OTRAS NOTICIAS | Sociedad
La resistencia del fútbol femenino en Grecia
Una jugadora de la 1ª división griega cuenta cómo se han reducido los recursos materiales y humanos disponibles para su club.
BERLÍN // “¿Se sabe ya algo?”. Es domingo 5 de julio. Son las 19.00 horas en Berlín. Ya han cerrado los colegios electorales en Grecia y los primeros datos sobre el referéndum con el que el gobierno de Alexis Tsipras ha sometido a consulta las medidas que la troika proponía a Grecia comienzan a conocerse.
El Willy-Kressman Stadium se prepara para la final del torneo de fútbol femenino organizado por Discover Football. Fenia Mpalamouti es futbolista de la 1ª división griega. Forma parte del equipo Purple Pavement y acaban de ganar el partido que las deja en el tercer puesto del torneo.
Nos retiramos a un bier-garten anexo donde hay conexión wifi y los teléfonos, de nuevo inteligentes, nos acercan la actualidad griega, muy alejada de los campos donde las mujeres juegan al fútbol.
“Espera un momento, voy a hacer una llamada”. Fenia habla con su familia en Grecia. La consulta le ha pillado a ella y a sus compañeras de equipo en pleno torneo. Viajaron en el último momento. Todas son jugadoras del Volos 2004, club en la 1ª división femenina griega.
Fenia juega al fútbol desde los 10 años y ha visto como desde el año 2002 empeoraba la situación que viven las futbolistas en Grecia “La financiación que la federación griega solía dar al fútbol femenino ya no es tanta como antes. La crisis también nos ha afectado. Si no pueden atender las necesidades de la universidad, el sistema sanitario o la educación, ¿crees que le van a prestar atención a los clubes de fútbol femenino?”, asegura la jugadora.
La afirmación de Fenia contrasta con las cifras de la UEFA. En el informe Women’s Football across the National Association durante la temporada 2011-12 se registra que el presupuesto que la federación helena destina al fútbol femenino es de 580.000 euros y alcanza los 904.300 euros en la temporada 2014-15, mientras que el número de jugadoras registradas se incrementa de las 1.604 en 2007 hasta las 3.997 para 2014. La falta de unas series temporales más antiguas impide comprobar la evolución de, por ejemplo, la última década.
Pese a que las cifras parecen llevar la contraria a Fenia, ella insiste: en los últimos años se ha producido una merma en los recursos materiales y humanos en su club, así como en las condiciones de juego. “Hasta la temporada pasada teníamos nuestro propio campo, pero el último año hemos tenido que compartirlo con el Olympiakus Volou. Antes contábamos con jugadoras internacionales, de Ucrania, Bulgaria, Serbia o Suecia; ahora tan sólo contamos con jugadoras de la ciudad o chicas que viene a estudiar a Volos y quieren jugar a fútbol”, explica.
Por otra parte, el retiro para la pretemporada que solía celebrarse en algún espacio natural ha pasado a hacerse en el mismo campo en el que juegan durante la competición y los sponsors de los que disfruta su club se reducen a actores locales. Pero no hay datos, sólo la experiencia personal de esta futbolista, que recuerda que además el fútbol en Grecia no tiene los recursos ni genera los beneficios como sucede en España, haciendo referencia a las cifras astronómicas del Real Madrid y el Barcelona. “El fútbol masculino también está en dificultades”, concluye.
El momento obliga y dice sí a hablar de su situación personal, aunque advierte que no está involucrada en asuntos políticos. Pese al matiz, Fenia se muestra proOXI: “Si hubiera estado en Grecia, hubiera votado con las dos manos”. Fenia es profesora de Primaria y gana 490 euros trabajando en una escuela de idiomas todo el día. “Si tienes que pagar el alquiler, la luz, el agua y la comida, te queda nada”. Aspira en un periodo de tiempo no muy largo a poder ahorrar algo y crear un negocio propio. Pese a reconocer la dificultad del momento por el que atraviesa Grecia, critica la posición de los medios de comunicación que dan una visión de la situación del país peor de lo que es. “El problema es que en Grecia necesitamos organizarnos”, asegura.
Su futuro futbolístico tampoco es esperanzador. Confiesa no haberse sentido señalada o estigmatizada por jugar a fútbol -“nunca he tenido ningún problema”- pero en Grecia el fútbol femenino también importa poco. La incertidumbre que todavía se cierne sobre el país tampoco facilita saber qué sucederá de cara a la próxima temporada. A ella le da igual. “Nuestro interés por el fútbol seguirá siendo el mismo pase lo que pase. Hemos jugado en los parques, niños y niñas, todos juntos con balones hechos con calcetines”, sentencia.