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¿Por qué siempre ganan los malos?
"Os recuerdo que en la lucha fatricida entre Caín y Abel, ganó el primero, que era el malo. Y vosotros descendéis de él", señala el autor, que repasa el mes de julio
Hace un tiempo comentaba con un conocido amigo periodista los resultados de unas elecciones primarias: «Siempre ganan los malos», me dijo con cara de circunstancias. Y yo no pude contestarle más que dándole la razón con una leve inclinación de cabeza.
Ahora me pongo a pasar revista a este caluroso mes de julio y no puedo más que volver a acordarme de las resignadas palabras de mi amigo.
Muchas gargantas iniciaban el mes al grito de OXI!, con la ilusión dibujada en la mirada y la esperanza de que, en este mundo globalizado, otra política era posible frente a la impaclable y fría tecnocracia de la Troika. La llama viva de las personas contra la dictadura de los números. Ganaron los números, y de qué manera.
No pasa nada, todo va bien, mirad en torno vuestro: el Banco Santander logra un 24% más de beneficio, Telefónica duplica el suyo y hasta el cicatero Montoro ha dicho que los funcionarios verán aumentado su eternamente congelado sueldo, que por algo se aproximan las elecciones. Y mediante un truco de magia nos salen unas EPAS maravillosas: disminuyen las horas trabajadas pero repartimos lo que queda en contratos precarios y ya tenemos a todo el mundo trabajando con los sueldos más bajos desde el año 2010, allá cuando la crisis nos parecía intolerable. Pero ahora tenemos un PIB que es la hostia, un Poder Bruto, que diría el maestro y filósofo Ortega Cano, del copón. La deuda ya no sabemos ni por dónde va, pero como no es la de Grecia no importa.
Y siguen ganando los malos: echamos a un alcalde por racista y xenófobo y lo ascienden a jefe del tinglao pepero catalán. Y cuando parecía que la condesa de la Púnica y de la Gurtel por fin iba a pagar de alguna manera sus crímenes, aunque fuera de refilón como Al Capone, llega la reforma del Código Penal y se nos queda cara de tontos observándola marchar de rositas con la causa de su tocata ( de moto) y fuga archivada.
Hay quien diría: se han conseguido cosas, hemos logrado echar de numerosos ayuntamientos a muchos tiranos saurios. Cierto, algunos depredadores han desaparecido, pero la jungla sigue siendo la misma. Como mucho os dejarán tocar algunas hojas, pero nunca recortar el tronco. La imagen del alcalde de Cádiz doblando la cerviz ante el poder religioso, «por tradición», es una dolorosa muestra de que hay cosas que nunca cambian.
Os recuerdo que en la lucha fatricida entre Caín y Abel, ganó el primero, que era el malo. Y vosotros descendéis de él, vuestra piel está marcada con el signo de Caín. Es la evolución natural. Darwin no dijo que ganasen los de mejores intenciones, sino los más duros y adaptables.
Os mandaría otro diluvio, pero ya vi que era un gasto de agua innecesario.
De todas formas no dejéis nunca de luchar. Es lo que os hace humanos. Sin la fe en un futuro mejor y más justo todo sería todavía peor.
Caminante no hay camino, dijo Machado. Se hace camino al luchar, debió haber añadido.