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La reivindicación de un espacio vecinal en Arganzuela

Los vecinos coinciden en que Arganzuela se encuentra en pleno proceso de gentrificación, "en el que no se está respetando la identidad del propio barrio"

Vecinos en la proyección del cine de verano de EVA en el exterior del Mercado de Legazpi. EV Arganzuela

MADRID // Las obras del centro comercial Plaza Río 2, en el madrileño barrio de Arganzuela, no se detienen mientras el Ayuntamiento de Manuela Carmena analiza la situación de los expedientes administrativos. Al otro lado de Madrid Río, el edificio del Mercado de Frutas y Verduras de Legazpi perece tras décadas de abandono.

Ana Botella, que impulsó la construcción del centro comercial un mes antes de que tuvieran lugar las pasadas elecciones del 24 de mayo, guardaba para el antiguo mercado un proyecto de iniciativa privada para albergar un espacio «gourmet» con una biblioteca y un spa. «Se está especulando con el espacio», denuncia Santiago López, vecino de Arganzuela, que compara el edificio abandonado con un «cetáceo varado que espera a que llegue un comprador».

López participa en EVA (Espacio Vecinal de Arganzuela), una plataforma que integran vecinos del barrio y diferentes colectivos vecinales, sociales y entidades ciudadanas, que se reunieron el 24 de septiembre de 2014 en Matadero «para elaborar de manera conjunta un proyecto que avale la cesión urgente por parte del Ayuntamiento de un espacio para su uso autogestionado«.

La iniciativa surge de «la falta de un espacio claro» en el barrio donde los vecinos puedan reunirse y desarrollar sus actividades, señala López, al mismo tiempo que los edificios públicos vacíos se acumulan en el barrio. «El edificio del Mercado de Frutas y Verduras está muerto y, mientras tanto, la ciudad está perdiendo», afirma.

Entre la gentrificación y el movimiento vecinal

Actividades sociales, educativas y culturales gestionadas de manera colectiva por los vecinos. Esto es lo que propone EVA para el antiguo mercado. En palabras de Ángel Lomas, integrante del proyecto, «queremos poner en marcha un espacio para la creatividad, donde sean realmente los propios vecinos quienes gestionen su funcionamiento». Algo que ya han puesto en marcha con la creación de un huerto urbano, La Sanchita, y la celebración de un cine de verano. «Donde está el huerto antes había un vertedero», señala Lomas, que destaca que, por la zona, vuelven a pasear los ciudadanos.

Los vecinos coinciden en que Arganzuela se encuentra en pleno proceso de gentrificación, «en el que no se está respetando la identidad del propio barrio«, señalan, algo a lo que no contribuye la gestión del Matadero de Madrid, situado justo enfrente del mercado, dirigida, según López, «a un target muy específico y turístico».

A esto se suma el derribo, por parte del Ayuntamiento, del CSOA La Traba, que también participa en EVA, hace casi un año y sin previo aviso. En aquel momento, el colectivo, junto con Asociaciones de Madres y Padres del barrio, llevaba siete años desarrollando actividades de forma autogestionada. Así, La Traba contaba con el circuito cubierto para BMX más grande de Europa. La justificación para el derribo fue la construcción de 110 viviendas de lujo. Sin embargo, a día de hoy, «el solar sigue vacío». Lo denuncia Raúl Rivero, vecino de Arganzuela y portavoz del centro social.

Después del derribo, La Traba continuó su andadura y pidió la cesión de un espacio, aunque no obtuvieron respuesta. «No podemos permitir que las dificultades de la administración nos paren, teníamos que canalizar toda la energía que teníamos tras el derribo», afirma Rivero. Así, el pasado 25 de mayo, el colectivo liberó un nuevo espacio: el Cine Candilejas de la Plaza Luca de Tena, abandonado desde hacía años. Desde allí, y en pleno proceso de acondicionamiento del edificio, defienden «un modelo sostenible y necesario para los barrios que pase por una gestión asamblearia, autogestionada y de participación vecinal».

En este sentido, la plataforma EVA ve con optimismo la propuesta del Ayuntamiento de Madrid de ceder espacios a centro sociales. «Ahora existe más receptividad por parte del Ayuntamiento, hay interés por buscar una utilidad al espacio», señala Ángel Lomas. Un acercamiento a la cesión de una parte del mercado que se materializó el pasado 18 de julio con la celebración del Salsódromo, la primera vez que EVA abría este espacio para los ciudadanos.

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