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Ley de vagos y maleantes. La desnaturalización de una ley republicana
La Ley de Vagos y Maleantes, publicada durante el primer bienio de la II República, fue una de las herramientas básicas que utilizó el franquismo para reprimir disidencias
The Social Science Post // La Ley de Vagos y Maleantes (en adelante LVM) fue una de las herramientas básicas que el franquismo utilizó para reprimir disidencias dentro del régimen. Sin embargo, en contra de la extendida creencia acerca del origen de la ley, ésta fue publicada en 1933, durante el primer bienio de la II República. Este hecho ha sido utilizado por defensores del franquismo y por críticos de la II República para justificar, entre otras cosas, el supuesto carácter antidemocrático del régimen republicano y las actitudes represivas de las izquierdas durante el periodo iniciado en 1931. ¿Cuáles fueron las razones que llevaron a los gobiernos republicano-socialistas del primer bienio a promulgar la LVM? Responder a esta pregunta y rebatir las críticas de los defensores del franquismo será el objeto de este artículo.
La LVM instauró en España la lucha preventiva contra el delito, que mediante la imposición de medidas de seguridad, tanto pre-delictual como post-delictual, buscaba otorgar al gobierno un arma eficaz para luchar contra el alto número de delitos que existía en la España de los años 30. Esta circunstancia era consecuencia de la inestabilidad social y de la amplia amnistía otorgada, también a delincuentes comunes, tras la proclamación de la II República. Pero hay una idea clave detrás de la promulgación de la LVM: llevar al plano judicial la persecución de sujetos “de dudosa moral” que existía en España con base en las atribuciones que los estatutos provinciales otorgaban a los gobernadores civiles, los cuales tenían la capacidad de “reprimir los actos contrarios a la religión, a la moral o a la decencia pública, imponiendo multas o, en defecto de pago, ordenando el arresto supletorio del blasfemo, inmoral o indecente”.
Esta fórmula era el origen del arresto sustitutorio de quince días por impago de multas que se hubiesen impuesto a aquellos que hubieran realizado “actos contrarios a la moral o a la decencia pública”, lo que dio lugar a la figura del “quincenero”, entendido éste como el delincuente habitual que, ante la imposibilidad de pagar las multas que le eran impuestas, pasaba periodos de quince días en la cárcel hasta que volvía a ser puesto en libertad. Por lo tanto, teniendo en cuenta este contexto, la finalidad de la LVM era clara: trasladar al ámbito judicial unos hechos que hasta el momento formaban parte del ámbito gubernativo.
El primer proyecto gubernamental que se presentó encontró bastantes reticencias, destacando la del grupo socialista, que alertaba de la peligrosidad de una norma de este tipo en manos de las derechas en el caso de que éstas alcanzaran el poder. Ante dicha confrontación, se encargó la redacción de un nuevo proyecto a Mariano Ruíz-Funes y al célebre penalista, y también miembro del partido socialista, Luis Jiménez de Asúa. Éste último había dedicado buena parte de su carrera académica a estudiar la criminalidad pre-delictual y el “estado peligroso”[1], entendiendo que en él se encontraba la clave para poner solución a problemas que, en el ámbito penal, venían produciendo estragos desde hace tiempo atrás. De hecho, en 1922 Asúa había planteado su teoría de la “dualidad de códigos”, considerando necesaria la existencia de dos códigos penales de forma simultánea, uno preventivo y otro código sancionador. Finalmente, 11 años después el catedrático de derecho penal tenía la posibilidad de aplicar en España su teoría jurídica.
La LVM fue aprobada en un parlamento mayoritariamente de izquierdas, sin embargo, los padres de la norma quedaron descontentos amén del gran número de enmiendas que se introdujeron al proyecto, lo que llevaría a Asúa a decir que la mayoría de las modificaciones introducidas habían sido negativas y habían convertido la ley en “más dura, menos flexible, más casuística, incongruente y mucho menos elegante” que el proyecto inicial. A modo de resumen, podemos apuntar que la LVM introdujo la distinción entre peligrosidad sin delito y peligrosidad criminal, incluyendo dentro del primer grupo a “vagos habituales”, “rufianes y proxenetas”, “mendigos profesionales”, explotadores de “juegos prohibidos”, “ebrios y toxicómanos habituales” y a “los que observ[as]en conducta reveladora de inclinación al delito manifestada por el trato asiduo con delincuentes y maleantes [o] por la comisión reiterada de contravenciones penales”. A éstos, con excepción de los adictos, que eran recluidos en “Casas de templanza”, se les imponían medidas de seguridad, que podrían ir desde el internado en un “Establecimiento de trabajo” hasta la prohibición de residir en un lugar determinado, además de otras medidas como la “sumisión a una vigilancia de Delegados”. Además, el procedimiento estaba marcado por el carácter inquisitivo que se derivaba de la coincidencia del juez encargado de la instrucción y la resolución de la causa.
