reflexiones sobre la izquierda, el capitalismo y su sistema de valores, y que el mes pasado dejó de hacerlo. El motivo: ha pasado a encabezar la lista de la Candidatura d’Unitat Popular (CUP) para las elecciones catalanas.
Él no ha sido el único entre nuestros colaboradores y colaboradoras que se ha lanzado al vacío. Y, por una parte, cuando lo hacen, la cantidad de trabajo que pasan a asumir suele ponerles muy difícil continuar con sus artículos. Por otra, en La Marea no podemos tener, por principios éticos, columnistas habituales en nuestras páginas que estén integrados en listas de partidos políticos. Otra cosa serían las tribunas, en calidad de representantes de sus partidos, algo que sí sería comprensible.
De un tiempo a esta parte, varios colaboradores de La Marea se han ido a formaciones que van desde el PSOE hasta la CUP, pasando por IU y Podemos. Incluso en nuestra plantilla se han marchado dos personas, con una excedencia, para pasar a formar parte de la estructura de comunicación de partidos políticos de cara a las elecciones. Éstos lo hacen conscientes de que, en caso de reincorporarse a la plantilla, tendría que pasar un tiempo –estamos barajando si serán dos años o una legislatura entera– antes de que puedan volver a escribir sobre política de partidos, por obvios motivos deontológicos.
Pero no sólo lo hemos vivido en carnes propias: también muchas de nuestras fuentes, sobre todo activistas en organizaciones y movimientos sociales, se han integrado en partidos políticos. Una situación que a veces nos pone difícil encontrar a analistas y opinadores que no representen a ninguna sigla. Vamos, que en año electoral, como diría cierta química callejera, se lía parda. Así que sólo nos queda pedirle a Compromís, BNG y Amaiur, que todavía no han llamado a nuestras puertas, que no lo hagan. Que en La Marea nos tenemos que centrar en lo nuestro, el periodismo.