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Elecciones en el País Valenciano: ¿el final de un régimen?
Las encuestas vaticinan que en las próximas elecciones municipales y autonómicas el PP perderá la mayoría absoluta en un País Valenciano asediado por los casos de corrupción
Javier tiene 19 años. Desde que nació no ha conocido a otra persona al frente del ayuntamiento de Valencia que a Rita Barberá. Tampoco ha tenido a otro gobierno al frente del País Valenciano que no sea el conservador. Desde el año 1995, con la victoria de Eduardo Zaplana, el PP gobierna en la Generalitat Valenciana. Desde 1999 lo hace con mayorías absolutas y aplastantes. Javier podrá votar por primera vez en unas elecciones autonómicas y por primera vez su voto puede ser decisivo si se cumplen las encuestas que marcan un empate técnico entre las fuerzas de izquierda (PSPV, Compromís, Podem y Esquerra Unida) y de derecha (PP y Ciudadanos).
La noche del domingo 24 de mayo en Valencia será la noche de las calculadoras. Más allá del tópico, en Valencia se juega la continuidad o el final de un régimen. Los casos de corrupción que han salpicado a los principales ayuntamientos (con imputados como la exalcaldesa Sonia Castedo o el primer teniente de alcalde Alfonso Grau), las diputaciones (Carlos Fabra en Castellón, Luis Díaz Alperi en Alicante y Alfonso Rus en Valencia) o la Generalitat (Francisco Camps, Rafael Blasco, Milagrosa Martínez…) marcan la agenda de un cambio político y una regeneración que incluso miembros del PP ven como necesaria.
Ese cambio que hace un año y medio parecía claro con la llegada de un posible tripartito (PSPV, Compromís y EU) se ha visto torpedeado por la irrupción de nuevos partidos (Podemos y Ciudadanos) que presentan un horizonte difícil de aventurar y que sólo la aritmética electoral podrá solucionar.
Pero más allá del nuevo gobierno que salga elegido de las urnas el próximo domingo, el País Valenciano se juega su dignidad democrática. Todos los partidos lo saben y han pactado (excepto el PP) tomar ciertas medidas más allá del partidismo. Por ejemplo, todos (incluido Ciudadanos y exceptuando el PP) se comprometen a paralizar el proyecto de una gran avenida que partía en dos el barrio del Cabanyal y a reabrir una comisión de investigación sobre el accidente de metro de 2006 que acabó con la vida de 43 personas.
Y son sólo dos ejemplos. Hay mucho por hacer. Con una deuda insostenible y una infrafinanciación por parte del Estado (reconocida por todas las partes), el País Valenciano se juega si quiere continuar con un modelo de privatizaciones (sanitarias, educativas, tecnológicas, de espacios públicos). También debe decidir qué hacer con las infraestructuras productos de los años de bonanza económica y que han quedado como meros escaparates.
No lo tendrá fácil el próximo gobierno con unos cajones vacíos y con un arsenal de facturas que ven la luz con cuentagotas. Javier, el joven ficticio que inicia este artículo, no ha conocido otro régimen en el País Valenciano, un régimen que, según vaticinas las encuestas, tiene los días contados.
¿Qué ha sido de vuestros valores gentes del País Valenciá y cómo ha conseguido aborregaros de tal manera el franco-fascismo que nunca se fué?