Más allá de la gran diferencia entre el animus legislandi de la LVM y la aplicación de la misma por parte del régimen franquista, hay un hecho que rebate por completo las teorías de los defensores del franquismo que se apoyan en el carácter republicano de la LVM para definir la II República como un régimen antidemocrático de izquierda radical. Se trata del uso que las derechas, una vez que alcanzaron el poder en 1933, hicieron de la LVM, entendiendo ésta como un complemento de la Ley de Orden Público. En este sentido destacan las palabras de Alcalá-Zamora Castillo, el catedrático de derecho procesal e hijo del que fuese presidente de la II República, quien desde una posición ideológica alejada de la izquierda, explicó que gran parte de los problemas surgidos de la LVM no provinieron de la ley en sí, sino del “barrenamiento que durante el bienio de 1933 – 1935 [periodo en el que gobernaron las derechas] se hizo de su espíritu y de su letra”.
El uso abusivo de la LVM por parte de las derechas se vio ampliado por la publicación en 1935 del Reglamento sobre Vagos y Maleantes, una norma que alteró el contenido de la ley mediante la adición nuevas categorías del estado peligroso y la inclusión de una cláusula final que posibilitaba la interpretación analógica, lo que sin duda era la pieza clave que daba lugar a las actuaciones arbitrarias del gobierno. En este contexto abundó el castigo automático de los delitos contra la propiedad, las declaraciones de peligrosidad sin análisis psicológico, la ausencia de individualización de la pena, la evitación anticipada de formas de reincidencia y otra serie de actos que iban en contra de la esencia misma de la LVM. Esta desnaturalización de la norma, unida a la falta de medios materiales que desde un primer momento impidió la correcta aplicación de la misma, se tradujo, no solo en la oposición a la norma por parte de uno de sus creadores, Luis Jiménez de Asúa, sino en el rechazo de las izquierdas, que en varios mítines del Frente Popular propugnarían la derogación de la LVM. Sin embargo, el corto periodo transcurrido entre la victoria electoral del Frente Popular y el estallido de la guerra civil hizo imposible una reforma o incluso una derogación de la ley. Las izquierdas del primer bienio republicano habían establecido, sin saberlo y sin pretenderlo, las bases para la represión de la peligrosidad social durante el franquismo.
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Referencias:
[1]El estado peligroso es el conjunto de condiciones subjetivas que autorizan un pronóstico acerca de la propensión de un individuo a cometer delitos
Bibliografía:
– Sebastián Martín Martín, Criminalidad política y peligrosidad social en la España contemporánea (1870 – 1970) en Quaderni Fiorentini XXXVIII (2009)
– Luis Jiménez de Asua, “Ley de Vagos y Maleantes. Un ensayo legislativo sobre peligrosidad sin delito” en Revista General de Legislación y Jurisprudencia, año LXXXII, Tomo 163, (1933)
– Luis Jímenez de Asua, El estado peligroso, Madrid, Imprenta de Juan Pueyo, 1922
– Luis Jímenez de Asua, El nuevo Código penal argentino y los recientes proyectos complementarios ante las modernas direcciones del derecho penal: conferencias pronunciadas en la Facultad de Derecho de la Universidad de Buenos Aires, Madrid, Editorial Reus, 1933
– Alcalá – Zamora, “El sistema procesal de la ley relativa a vagos y maleantes”, Ensayos de Derecho Procesal: Civil, Penal y Constitucional, Buenos Aires, Edición de la Jurisprudencia Argentina, 1944
[Artículo publicado originalmente en The Social Science Post]
Bla, bla, bla, bla, bla,
hay gente que parece que lo suyo sea dividir y confundir de enemigos en estos momentos decisivos en los que nos jugamos el futuro de la especie.
Pero vamos que para no dejarse enredar sólo hay que recordar la fábula de los dos conejos que discutían que si eran galgos o podencos los perros que se acercaban a zampárselos.
