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Luchar contra el paro con poco margen de maniobra
El Gobierno central y las comunidades autónomas se llevan todo el peso en este tipo de políticas. Aun así, existen algunos resquicios para la acción municipal
Artículo publicado en el dossier sobre municipalismo del número de mayo de La Marea, a la venta en quioscos y en nuestra tienda virtual
Las políticas de empleo siguen siendo uno de los bastiones a conquistar por parte de la iniciativa municipal. Las comunidades autónomas y el Gobierno central se han mostrado tradicionalmente celosos en la salvaguarda de sus competencias en este terreno. Sin embargo, la crisis está abriendo una pequeña brecha en ese celo que limita a los ayuntamientos en la tarea de ejecutar los planes de empleo. Por otra parte, el control del diseño de las políticas activas de empleo por parte de las demás administraciones ha empujado a muchos ayuntamientos a diluir las partidas presupuestarias correspondientes a empleo en un sinfín de consignaciones con nombres que sugieren apoyo a la actividad productiva o empresarial, en las que suele ser frecuente la palabra «acción», principalmente en municipios gobernados por partidos que no están considerados de izquierdas, como PP, CiU o PNV. Estas políticas corresponden a visiones ideológicas muy definidas sobre cómo se debe actuar para apoyar el crecimiento del empleo. Como sostiene la directora de Bilbao Ekinza, (Bilbao Acción), “nuestros planes de empleo tienen un fuerte componente de apoyo a la empresa, a los emprendedores y a los sectores económicos, consideramos que es prioritario garantizar la viabilidad económica de la ciudad”. La política de empleo de ayuntamientos como el de Zaragoza (Juan Alberto Belloch, PSOE) se concentran, en cambio, “en tratar de mantener los niveles de oferta de empleo público del año anterior”, según fuentes municipales.En cada ciudad hay siempre margen para la imaginación.
Fondos extraordinarios
El superávit, para quien lo trabaja
El alcalde de Benidorm, Agustín Navarro, del PSPV-PSOE, tomó la decisión de apostar fuerte por el empleo antes del comienzo de la campaña electoral. El primer edil ha propuesto al Gobierno que permita a los ayuntamientos destinar al menos el 50% del remanente de tesorería, si es que lo hay, a las políticas de fomento de empleo, lo que en el caso de Benidorm se traduciría en 7 millones de euros, la mitad de los 15 millones que, según el alcalde, han sobrado en las cuentas de este ejercicio. Además se compromete a destinar un millón de euros al fomento del empleo si el presupuesto del año que viene está por debajo de los 100 millones de euros, y un 1% del total si está por encima de esa cantidad.
Ayudas
Trabajar la tierra
En muchas ocasiones son los mismos parados los que se organizan y demandan a los ayuntamientos que cedan fincas públicas en desuso, que utilizan para montar huertos. Un ejemplo es la Asamblea contra el Paro de Piedrabuena, un pueblo situado a 30 kilómetros de Ciudad Real, que trabaja en tierras facilitadas por particulares pero también por el consistorio. En este caso, la ayuda de la entidad local es casi nula, ya que son los propios participantes los que sufragan los gastos mediante cuotas mensuales.
Más competencias
Al abordaje de políticas ajenas
Barcelona es una de las pocas ciudades en las que las autoridades municipales se muestran satisfechas de asumir competencias de empleo propias de una administración diferente, en este caso de la Generalitat. Susana Tintoré, directora de Barcelona Activa, la compañía pública de apoyo a empresas, emprendedores y servicio de empleo, admite que hasta el 2010 “prácticamente todo el presupuesto venía del Servicio de Empleo Catalán, pero en esta legislatura la financiación autonómica ha bajado mucho y nos ha dado la oportunidad de poner dinero para hacer políticas de empleo sin financiación ajena”. Con este fin, han aumentado las partidas un 75% en la presente legislatura, explica, y han pasado desde 13,8 millones de euros a 24.
El PER
Que “elijan ellos”
Los grandes planes de empleo son diseñados por el Gobierno central, principalmente, pero también por las comunidades autónomas, la mayoría de las cuales tienen transferidas las políticas activas de empleo. El PER, el plan de empleo estatal más famoso de España, ha recibido críticas, especialmente desde Cataluña, donde Duran i Lleida llegó a quejarse de que los perceptores de las ayudas se quedaban “todo el día en el bar del pueblo”. Muchos alcaldes han estado en la lupa de la sospecha por presunto fraude en el reparto de las ayudas (presunto favorecimiento de sus elegidos), pero en Brenes (Sevilla), el alcalde, el socialista Manuel Moreno, considera el PER una “bendición” y ha optado por no pillarse los dedos con el reparto: “Pedimos la lista de los beneficiarios al Inem, que escojan ellos”, afirma. Moreno asegura que mantiene dos centenares de obras abiertas en las calles del pueblo gracias a este plan de empleo, generalmente confundido con el posterior subsidio al que tienen derecho los trabajadores del ámbito rural andaluz y extremeño cuando han superado las 30 peonadas (jornadas de trabajo de siete horas y media).
Contra la pobreza
Barrios deprimidos
Los planes de empleo que tocan el ámbito municipal con mayor dotación específica están estrechamente ligados a planes integrales de rehabilitación de zonas o colectivos deprimidos. El Comisionado del Polígono Sur (Sevilla), compuesto por Ayuntamiento, Junta de Andalucía y Gobierno, ha aprobado un plan de empleo muy especial para una de las zonas más deprimidas de España: “Sólo tenemos un millón de euros”, afirman fuentes del Comisionado, “pero lo vamos a dedicar a un plan de empleo en la calle, y cuando decimos calle decimos que vamos a ir físicamente con la persona atendida a la oficina de empleo, y vamos a ayudarle a trazar las habilidades básicas para obtener un trabajo, para solicitarlo o para emprender por su cuenta”, cuentan los responsables de un plan destinado a un barrio que “aún presenta índices de analfabetismo del 26% en adultos frente al 2% de la media nacional”, según la Comisionada, Mar González.