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¿Qué implica el precedente del caso Zapata?
Todos los partidos de oposición, incluido el PSM, han pedido rápidamente a Manuela Carmena la expulsión del edil
MADRID // El cardenal Richelieu está siendo recordado estos días por una frase que cabría en un tuit y que complementa el debate sobre lo ocurrido con el concejal Guillermo Zapata: “Sí me das seis líneas escritas por la mano del más honesto de los hombres, encontraré algo por lo que ahorcarle”. Unos chistes negros reproducidos en Twitter hace más de cuatro años y rescatados un día después de la toma de posesión del nuevo gobierno municipal madrileño han levantado un revuelo mediático que ha forzado a Zapata a dimitir y a disculparse mil veces.
Todos los partidos de oposición, incluido el PSM, han pedido rápidamente a Manuela Carmena la expulsión del edil. Por su parte, las bases de ahora Madrid hablan de “auto de fe”, “caza de brujas”, “criminalización”, mientras, junto a algunos ediles, borran cualquier tuit lanzado durante los últimos años que pueda ocasionarles un problema. Pero no sólo la gente de Ahora Madrid: “Claro que he borrado mi timeline. Viendo el percal, cualquier cosa puede ser descontextualizada y yo, hace 4 años, no era cargo público”, ha escrito en la red social Ramón Espinar, diputado de Podemos en la Asamblea de Madrid.
Y es que la presión mediática sobre Zapata ha sido para muchos desproporcionada, igual que la exigencia de dimitir por unos chistes vertidos cuando éste no era aún un cargo público y que han sido sacados de contexto. Así lo ve Gonzalo Boyé, abogado y editor de Mongolia, quien piensa que “es evidente que se trata de una actuación política”, ante la que la reacción del ayuntamiento “ha sido errónea, porque han dejado que sea la oposición la que marque la agenda política”.
En la misma línea opinan otros analistas, como los periodistas Antón Losada o David Torres. Este último recuerda en una columna que “poco antes de las elecciones, la candidata del PP, Esperanza Aguirre, insinuaba que su gran rival, Manuela Carmena, era simpatizante etarra, es decir, una asesina y amiga de asesinos. La conclusión, bien triste, es que a la izquierda de este país le falta cintura política, le falta aguante, le faltan tablas y, sobre todas las cosas, le falta sentido del humor”. La presión parece aún menos justificada cuando Irene Villa y el padre de Marta del Castillo, ambas personas “víctimas” de los chistes, salieron disculpando al edil.
Sin embargo, lo cierto es que el asunto no ha quedado sólo en un castigo político. El Ministerio Público va a determinar si Zapata cometió posibles delitos de odio y discriminación, algo que Boyé considera “absolutamente exagerado”. Aun así, advierte que “debemos acostumbrarnos porque van a venir tiempos de más restricciones y ataques a la libertad de expresión”. El abogado aclara que los chistes de Zapata no le parecen “buenos” pero “el tema ha sido extremo, injustificado y enmarcado en un ataque sistemático a la libertad de expresión en redes sociales”.
En medio de la polvareda se ha alzado el debate sobre si es legítimo pedir explicaciones a un concejal por un comentario desafortunado realizado años antes de ocupar un cargo público. El profesor de Sistemas de Información en IE Business School Enrique Dans enfatiza en su blog: “En realidad, estamos hablando – y esto me parece mucho más peligroso – de una auténtica barrera de entrada para todo aquel que no haya sido toda su vida un político profesional”. Y critica que pocos ciudadanos pasarían la criba: “En mi timeline hay más de veinte mil tweets: tengo la sana intención de mantenerme toda mi vida alejado de cualquier tipo de responsabilidad política, pero si no fuera así, estoy seguro de que alguno o varios de ellos me lo impedirían”.
¿Estamos ante una campaña muy bien medida por parte del PP para derribar, uno a uno, a los concejales de Manuela Carmena más pegados a los movimientos sociales o a corrientes de izquierda? Ésta es una de las hipótesis que maneja gran parte de la base social de Ahora Madrid, que cree que apartar a Zapata ha sido un error que da una imagen de fragilidad.
Sobre todo teniendo en cuenta que en el partido conservador, actualmente en el Gobierno, se han dado comentarios más graves, como el caso de Pablo Casado, diputado del PP: «Los de izquierdas son unos carcas, todo el día con la fosa de no sé quién». Eso, en el país con más desaparecidos de Europa, 130.000. O el de la propia Aguirre, líder de la oposición a Carmena y una de las que más insistentemente ha pedido la cabeza de Zapata, quien ironizó con respecto a los arquitectos, tras ver una edificación que no le gustó. “Habría que matarlos”.
Para el analista de medios Pascual Serrano, la presión mediática es un “componente” más de la “campaña de la derecha” contra “cualquier atisbo de proyecto alternativo de gobierno que pueda resultar exitoso”. “¿Por qué se prestan a ello los grandes medios? Sencillamente porque forman parte del proyecto neoliberal, son ellos los que gobiernan el país y la capital desde hace décadas y es su proyecto el que ven amenazado”, reflexiona.
En un artículo publicado en eldiario.es, el diputado Ramón Espinar se pregunta “si la nueva política consiste en que las portadas marquen la agenda y las decisiones o consiste en tratar de ir más allá de los titulares y explicar lo que sucede es discutible”. Seguramente, haya oportunidad de averiguarlo, ya que los titulares cargan ahora contra la sustituta de Zapata en el área de cultura, Alba López, por un comentario que hizo en su cuenta en Facebook.
Desde los medios también se apunta a la concejala Rita Maestre, que participó hace unos años en una acción de protesta contra la capilla instalada en la universidad Complutense, así como a los ediles de Ahora Madrid Pablo Soto y Jorge García Castaño, también por comentarios en Twitter.