Cuando no se tienen ni ideales ni principios siempre queda la palabrería insulsa, la idiocia y la estulticia. Yo no divido, sino que uno a los verdaderos comunistas, y no me confundo de enemigo, que el capitalismo y el estalinismo, aquellos que, como Gerardo Iglesias y seguramente usted, Doña Carmen, votaron la Constiutción, mientras el servicio de orden del PCE rompía las piernas, los brazos y la cabeza a los que ondeaban las banderas republicanas. Decía Marx que la ignorancia nunca ha servido para nada a nadie, estaba equivocado, les sirve a todos ustedes para poder disfrazarse de progresistas cuando solo son reaccionarios modernos.
CONTINUACIÓN Y FINAL
Y en cuanto a la lucha antifranquista, el famoso maquis y demás, a los desmemoriados de la memoria histórica hay que recordar que el PCE se dedicó a mandar al interior de España a algunos de sus miembros con la misión de ……. asesinar a sus propios compañeros, como el grupo de Cristino García, todavía alabado, que en Madrid, asesinaba a varios de los verdaderos resistentes como Gabriel León Trilla. En fin, todo muy democrático y heroico.
Y es que hubo, y hay, un antifranquismo que es también antiestalinista, y antirepublicano, porque es profundamente anticapitalista, es decir, es auténticamente comunista, y la leyenda que ahora asumen todos los izquierdistas y con la que engañan a los jóvenes es falsa y reaccionaria, y solo hay que preguntar porque esa versión no se pudo imponer durante los años de la transición cuando todavía quedaban vivos muchos protagonistas de todas las corrientes y han tenido que aguardar a la desaparición de los militantes del POUM y de la CNT para poder propagarla sin ser combatidos como falsarios.
Por cierto, que el Señor Gerardo Iglesias ha tardado mucho tiempo en decir lo que ahora dice, no lo decía cuando fue líder de Izquierda Unida, claro que entonces pasaba mucho tiempo en la barra de la discoteca Bocaccio, que fue quien más le echó de menos cuando se fue pues se quedó sin uno de sus mejores clientes, perdió toda una fuente de ingresos, y bien puede ser que la resaca le haya durado hasta ahora.
En cuanto a las garantías constitucionales supongo que Gerardo Iglesias, y su mensajera Carmen, se refieren a actuaciones como el secuestro y asesinato, torturándolo y despellejándolo vivo, de Andres Nin, los cientos de asesinatos de miembros del POUM y de la CNT, incluso de miembros del PSOE-UGT, realizados por los compañeros del mismo Gerardo Iglesias bajo la dirección de gente a la que siempre ha alabado como la Pasionaria y cia. o los varios cientos de asesinatos de miembros de las Brigadas Internacionales cometidos por el carnicero de Albacete, el estalinista francés André Marty que muy humildemente reconocía que «Las ejecuciones ordenadas por mi no pasaron de quinientas», una niñería comparado con lo que hicieron otros colegas estalinistas.
Aunque él mismo Gerardo Iglesias no le da ninguna importancia a esas garantías constitucionales ni a «lo que hubo en uno u otro bando», es decir, que según parece ni la cuestión de la democracia o la libertad, ni la cuestión de los crímenes perpetrados, debe ser tenido en cuenta, argumento muy apropiado para quien tiene tanto que ocultar. Sobre quien ha desencadenado la guerra civil y sus motivos es la típica indicación para despistar a los ingenuos, pues está claro que no todos los que apoyaron al bando que después tomó el nombre de franquista estaban de acuerdo en todo, estaban de acuerdo solamente en defender el régimen capitalista, y al levantamiento se unieron antiguos republicanos, antiguos federales, catalanistas, vasquistas, galleguistas….. Por otra parte, también los que defendieron la República estaban de acuerdo en la defensa del capitalismo como Azaña o el mismo PCE que siempre negó que luchará por el socialismo calificando como infamia fascista tal cosa. Decir que la sublevación fue el primer experimento fascista es otro tópico sin demasiada base, para dar la impresión que fue algo programado por Italia y Alemania, pero si bien esas potencias ayudaron a los sublevados, la guerra tuvo bases nacionales, es decir, enraizadas en la sociedad española.
