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Las primarias, un instrumento de legitimación de líderes mediáticos

Alberto Garzón (IU), Albert Rivera (Ciudadanos) y Pedro Sánchez (PSOE) no tuvieron rival en el proceso gracias a los avales. Pablo Iglesias (Podemos) ha colocado a su equipo de 65 diputados.

MADRID // Las primarias como método de elección de candidatos en los partidos se han convertido en la opción de quienes dicen traer a la política el cambio político. Si “lo viejo” es el dedazo –aún practicado en el PP, con la destreza que da la experiencia-, “lo nuevo” son las primarias. UPyD realizará las suyas en próximas fechas y en el PP no habrá, salvo sorpresa. Cuatro partidos a nivel nacional ya han elegido por este método a su candidato para las próximas elecciones generales: PSOE, Podemos, Izquierda Unida y Ciudadanos.

En las primarias de estas formaciones ha habido ligeras diferencias, tanto en su desarrollo y en su normativa como en su ejecución. Sin embargo, en tres de ellas -PSOE, Podemos y Ciudadanos- se ha obtenido el mismo resultado: el aparato del partido ha obtenido una victoria aplastante. Y en el caso de IU, ha sido Alberto Garzón, el más mediático, el que se ha hecho con la victoria. Ni él ni Pedro Sánchez ni Albert Rivera han tenido competidor gracias al sistema de avales.

El PSOE fue el primero en arrancar, aunque con retraso. Tras las elecciones a secretario general, de las que Pedro Sánchez salió victorioso, unas primarias previstas para noviembre de 2014 se terminaron llevando a cabo en junio de 2015. Y lo hicieron de manera formal, porque en la práctica no hubo tales: Pedro Sánchez fue el único candidato capaz de reunir los avales necesarios para ser candidato en las primarias del Partido Socialista.

Los avales son una de las herramientas más útiles para restringir la participación y, por tanto, la democracia. En el caso del PSOE, es necesario que el candidato presente al menos un 5% del censo como aval. Esto quiere decir que un militante del PSOE necesita reunir casi 10.000 para poder ser candidato en el partido. En el último proceso, Pedro Sánchez consiguió más de 27.000 con su propia plataforma de recogida de firmas. Los otros dos precandidatos, Sergio Cebolla y Pedro Antonio Ibáñez, se quedaron muy lejos del mínimo exigido.

Es complicado imaginar una situación de competencia real entre precandidatos si para alcanzar la suma de 10.000 avales los recursos y la atención mediática están totalmente descompensados. Los 27.249 avales conseguidos por Pedro Sánchez son una demostración de fuerza que puede buscar tratar de restar importancia al hecho de que no ha existido un proceso electoral completo y real.

Albert Rivera monopoliza los avales

Por su parte, en Ciudadanos las flaquezas de las primarias están también relacionadas con los avales, pero de forma diferente. Según el reglamento de la formación naranja, para presentarse como candidato los avales podrán ser de “hasta el 10%” del censo. En las últimas elecciones primarias Albert Rivera consiguió reunir 2.904 avales de un total de 3.031. Es decir, un 95,8% del censo, lo que en la práctica supone impedir que otros candidatos puedan obtener suficientes apoyos para presentarse.

En Ciudadanos hubo otros seis precandidatos que, evidentemente, no lograron las firmas suficientes para ser candidatos. La inexistencia de límites de avales -que, por ejemplo, sí existen en Podemos o IU- y un censo relativamente pequeño hicieron posible que el candidato más mediático a nivel nacional pudiera, directamente, asegurarse no tener rival en las primarias. Desde Ciudadanos este resultado, de nuevo aplastante a favor del aparato del partido, fue interpretado como el reflejo de la unidad y la cohesión del partido.

Pablo Iglesias y todo su equipo, al Congreso

En el caso de Izquierda Unida, la federación también establece un mínimo de apoyos para presentarse a las primarias, paliando carencias que se presentan en PSOE y Ciudadanos en dos vías. El número de avales exigido es menor que en el caso del PSOE -un 3%- y hay un máximo, situado en un 15%, que evitaría el secuestro que se da en Ciudadanos. Sin embargo, de nuevo el resultado es el mismo: de dos precandidatos, sólo Alberto Garzón obtuvo los avales necesarios y fue ganador de las primarias sin votación. No está en la ejecutiva pero es el líder más mediático de la federación. El otro precandidato, Nicolás García, no llegó a ese 3%.

En Podemos los avales no son un problema, en principio. Un candidato o lista de candidatos necesita estar avalado por un solo círculo o un órgano electo de Podemos. Teniendo en cuenta que las bases del partido están organizadas en círculos, no es más que un trámite poder ser candidato con el partido de Pablo Iglesias, pues un miembro activo de Podemos participa en su círculo. Sin embargo, las primarias de Podemos tienen su problema en las famosas listas plancha.

La normativa de las primarias es clara: un candidato se puede presentar de forma independiente o dentro de una lista al congreso -aparte de la elección del cabeza de lista, que se hace de forma estándar- y un elector puede elegir votar a una lista completa o sólo a nombres concretos. Sin embargo, la presentación de las opciones puede nublar la realidad de un sistema que, en su normativa, es de listas totalmente abiertas.

Para las primarias en Podemos la elección de una lista completa era la opción que se presentó como la intuitiva y la más accesible; la posibilidad de mezclar nombres de listas era más complicada y, desde luego, no estaba tan a la vista. Y resultado de ello son los resultados: además de la victoria aplastante de Pablo Iglesias, su lista de 65 candidatos al Congreso fue elegida en los 65 primeros puestos, y todos sus integrantes con porcentajes de voto prácticamente idénticos, poco por encima del 60%. Aunque no se presentan como listas plancha, lo han sido en la práctica.

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