Economía social | Sociedad
Empoderar a las comunidades de vecinos
La cooperativa Comunitaria redefine el rol del administrador de fincas
Artículo publicado en el número de mayo de 2015 de La Marea, disponible en nuestra tienda online
«A mí la presidencia de la comunidad me vino un poco de sorpresa. No tenía ni idea de cómo funcionaba y la verdad es que estoy aprendiendo mucho”. Quien habla es Eva Ballester, vecina de Ciutat Meridiana, en Barcelona. Tras el fallecimiento de uno de los vecinos, que administraba la finca de forma altruista, la comunidad decidió buscar a un gestor externo. Pero no contrataron a un administrador de fincas al uso. Optaron por Comunitaria, un proyecto de la economía social que redefine el rol de esta figura buscando que los residentes se empoderen y participen en las cuestiones que atañen a la comunidad a partir de una total transparencia. También acompañan a comunidades con dificultades en la gestión e impulsan reformas energéticas y ambientales de los edificios.
Es lunes por la tarde, y frente al número 87 de la avenida Rasos de Peguera se juntan varios de los vecinos del inmueble. Tienen cita con dos de los jóvenes que impulsan Comunitaria. Van a aprender a utilizar el programa informático que les permitirá disponer de toda la información necesaria sobre la finca: presupuestos, arreglos, servicios, incidencias, facturas… A pocas calles de allí, en la sede de la Asociación de Vecinos, Andrómeda Rodríguez y Héctor González, integrantes de la coooperativa, les instruyen en el manejo de la herramienta. Se trata de un programa sencillo y de uso intuitivo en el que cada uno de ellos tiene acceso a su perfil individualizado, donde puede consultar, por ejemplo, los gastos comunitarios que le toca afrontar. “Lo han aprendido muy rápido”, explica González.
A partir de su experiencia en gestión de conflictos relacionados con la vivienda, especialmente durante el boom del acoso inmobiliario en Barcelona, decidieron poner en marcha un proyecto que llevase los valores de la economía social a la administración de fincas. Desde su arranque formal a principios de este año, ya gestionan cinco comunidades de vecinos. González pone un ejemplo del nuevo enfoque que pretenden adoptar: “Habitualmente el administrador tiene una sola cuenta para todas las comunidades que gestiona. Y eso no permite a una finca tomar posesión de sus cuentas, ni ver cómo se están gestionando”, explica.
Informar a los vecinos de los proyectos urbanísticos que les afectan; gestionar la búsqueda de ayudas sociales para las personas que tienen dificultades para pagar el alquiler o las facturas de servicios básicos y fomentar las compras y contratación de servicios en empresas de la economía solidaria y de inserción laboral son algunas de las características del proyecto. También huir del trabajo a comisión, que, asegura González, es uno de los motivos que llevan a encarecer las obras en un edificio. “Si no tengo ningún interés en que tu presupuesto sea más alto, tampoco lo tendré en favorecer a aquellos más altos respecto a otros”, subraya.
Por el momento, lo primero que están haciendo es realizar un inventario de los bienes comunes de cada edificio y auditar las cuentas. “En ocasiones, si no se estaba haciendo correctamente la gestión, comienzan a aparecer cosas. En dos de las cinco fincas han surgido multas impagadas que estaban generando intereses, y que no se habían pagado a pesar de que en Junta se había aprobado hacerlo”, apunta el miembro de Comunitaria. A partir de una serie de denuncias que han tenido que presentar, han elaborado dossieres informativos donde detallan en qué consiste un procedimiento monitorio, uno civil verbal y uno penal, para que los vecinos puedan votar con conocimiento de causa. “La transparencia no es sólo dar todos los datos, sino que la gente te pueda entender”, sostiene Héctor.
En este sentido, priman que los residentes aprendan el funcionamiento de los diversos aspectos que atañen a una comunidad. Lo mismo sucede con las potenciales mejoras a nivel social o medioambiental: “Esperamos suscitar la duda sobre cosas que se pueden hacer y que sean ellos quienes nos lo reclamen, porque es entonces cuando estarán realmente interesados”.
En Rasos de Peguera, 87 están satisfechos. “Nos costó coger un administrador porque no tienen buena fama, y es complicado porque hay que pagarle un dinero y existe la idea de que no hacen nada”, confiesa Susana Larrosa, secretaria de la comunidad. “Pero estamos muy contentos. Se implican mucho en los problemas de cada vecino y nos aconsejan”, confirma la presidenta.