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Sobre la prostitución: Un texto necesario

Una reflexión basada en el trabajo de la profesora Ana de Miguel “La prostitución de mujeres, una escuela de desigualdad humana”, publicado en la Revista Europea de Derechos Fundamentales

Manuela Carmena, alcaldesa de Madrid, ha pedido a la máxima jerarquía católica ‘una reflexión sobre la prostitución’ (cito de periódicos, pues no he podido encontrar en la página web del Ayuntamiento, su versión sobre el encuentro con el Papa y lo que le planteó en concreto).

Dado que tod@s tenemos una opinión al respecto de la prostitución, se debe atender más a la validez de los argumentos o los análisis que fundamentan esa opinión, que a la supuesta legitimidad de los partícipes. Ya lo han dicho en otro sitio, nadie por ser verdugo tiene más legitimidad, a priori, para hablar sobre la pena de muerte. Valga lo mismo para puteros y prostitutas. Y digo esto, sin ánimo de adjudicarme una superioridad moral, porque hay actividades que la sociedad prohíbe, al margen de que haya personas que aceptarían enredarse en ellas, como por ejemplo las luchas de gladiadores. Los protagonistas no poseen necesariamente la máxima autoridad sobre lo que representan.

Y en este ámbito de los análisis y argumentos acerca de la prostitución hay un texto muy potente, por la claridad, organización y encadenamiento del análisis que, como dicen los anglosajones, lo convierten en   ‘a must’ (‘un debe’ -ser leído-, y ojalá traducido a otras lenguas). Me refiero al trabajo de la profesora Ana de Miguel “La prostitución de mujeres, una escuela de desigualdad humana”, publicado en la improbable Revista Europea de Derechos Fundamentales. Improbable revista, que diría Borges, a la que pudiéramos llegar quienes estamos interesados en este problema, pero venimos de áreas del conocimiento muy lejanos. Aquí tienen el enlace para acceder al texto: (http://www.celem.org/pdfs/prostitucion%20mujeres%20escuela%20desigualdad%20humana.pdf).

Y como decir que es bueno, sin más, es como no decir nada, les señalo algunos aspectos que considero convierten a este texto en un excelente documento de trabajo sobre la prostitución:

1.- Delimita el problema en sus diversas manifestaciones, desde voluntarias a obligadas, pero cambia el punto de vista hacia el putero y no sobre la mujer prostituida. Aquí es importante señalar que el término cliente no es adecuado en este caso. Cliente es un término legal en transacciones sociales, que da lugar a derechos y, obviamente, a obligaciones. No me imagino a un ejecutivo estándar desgravándose ‘por necesidades empresariales’ gastos de prostitución ya sean propias o de sus asociados, con su correspondiente cargo de IVA, aparición en los apartados correspondientes de las declaraciones de Hacienda, a la que, posiblemente pudiera tener acceso su familia (ya se sabe que los principales consumidores de prostitución son hombres casados) y posibilidad de difusión pública. La transparencia de los actos comerciales no es transferible neutralmente al desempeño del putero.

2.- Lo contrapone con corrientes de pensamiento ‘avanzadas’ (sic) que lo defienden, como el movimiento queer y teóricas posmodernas.

3.- Plantea preguntas fundamentales tales “¿Cómo es posible que los hombres obtengan placer de personas que se encuentran en una situación de clara inferioridad y que, en general, sólo sienten indiferencia o asco por ellos?” Efectivamente, ¿cómo es posible?

4.- Analiza el impacto que tiene la trivialización de la mujer como mercancía entre la juventud y su efecto en las parejas jóvenes.

5.- Da pautas para teorizar al putero, el frivolizar de la prostitución en el cine de ‘vanguardia’ y su personificación en personajes públicos, ya sean políticos o empresarios. Concluye De Miguel con esta frase lapidaria: “La prostitución de mujeres es para los hombres una escuela de egolatría y prepotencia y la negación de toda empatía, donde priman sus deseos y no importa en absoluto lo que vivan y sientan las mujeres prostituidas.” Más claro, el agua.

Si ‘la filosofía puede definirse como la autoconciencia de la especie en un momento histórico concreto’ (De Miguel remite a Habermas esta definición, en comunicación personal), algunas personas pensamos que este es un buen momento para replantear con la mirada puesta en cambios radicales, la falta de conciencia sobre la desigualdad de género, que queda expresada todos los días en las distintas manifestaciones de la pornografía, prostitución… y más brechas patriarcales, las diferencias salariales y de acceso a puestos profesionales todo salpimentado con comentarios de alcaldes de tres al pelo o de políticos con mucho vello. Este trabajo de De Miguel es una herramienta muy útil para ese replanteamiento.

Manuela Carmena, la próxima vez que vaya a ver al Papa (o a cualquier otro hombre, para el caso) lleve preparada una copia del trabajo de la Dra. De Miguel. Por si un aquel.

(Gracias a L. Vaticón por las sugerencias)

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