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Barcelona tiene poder
El recinto Fabra i Coats se quedó pequeño para albergar la euforia que se desató con la victoria de Barcelona En Comú
Ella tiene poder,
ella tiene poder,
Barcelona es poderosa,
¡Barcelona tiene poder!
Los acordes de la guitarra de Peret retronaban pasada la media noche en el recinto industrial Fabra i Coats en el barrio barcelonés de Sant Andreu. Centenares de personas bailaban al ritmo de la música. Había abrazos. Saltos. Cánticos. Y numerosos ojos vidriosos. No se divisaban banderitas de partido. Apenas algunos carteles móviles con la cara de Ada Colau, probablemente, si el resto de fuerzas políticas no se oponen, la próxima alcaldesa de Barcelona.
Entre la multitud, la gente de la plataforma Aigua és vida, abrazados, dando botes. También miembros de los más veteranos de la PAH. Abogados del 15-M, integrantes de las asociaciones de vecinos, activistas de Internet, cooperativistas por un cambio del modelo energético… La ciudad movilizada celebraba con alegría desbordada una victoria difícil de prever hace apenas ocho meses, cuando el grupo promotor de Guanyem Barcelona realizaba un llamamiento a la ciudadanía para construir una candidatura capaz de ganar el Ayuntamiento. “Dijimos que sí se podía. Y lo hemos demostrado”, exclamaba una exultante Ada Colau en el escenario situado ante los periodistas con el escrutinio casi finalizado. “Esto es gracias a vosotros. Gracias, gracias, gracias”, repetía poco después en el escenario exterior, al aire libre, con los vecinos, como Barcelona En Comú ha celebrado los actos de campaña.
Sala de prensa habilitada para seguir la noche electoral. M. L. / BCN Comú
Desde media tarde, el ambiente en la sede habilitada por la candidatura de confluencia era de muchos nervios, pero también de esperanza. Las encuestas la situaban con posibilidades de arrebatarle la alcaldía a Xavier Trias y la Fabra i Coats iba a ser seguro uno de los puntos informativos de la noche. No faltó algún que otro fallo técnico cuando la emisión de la transmisión televisiva se interrumpió en varias ocasiones. De hecho, una semana atrás la candidatura todavía no tenía cerrado el espacio que iba a ocupar el 24-M.
Estaban acreditados periodistas de más de un centenar de países para seguir la noche electoral, probablemente en la mayor sala de prensa de cuantas se habilitaron este domingo en Barcelona. Fuera, una larga barra de bar con tiradores de cerveza a la voluntad: ‘Fem pot comú’ (hagamos bote común), rezaba un pequeño cartel escrito a bolígrafo. Las personas que en estos meses han estado trabajando duro para el proyecto, de un lado para otro. “¡Uf! Muchos nervios. Mucha ilusión -confesaba una de ellas-. Pero pase lo que pase hoy es un día histórico, sólo con lo que hemos pasado para llegar hasta aquí”.
La candidatura celebra la victoria poco antes de comparecer ante los medios. M. L. / BCN Comú
Una vez cerradas las mesas electorales, la afluencia de personas al recinto no dejó de incrementarse. Gritos de “¡Sí se puede!” con los primeros resultados del escrutinio. También cuando en las pantallas instaladas sobre el escenario aparecían datos del recuento en Madrid. Cantos de “Esa, esa, esa, Ada alcaldesa” a medida que el conteo llegaba al final, y un estallido de júbilo cuando, cerca de las once de la noche, el equipo al completo de Barcelona En Comú salía al escenario con los brazos en alto.
“La gente común, los ciudadanos de a pie, los que habitualmente no hemos tenido poder político, ni económico, ni judicial, ni mediático, teníamos una oportunidad histórica y la hemos sabido aprovechar, ¡enhorabuena!”, afirmaba entre vítores Ada Colau. “Se había instalado la desesperanza, la idea de que no había nada que hacer. Nos hemos organizado y, como hormiguitas, hemos demostrado que sí había alternativa. La ciudadanía está reclamando un cambio real, donde las prioridades de la ciudadanía se pongan por delante de las siglas y de cualquier interés de partido”, sentenciaba Colau, interrumpida cada dos por tres por los coros de la gente que esperaba detrás de la valla que la separaba de la zona de prensa. “Dejadme acabar, que tengo muchas ganas de salir fuera con vosotros”, reía.
Los integrantes de la lista, sobre el escenario poco después de la media noche. M. L. / BCN Comú
Fuera, con la gente, en una plaza abarrotada, era el número dos de la candidatura, Gerardo Pisarello, quien arrancaba los mayores aplausos y gritos de euforia: “Nunca me imaginé que yo, hijo de un desaparecido de la dictadura argentina, acabaría formando parte de algo tan grande. ¡Por primera vez una alcaldesa de origen popular en Barcelona!”. El run run dejaba paso al éxtasis.
*Fotos: Flickr de Barcelona en Comú