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Crisis existencial, Fellini y mitología irlandesa
La autora recomienda tres películas que se estrenan este mes de mayo
Reseñas publicadas en el número de mayo de La Marea, disponible en quioscos y en nuestra tienda virtual
Qué extraño llamarse Federico
Ettore Scola | estreno: 30/04
Extraño artefacto, híbrido entre documental y ficción biográfica, Qué extraño llamarse Federico es el homenaje que hace el dibujante y director italiano Ettore Scola a su amigo y colega Federico Fellini en el vigésimo aniversario de su muerte. Ambos se conocieron muy jóvenes en una revista satírica en Roma, y siguieron encontrándose entre decorados de cine y guiones, cuando eran ya directores. Scola aporta abundante material de archivo inédito y una mirada íntima y socarrona al genio de Rimini.
Fotograma de ‘Qué extraño llamarse Federico’
La canción del mar
Tomm Moore | estreno: 08/05
Ya iba siendo hora de recomendar en estas páginas una película de animación, y, en este caso, se trata de una joya que haría sacar los colores a la producción más acabada de Pixar. La canción del mar, segundo largometraje del director irlandés Tomm Moore (El secreto del libro de Kells), es un cautivador cuento enraizado en la mitología irlandesa, con una animación a mano hipnótica y bellísima, que nos recuerda la magia de la animación artesanal en tiempos de fiebre digital. Con una melancolía y una fantasía poderosa que apunta a obras maestras de la factoría de Miyazaki, como Totoro, Ponyo en el acantilado o El viaje de Chihiro, La canción del mar es un prodigio cargado de imaginación, ternura, personajes fascinantes y cultura popular. Un cuento vibrante que narra el paso a la madurez de un niño, que deberá salvar a su hermana, una niña de seis años con un vínculo especial con el mar y la naturaleza. Una fábula fascinante, con un profundo respeto por la imaginación y la inteligencia de niños y mayores.
Las altas presiones
Ángel Santos | estreno: 08/05
Un treintañero regresa a su ciudad natal, en Galicia, donde debe grabar localizaciones para una película. Con el reencuentro con sus amigos y el espacio donde creció se acentúa una crisis existencial que viene macerando desde tiempo atrás. ¿Dónde está eso que debía hacer a los 30 años? ¿Qué clase de compromiso tengo con la vida que llevo? El desasosiego del que está sin estar, las presiones a las que la sociedad y uno mismo se someten, la perplejidad frente a una crisis que es la suya y la de una generación y un país, son la materia con la que el director Ángel Santos moldea una película estado mental, hecha de miradas, sensaciones, encuentros y desencuentros, que le valió el Premio Nuevas Olas del Festival de Cine Europeo de Sevilla. Un ejemplo más de ese otro cine español honesto, fértil y valiente que crece en los márgenes de la industria.
Fotograma de ‘Las altas presiones’