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Erdogan pierde la mayoría absoluta y la izquierda prokurda entra en el Parlamento
La izquierda rupturista, representada en el partido HDP, supera el umbral del 10%. La formación ha recuperado votos perdidos en el Kurdistán que habían ido a manos del AKP en las últimas elecciones
MARC SAURINA // Desde el 7 de junio de 2015 se puede hablar de una nueva Turquía, muy diferente de la del eslogan del Partido de la Justicia y del Desarrollo (AKP), la formación que estaba intentando crear un nuevo país rompiendo todos los lazos del pasado reciente entronizando a Recep Tayyip Erdogan como único líder y autor de esta transformación. La nueva Turquía habla de cambio, pero de un cambio diferente: habla sobre todo de democracia, habla del pueblo kurdo, habla de la clase trabajadora, habla de libertad. Y está ya representada en el Parlamento.
La misma ley injusta que dio una mayoría absoluta muy cómoda al AKP en 2002 con tan sólo el 34% de los votos (363 escaños de 550) le ha llevado a perderla -tras haberla conservado hasta ahora- con un 41% de los votos (259 escaños de 550). Las elecciones generales en Turquía han puesto fin a casi 13 años de gobierno en solitario del conservador e islamista AKP y ahora se abren las puertas a negociaciones para posibles coaliciones y, en caso de fracaso, a convocar elecciones anticipadas en 45 días.
Por ley, sólo los partidos políticos que superen el 10% de los votos en el recuento general tienen opción de entrar en el parlamento. Esta ley, en vigor desde el golpe de Estado de Kenan Evren en 1980, se ideó para evitar que partidos pequeños de izquierdas -muy numerosos a finales de la década de los setenta- pudieran entrar en el Parlamento. La reforma de la Constitución llevada a cabo por el AKP en 2010 obvió esta ley, al decidir no retocarla como una opción estratégica que le favorecía. Desde ayer, ya no es así.
La irrupción del HDP
La clave del cambio ha sido la entrada en el parlamento del Partido Democrático de los Pueblos (HDP) de Selahattin Demirtas y Figen Yüksekdag con un 13% de los votos, superando la barrera del 10% y obteniendo 79 escaños. El HDP ha recuperado votos perdidos en el Kurdistán que habían ido a parar al AKP en las últimas elecciones y, por otra parte, ha conseguido grandes resultados en las principales ciudades del país. El cambio de tendencia que se venía observando por parte del electorado turco joven y urbano hacia el discurso del HDP, democrático, progresista y, especialmente, integrador, se ha confirmado de lleno. De este modo, el HDP ha obtenido escaños en zonas donde nunca antes los partidos kurdos habían tenido una representación significativa, y ha doblado el resultado del anterior partido kurdo en las elecciones de 2011.
En Diyarbakir/Amed, el HDP se ha llevado el 80% de los votos con 10 escaños, quedando el escaño restante en manos del AKP. El resultado ha sido similar en otras provincias kurdas como Van (HDP, 7 escaños; AKP, 1), Mardin (HDP, 5 escaños; AKP, 1), Batman (HDP, 4), Mu? (HDP, 3), Kars (HDP, 2; AKP, 1), Hakkari (HDP, 3) y Bitlis (HDP, 2; AKP, 1). El HDP ha obtenido más del 70% de los votos del Kurdistán y el AKP ha mantenido el 20%, pero perdiendo escaños.
El partido pro-kurdo HDP trastoca las grandes ciudades
En ciudades como Estambul, el HDP ha pasado a ser la tercera fuerza superando al ultranacionalista Partido de la Acción Nacionalista (MHP) y asegurándose 11 escaños. En Ankara, donde un sector republicano y kemalista fuerte sumado a una población migrante de otras zonas del interior de Anatolia que vota incondicionalmente al AKP concentra la mayoría de los votos, el HDP ha logrado un histórico 6% y 1 escaño. En otras grandes ciudades el HDP también ha conseguido representación, como Izmir (1 escaño), Adana (2), Mersin (2), Bursa (1), Antalya (1), así como en feudos del AKP como Erzurum, donde también se ha llevado un escaño.
El mapa general, tal como se preveía, no ha cambiado demasiado. En la costa mediterránea y del Egeo, el partido más votado ha sido el Partido Republicano del Pueblo (CHP), socialdemócrata y kemalista. En Anatolia y el Mar Negro, el AKP. El AKP post-Gezi ha perdido en total tres millones de votos y ha pasado del 49% de los votos en las elecciones del 2011 al 40,7%, pero sigue siendo el partido más fuerte del país con 18 millones de votos, seguido por el CHP con 11 millones, el MHP con 7,3 y el HDP con 5,7.
