Opinión | OTRAS NOTICIAS
El fin del #15M
"A la vez que nosotros, se dieron cuenta; de que Twitter era también la vida. Y que había que asediarlo como hacían con nuestras vidas"
A veces ato cabos. Apenas me sé atar los cordones de las zapatillas (como el protagonista de Los lugares pequeños, fabulosa primera novela del Sr. Paco Tomás), pero para atar cabos sí que me doy buena maña.
Ato cabos. Navego entre noticias y me topo con titulares que se tocan entre sí en penumbra. Con titulares de cuarto oscuro de sórdida discoteca gay que se rozan sin verse. Los escucho jadear mientras los leo magrearse unos a otros:
- “Indra y Accenture pugnan por diseñar el sistema que buscará sospechosos en las redes sociales”. (eldiario.es, 16.05.2015)
- “Twitter podría estar a punto de purgar a más de diez millones de usuarios que publican demasiado porno”. (Pinknews, 17.05.2015)
- “El acoso se refugia en Twitter”. (El País, 17.05.2015)
- “Los políticos españoles están a la cabeza en el uso de Twitter”, (El Mundo, 18.05.2015)
- “Operación contra la apología del terrorismo en Internet: se prevén 40 detenciones en España” (EFE, 19.05.2015)
Y enciendo la luz. Y ahí están. Amontonándose y metiéndose mano, muy cerdos, fingiendo que lo suyo ha sido un encuentro casual en ese antro insalubre. Mentira. Me consta que habían quedado para joder, a oscuras, discretamente, sin que nos diéramos cuenta. Pero hacen demasiado ruido como para pasar desapercibidos.
Ya, con la luz encendida, uno de ellos me anima a que me sume: “Únete”, me dice, “apaga la luz, ven aquí y cuenta que Twitter ya no es lo que era; que se ha llenado de chusma, que ha dejado de ser interesante, que es un medio endogámico y repetitivo, lleno de descerebrados que se creen graciosos… Ven. Bájate los slips blancos y métete”. Me giro, dejo la luz encendida, salgo de ahí con la ropa puesta en su sitio y vuelvo a casa. A atar cabos…
… y lo veo claro: su fin justifica los medios que quieren inhabilitar para la disidencia, y coincide –¿casualmente? NO– con el cuarto aniversario del primer movimiento popular que tomó su nombre de una etiqueta tuitera: #15M. Y recuerdo que, hasta el #15M, Twitter era diferente a la vida real: un escenario de ‘stand-up comedy’, un repositorio de gerundios, una línea discontinua que trazaba personalidades imaginarias, un grupo de autoayuda, una plataforma de recomendaciones culturales breves… Hasta que, para el #15M, Twitter se convirtió en la vida. Porque bajamos a las calles y a las plazas para ver qué pasaba y lo contamos desde allí. Salimos de casa para ver si era verdad. Y lo confirmamos. Le enmendamos la plana a la tele que nos mentía; estuvimos allí con nuestro Twitter en el móvil, y sacamos fotos, y vídeos, y nos geolocalizamos para que supieran que también nosotros.
Entonces se dieron cuenta. A la vez que nosotros, se dieron cuenta; de que Twitter era también la vida. Y que había que asediarlo como hacían con nuestras vidas: desalojarlo, acosarlo, censurarlo, entontecerlo y llenarlo de ruido. Y ahí siguen. Aunque a veces son tan torpes, y se ponen tan cachondos con sus planes para dominar el mundo, que se les escapan titulares simultáneos que acaban follando a gritos en un cuarto no tan oscuro.
Querido BobPop cada día escribes mejor; enhorabuena y no pares
Pues si, twitter a veces es vida real y es necesario desvirtualizar y crear vida. Socializar de verdad…
Dejadlos en sus magreos obscenos, son ellos mismos los que no quieren admitir que si necesitan esa nocturnidad sin luz, es debido a que se autodefinen como vampiros. Vade retro al #15M porque ya tiene más poder que una mismisima Internacional de Parias en el pasado siglo.