Los socios/as escriben
¿Buscamos buenos amos?
La educación, la religión, las patrias, el marketing, las leyes... todos ellos y en gloriosa armonía están para troquelar "mayorías silenciosas"
Me llaman la atención los periodos en los que hay elecciones municipales, porque nadie habla de lo que propone hacer en los pueblos o en las ciudades. Es más, no veo que a la ciudadanía le preocupen mucho esos vagos mensajes de «pájaros y flores». Es más, todavía, cuando un ciudadano dice: «Fulanito lo ha hecho muy bien, le voy a volver a votar», no quiero ni pensar qué elementos estará teniendo en cuenta para tomar esa decisión. Y ya ni me pregunto quién se ha leído el programa electoral, aunque sea el de un solo partido. Peor aún: habría que ver el nivelón de algunos programas electorales. Y no hablo de partidos minoritarios precisamente.
Entonces: ¿Hasta qué punto somos una sociedad crítica que evalúa seriamente a sus dirigentes?
Supongo que seguir votando una y otra vez a los especialistas en inaugurar aeropuertos sin terminar o a los que, sin rubor, cuentan el dinero de la mordida de turno en el coche, responde de alguna manera a esta pregunta.
¡Qué opinión tan pobre tienen los políticos de nosotros! ¿Verdad? Y en muchas ocasiones, qué razón tienen. «Tenemos el gobierno que nos merecemos», dicen algunos.
Hace «unos pocos» años, decía el historiador romano Salustio (86 a. C. – 34 a. C.) que «sólo unos pocos prefieren la libertad; la mayoría de los hombres no busca más que buenos amos». En estas circunstancias, creo que nos define bastante bien.
Pienso en esta cita como una realidad que señala a una sociedad con una notoria falta de sentido crítico sobre todo lo que le rodea. Situación que si bien es más que entendible en las épocas del bueno de Salustio, no lo es tanto en la actual, lo que viene a decir bastante poco de nuestro sistema democrático y su capacidad de educar y desarrollar individuos independientes y con criterio. Claro que… ¿quién dijo que pretenda tal cosa?
¿Independientes y con criterio? No es fácil ser independiente y con criterio. La educación, la religión, las patrias… el marketing… las leyes… todos ellos y en gloriosa armonía están para troquelar «mayorías silenciosas» y sumisas que no salen a las manifestaciones. «Como dios manda» , que le gusta decir al bueno de Rajoy.
Pero cuando todo parece indicar que el ser humano es lo más egoísta que ha creado la naturaleza, surgen por doquier infinidad de movimientos ciudadanos que se revelan y dicen un fuerte y claro NO a toda esta basura. Sí, la sociedad está plagada de infinidad de movimiento sociales y culturales autónomos y autogestionados, que están cambiando la sociedad desde la base, desde siempre, sin que se note.
En algunas ocasiones, pocas, se hacen más que visibles, como en las pasadas elecciones, en las que han deslumbrado por el reconocimiento social que han recibido en las urnas, especialmente, pero no sólo, en Madrid y en Barcelona (¡Vivan Manuela Carmena y Ada Colau!). Por cierto, y no lo despreciemos: son movimientos políticos alejados de los todopoderosos partidos dirigidos desde las lejanas cúpulas.Y qué curioso ver cómo enseguida los medios se han apresurado a identificar este vuelco electoral con «Podemos», un partido integrado a marchas forzadas en la famosa «casta».
Sí, la sociedad sigue cambiando, lenta pero inexorablemente, a pesar de todos los dioses, reyes, patrias…
Tergiversan, engañan, roban, mienten. No saben hacer otra cosa, pero como dijo Abraham Lincoln, «puedes engañar a todo el mundo algún tiempo. Puedes engañar a algunos todo el tiempo. Pero no puedes engañar a todo el mundo todo el tiempo».
Seguimos avanzando.
Hola, Javier,
Gran reflexión con final esperanzador.
Una puntualización, las formas de troquelar mayorías silenciosas (patria, religión, fútbol…) también llevan a las masas a manifestarse.
Por otra parte, deseo que los movimientos sociales que han alcanzado cotas de poder nada despreciable en Madrid, Barcelona… sigan siendo autogestionarios, de base y democráticos por mucho tiempo. Este es mi miedo actualmente.
Desde la ciudadanía debemos velar por ello.