El rol de Erdogan y análisis de los resultados
Se pueden hacer varias lecturas de los resultados, tanto mirando al pasado como al futuro. De entrada, está claro que los vencedores de estas elecciones, en clave de incremento de votos, han sido el HDP y el MHP, partido ultranacionalista y conservador que ha captado votos del electorado tradicional del AKP. El perdedor, más que el AKP, ha sido el mismo Presidente de la República, Erdogan, que no ha sido capaz de mantenerse al margen de la campaña, como se espera del presidente, sino que ha aparecido constantemente en televisión y ha hablado en mítines de su ex partido criticando a toda la oposición y los medios de comunicación.
El llamamiento de Erdogan para la reforma hacia un sistema presidencialista no ha funcionado y el AKP se ha quedado muy lejos de los 400 diputados que pedía. Como vencedor de las elecciones, el AKP debe saber desmarcarse de su ex líder y llevar a cabo una política más integradora que tenga en cuenta otras posturas y planteamientos. Las primeras declaraciones del primer ministro Ahmet Davutoglu han ido en este sentido, y ha remarcado la necesidad de hacer una valoración de los resultados para mantener la estabilidad en el país.
Erdogan también ha sido el perdedor en las provincias kurdas. Después de años de ser capaz de competir en igualdad con los partidos kurdos en la zona, recibiendo los votos del sector kurdo más conservador y religioso, su postura durante la campaña negando que existiera un problema kurdo y bloqueando el proceso de paz en clave electoralista no ha funcionado. La migración de votos nacionalistas y religiosos hacia el MHP y de votos kurdos hacia el HDP son la prueba.
Por último, la victoria de la HDP y las primeras declaraciones de sus líderes, Demirtas y Yüksekdag, muestran cómo el espíritu de Gezi y las esperanzas de un sector turco consciente de las injusticias hacia el pueblo kurdo y del mal estado democrático del país se han podido expresar por fin en unas elecciones. El ataque a las redes sociales contra el HDP conectando al partido y su pasado con el PKK no se ha visto reflejado en los resultados, puesto que el HDP ha obtenido más votos que los que pronosticaban todas las encuestas.
Demirtas afirmó que la victoria «es la de todas las identidades étnicas que viven oprimidas en este país, los kurdos, los armenios, los bosnios, y de todos los excluidos que quieren vivir juntos, en paz y en libertad su fe, los alevís, los suníes, los yazidíes». El HDP también ha destacado por ser la voz de grupos feministas y por optar por una representación más igualitaria en las listas. De entrada, Selahattin Demirtas es secretario general del partido junto con Figen Yüksedag, fundadora del Partido Socialista de los Oprimidos (ESP), que se fusionó con el HDP en 2014. Además, era el partido con más candidaturas femeninas: 268, por 90 del AKP, 103 del CHP y 50 del MHP. Con la entrada en el parlamento del HDP, el porcentaje de diputadas aumentará del 14 al 18%.
La hora de los pactos
Las opciones de un gobierno estable pasan ahora por una coalición. De momento, el HDP parece rechazar la idea y hay que ver cómo avanza el proceso de negociación entre los diferentes partidos. La proximidad ideológica entre el AKP y el MHP no permite descartar una posible coalición que derrumbaría muchas de las esperanzas que han despertado estas elecciones. Aunque de momento, el líder del partido, Devlet Bahçeli, ha asegurado que no entrará en ninguna coalición.
Por otra parte, unas elecciones anticipadas, sostienen los expertos, podrían llevar al país a una situación de inestabilidad y a una crisis política -y económica- de grandes dimensiones. Si el AKP es capaz de leer con acierto el resultado de las elecciones y virar su política hacia una posición más integradora, hay opciones de que se forme un gobierno estable. Hay que esperar a ver si el partido es capaz de desvincularse de Erdogan o, por el contrario, sigue en la misma línea que le llevaría indudablemente a un hundimiento rápido y definitivo. Del mismo modo, si el HDP se mantiene coherente con su discurso y con el carácter heterogéneo de sus votantes, podrá seguir progresando y creciendo.
El proceso que se abre ahora, debido a todos los condicionantes existentes, es frágil y delicado. La posibilidad de que se produzcan enfrentamientos violentos en zonas de fricción e, incluso, de que vuelva a haber protestas urbanas si el AKP no cambia el discurso, no se pueden descartar. De momento, queda la ilusión de un nuevo proceso que se inicia y saber que sectores discriminados durante años por el AKP y anteriores gobiernos tendrán una voz en el parlamento que puede llevar a un cambio de verdad.
[Artículo publicado en La Directa]