Tus artículos
El contexto sí importa
"Que no nos quiten la alegría de la victoria de Manuela, que no nos quiten la ilusión por cambiar la forma de hacer política en las instituciones", pide el autor
“Heródoto era un hombre curioso que se hacía muchas preguntas, y por eso viajó por el mundo de su época en busca de respuestas. Siempre creí que los reporteros éramos los buscadores de contextos, de las causas que explican lo que sucede. Quizá por eso los periódicos son ahora más aburridos y están perdiendo ventas en todo el mundo. Ninguno de los 20 finalistas de la última edición del Lettre-Ulysses del arte del reportaje [premio que se otorga en Berlín], y del que soy miembro del jurado, trabaja en medios de comunicación. Todos tuvieron que dejar sus empleos para dedicarse al gran reportaje. Este género se está trasladando a los libros porque ya no cabe en los periódicos, tan interesados en las pequeñas noticias sin contexto” Ryszard Kapuscinski
Roberto Cilleros // Me parece que no puede haber mejor manera de empezar un artículo sobre la polémica de estos días de los tweets de Guillermo Zapata que con estas palabras del gran periodista y escritor polaco Ryszard Kapunscinski. Porque con ellas se apunta a dos cuestiones fundamentales: la importancia del contexto en las noticias, y la decrepitud de unos periódicos cada vez menos interesados en el contexto.
A las pocas horas de estar Manuela Carmena como nueva alcaldesa de Madrid, la prensa sacó a la luz unos tweets de 2011 realizados por el recién nombrado concejal de cultura de Ahora Madrid, transmitiendo la idea de que esos tweets eran una burla hacia las víctimas del holocausto y víctimas de otros crímenes como Irene Villa, las niñas de Alcasser o Marta del Castillo. Dicho así, parece el tal Zapata un ser terrorífico; ahora bien, miremos el contexto. Los desafortunados tweets de Zapata se situaban en el contexto de un debate sobre los límites del humor negro, tras la expulsión de Nacho Vigalondo de El País, y entrecomillaban conocidos chistes que llevan años circulando en conversaciones y en las redes –la propia Irene Villa restaba importancia a la polémica y respondía con humor cuál de los típicos chistes que se cuentan con su desgracia era su preferido-.
Pero los dardos, si bien han tenido su foco principal en Zapata, no se redujeron a él, y empezaron a ser lanzados hacia distintos integrantes de la candidatura de Manuela Carmena, en base a tweets en que éstos hacían referencia explícita a su deseo de que murieran y sufrieran desgracias ciertos políticos o a que el banquero Emilio Botín no muriese de forma plácida sino asesinado por el pueblo. Dicho así, parece que los integrantes de la candidatura de Manuela son seres sin escrúpulos y asesinos en potencia; ahora bien, miremos el contexto. Esos polémicos tweets –que personalmente no me hacen ninguna gracia- habían sido realizados mucho antes de que fueran cargos electos y en un contexto en que las redes sociales digitales eran el único medio donde la gente normal de la calle podía canalizar la indignación ante un saqueo constante y descarado y ante unas instituciones secuestradas y opacas. Es decir, cualquiera que siguiera Twitter estos últimos años puede entender sin dificultad tanto el marco de los primeros –el recurrente debate sobre los límites del humor- como el de los segundos –la indignación ciudadana ante la situación del país y la actitud de la llamada casta-.
Esto último nos lleva a una cuestión muy relevante, y que hay que situar también en el contexto de esta polémica: entre los concejales de Ahora Madrid abundan los perfiles de gente corriente que se ha “metido en política” a través de las luchas en sus barrios y sus espacios cotidianos. Y entre la gente normal del pueblo, muchos y muchas transmitían su indignación y rabia en las redes, con menor o mayor acierto, llegando a veces a soltar disparates en momentos de angustia e incomprensión de la realidad del país. Y es que, sinceramente, ¿quien está libre de haber blasfemado ante la realidad política y social de nuestro país?
Además, hay que situar en el contexto de toda esta vorágine de acusaciones y dianas contra las y los concejales de Ahora Madrid, otra cuestión fundamental: la alegría generalizada entre una gran parte de la población de todo el país ante un cambio percibido como ilusionante en la capital de España. Es decir, si antes hablábamos de que la tónica de los últimos años había sido la indignación ante la realidad y el descrédito de las instituciones, la semana anterior había sido todo lo contrario: orgullo ante el cambio en muchos lugares como Madrid e ilusión por lo que la ciudadanía podía hacer en esas instituciones.
Es decir, la maniobra de “los de arriba” ha sido clara, paralizar la alegría y detener la ilusión para que volvamos a la indignación y la impotencia. Es ahí donde nos quieren.
Además, la medida de Ahora Madrid de hacer dimitir a Zapata como concejal de cultura –dejándolo como concejal de distrito- ha sido percibida por gran parte de la “gente ilusionada por el cambio” como un jarro de agua fría, y así se hacía sentir en las redes. Especialmente, dicen aquellos que no comprenden la medida de Carmena, porque no puede ser que por un par de tweets del pasado se haga dimitir a un concejal de Ahora Madrid mientras que las innumerables barbaridades dichas y hechas por viejos partidos del poder como el Partido Popular, hayan pasado (y pasen) por alto.
No voy a negar que sea indignante que unos tweets realizados hace años provoquen dimisiones y abran telediarios y portadas en los grandes medios de comunicación, mientras se pasa por alto la noticia de que dos jueces nombrados en el CGPJ por el PP vayan a ser los que juzguen el caso Gürtel. Ni tampoco niego que sea vergonzoso ver como algunos que hace unos meses se abanderaban en la libertad de expresión con el #JeSuisCharlie hoy pongan la diana en Zapata por la reproducción de chistes de malgusto, como señalaba Ramón Lobo.
Ahora bien, sí que creo, y le doy la vuelta al inteligente artículo del siempre brillante Isaac Rosa, que la decisión de Manuela es honorable y acertada por ser precisamente un reflejo de los defectos y virtudes de la propia candidatura Ahora Madrid: ser un proyecto del pueblo (y no de expertos en marketing político) que antepone los sacrificios individuales de los suyos en pro del colectivo; ser una muestra del empoderamiento de gente indignada que ahora está aprendiendo a gestionar; y ser un proyecto que rompe con los que gestionaban rodeados de despilfarros, trampas y corruptelas.
Por eso, una vez señalado el contexto de la polémica, de los orígenes de la misma y de la decisión de Ahora Madrid, me sumo a las palabras con las que finalizaba el artículo Gerardo Tecé: “Quizá la clave esté en ganar cambiando simbolismos como el de la dimisión, igual que se ha ganado cambiando los códigos de la vieja política”.
Que no nos quiten la alegría de la victoria de Manuela, que no nos quiten la ilusión por cambiar la forma de hacer política en las instituciones.
PD: Al PSOE de Carmona, ese que pide la dimisión de Rita por una acción pacífica contra las capillas dentro de las facultades de la universidad pública, le diría que recordara la campaña contra Zapatero propiciada desde los medios de la derecha, en que se aprovechaba el más mínimo motivo para tildar de rojos comeniños al gobierno “socialista”. A mí, al menos, toda esta locura me ha recordado a esos años, pero todo de forma más concentrada, salvaje y desproporcionada.
Roberto Cilleros es sociólogo y activista