Y hasta la supuesta lucha antifascista hay que matizarla bien, pues el estalinista Palmiro Togliatti, verdadero jefe del PCE durante la guerra por orden de Stalin, escribía de su puño y letra un artículo publicado en Lo Stato Operario nº 8 de ese mismo agosto del 36 lo siguiente: «Nosotros, comunistas, hacemos nuestro el programa fascista de 1919 que es un programa de paz, de libertad, de defensa de los intereses de los trabajadores», lo que deja muy claro el carácter político y moral de aquellos que combatieron y siguen defendiendo la política del PCE desde entonces hasta hoy. El estalinismo, como bien han demostrado todas las corrientes revolucionarias descendientes del marxismo y del bolchevismo, ha sido la expresión de la contrarrevolución en Rusia, es decir, la forma específica del fascismo en Rusia, hoy los mismos estalinistas españoles que se han hecho una excursión por Ucrania han declarado que luchan unidos a los nazis, exactamente igual que lo que hicieron en el 39 repartiéndose Polonia. En Francia los estalinistas del PCF fueron ilegalizados por complicidad con el enemigo pues proclamaban que había que abrazar a los soldados alemanes y boicoteaban el esfuerzo militar.
GERARDO IGLESIAS: …”En el bando de la República se mantuvo hasta bien entrada la guerra determinadas garantías Constitucionales en el otro bando:tierra quemada; pero el fondo del problema no es lo que hubo en uno u en otro bando. El fondo del problema es quien ha desencadenado la guerra civil y con que proyecto han desencadenado la guerra civil. El proyecto se resume en aquello que escribió Mola: “Hay que eliminar a todo aquel que no esté de acuerdo con lo que nosotros pensamos”. La sublevación fascista del 36 fue el primer experimento del fascismo que estaba en auge en toda Europa”.
POR QUE ESTORBA LA MEMORIA (Diagonal Asturies)(13min).
https://www.youtube.com/watch?v=u4jnqnTAaiw#t=20
El intento de convertir a la Segunda República en un régimen repleto de virtudes, realizado la mayoría de las veces por antifranquistas sobrevenidos 40 años después de enterrado el dictador, y provenientes muchos de ellos de familias cuyas historias tienen mucho que ocultar, es un proyecto destinado al mayor de los fracasos, aunque ahora se venda bien, otorgue prestigio y algunos ingresos, debido a la ignorancia y a la manipulación de la historia. Y es que se parte de una falacia intelectual según la cual si el franquismo fue un régimen a condenar, el régimen que derribó, la República, debería ser admirable, cuando lo primero no tiene relación ninguna con lo segundo. Se puede ser antifranquista y no defender el régimen republicano anterior, de hecho una buena parte, incluso la mayoría, de los antifranquistas, nunca consideraron que la República fuera ningún tipo ideal que defender. Y esto se pone en evidencia con este artículo sobre la Ley de Vagos y Maleantes que olvida, de forma muy conveniente, que tal ley fue aplicada de forma inmediata contra los militantes obreros, contra los revolucionarios, contra los miembros de la CNT, afirmar que las izquierdas aprobaron esa ley sin saber lo que hacían es llamarlos idiotas directamente, y falso cuando anteriormente se menciona la teoría de los dos códigos penales de Asúa elaborada concienzudamente durante décadas, y que no tuvieron tiempo de derogarla es otra afirmación que no se sostiene, si hubo tiempo para hacer una ley sobre el aborto, aunque sólo se aplicara a una parte del territorio republicano, hubo tiempo para derogar una ley, que siempre se tarda menos que en elaborar una nueva.
Y me asalta una pregunta ¿qué se pensaría y qué se diría si en la actualidad alguien, por ejemplo, el PP, planteara la necesidad de unas leyes que privaran de libertad de forma preventiva, es decir, sin haber realizado delito alguno, a determinadas categorías de personas? Los gritos sobre el fascismo de tal medida se elevarían, y de forma justificada, hasta los cielos, pero justamente eso es lo que defendía Asúa, los partidos republicanos y los socialistas, y cosa que por lo que parece le encanta al Sr. Enrique Roldán Cañizares, en la línea de ese ultra que quiere encarcelar a todos los que llama traidores a la patria, O sea, lo de siempre, la ley del embudo y el sectarismo más detestable junto con la manipulación y la falsificación de la historia.
Y que no se equivoque nadie, soy nieto y sobrino de fusilados, y militante antifranquista desde el 72, antes estaba en la escuela, y comunista, pero no del PCE ni similares, desde entonces.