Internacional | OTRAS NOTICIAS
Más de 150 países reclaman en la ONU la prohibición de las armas nucleares
La oposición de los Estados con bombas nucleares a eliminar sus arsenales hace prever pocos avances en la revisión quinquenal del Tratado de No Proliferación Nuclear que se celebra en Nueva York
Un total de 159 países han apoyado una iniciativa presentada por Austria esta semana ante Naciones Unidas para que se prohíban las armas nucleares. En el marco de la conferencia de revisión del Tratado de No Proliferación Nuclear (TNPN), que se celebra cada cinco años, los delegados austríacos han presentado el documento derivado de la tercera conferencia internacional sobre armas nucleares celebrada el pasado diciembre en Viena, resultado de un esfuerzo de años de trabajo en el que cientos de organizaciones de la sociedad civil han jugado un papel fundamental. Sin embargo, pese al elevado número de países que lo apoyan, la prohibición y eliminación de las bombas nucleares está lejos de ser una realidad: ninguno de los países que poseen este tipo de armamento lo secunda, y tampoco los Estados miembros de la OTAN.
El TNPN, que se revisará hasta el próximo 22 de mayo en la sede de la ONU en Nueva York, está en vigor desde 1970, cuando se estableció la prohibición de que ningún otro país de los que entonces disponían de armas nucleares (Estados Unidos, la URSS –hoy Rusia-, Francia, Gran Bretaña y China) pudiera desarrollar este tipo de armamento de destrucción masiva. El Tratado fijaba como objetivo una progresiva reducción del volumen de los arsenales nucleares –con el horizonte final de su desaparición-, y garantizaba que todos los países que quisieran pudieran hacer uso de la tecnología nuclear en su aplicación civil. Sin embargo, ningún país está obligado a suscribirlo, por lo que aquellos que han querido desarrollar armamento nuclear, simplemente, no se han adherido. Así, hoy en día son nueve los países que poseen armas nucleares. A los cinco originales, que son además miembros permanentes del Consejo de Seguridad de la ONU y tienen derecho a veto, se han unido India, Paquistán, Israel y Corea del Norte. Esta última llegó incluso a estar dentro del tratado, pero se acabó saliendo al cabo de unos años para desarrollar armamento nuclear.
Héctor Guerra, miembro fundador de la Red de Seguridad Humana en América Latina y el Caribe y que ha participado en los procesos diplomáticos para el TNPN, no cree que la conferencia de este año produzca ningún avance significativo. “Desafortunadamente es un sentimiento que ha prevalecido desde hace un tiempo, no tener expectativas de un resultado exitoso”, explica en conversación con La Marea. “No se han cumplido los compromisos anteriores”, critica. Uno de los más importantes, que se alcanzó en 1995 y sobre el que se ha insistido en las posteriores cumbres, es el de que los Estados de Oriente Medio se declaren territorios libres de arsenal nuclear. “43 Estados de la zona han enviado una carta a Naciones Unidas indicando que están muy interesados. Pero Israel, el único que tiene armas nucleares en la región, se ha negado”, apunta Xavier Bohigas, miembro del Departamento de Física e Ingeniería Nuclear de la UPC e investigador del Centro Delàs de Estudios por la Paz. “Las zonas libres de arsenal nuclear son decisión libre de los Estados, y teniendo en cuenta que Netanyahu ha revalidado mandato recientemente, parece poco probable que lo haga”, añade.
Desde el lanzamiento de las bombas nucleares en Hiroshima y Nagasaki, organizaciones de la sociedad civil, 300 de ellas agrupadas en la Campaña Internacional para la Abolición de las Armas Nucleares, trabajan por conseguir la desaparición de las bombas atómicas. Su principal reivindicación es la firma de un Tratado de Prohibición como el que se creó sobre las armas químicas y biológicas. “Las organizaciones de la sociedad civil han liderado la lucha por esta causa. Y actualmente existe un renovado brío y energía para avanzar en este tema, máxime cuando no se están cumpliendo los compromisos”, señala Guerra, con más de una década de experiencia de lobby en foros internacionales como miembro de la Campaña Internacional para la Prohibición de las Minas Terrestres, la Coalición contra las Municiones en Racimo y la campaña Armas bajo Control. En este sentido, recalca la importancia de que “la mayor parte de los países dentro de la ONU ya han expresado su voluntad política para lograr el desarme nuclear, tal como se ha visto en la creación de las zonas libres de armas nucleares”. La primera zona densamente poblada que se declaró libre de armas nucleares, precisamente, fue América Latina y el Caribe, que, afirma Guerra, “ha permanecido a la vanguardia de este proceso”.
Optimismo diplomático
Estos días se repiten los mensajes optimistas entre los representantes de los grandes países nucleares presentes en la conferencia. “El Tratado ha impedido de manera efectiva la carrera armamentista nuclear”, declaró este martes el viceministro de Relaciones Exteriores de China, Li Baodong, que señaló que la conferencia de este año tiene una “importancia histórica porque en el 2015 se celebra el aniversario de la fundación de Naciones Unidas y el fin de la Guerra Mundial contra el fascismo”. El Secretario de Estado norteamericano, John Kerry, señalo este miércoles que se han producido “avances incuestionables” en materia de desarme nuclear; mientras que el primer ministro ruso, Vladímir Putin, subrayó que Rusia ha reducido su arsenal “hasta el nivel mínimo, lo que significa un aporte sustancial al proceso de desarme general y completo”.
Estas declaraciones de buenas intenciones tienen, según Bohigas, “una intención puramente propagandística”. “No creo que trabajen por la eliminación; desde hace un tiempo los arsenales se han quedado estabilizados, mientras que aumentan la potencia y los sistemas de lanzamiento”, subraya. Guerra añade que EEUU tiene previsto invertir cerca de un trillón de dólares en los próximos años para modernizar estas armas. “Al paso que vamos en la reducción de armamento, llevaría décadas su desaparición. Y aun si hubiera 200 bombas, la amenaza continuaría”, lamenta.
Y es que, desde 1986, cuando se llegó al punto máximo del número de bombas nucleares existentes en el mundo derivado de la Guerra Fría –cerca de 65.000-, se ha producido una notable disminución de los arsenales, hasta niveles de los años 60: hoy día existen unas 16.000 bombas. Sin embargo, su potencia ha aumentado: la bomba lanzada sobre Hiroshima contaba con una cabeza nuclear de unos 20 kilotones (20 mil toneladas), mientras que los actuales misiles Topol rusos o los Minute Man estadounidenses están equipados con cabezas nucleares de 300 kilotones, quince veces más potentes. “El peligro latente es el mismo, los arsenales son tan desproporcionados que suponen la misma amenaza para la seguridad humana”, señala Bohigas.
Las consecuencias de un conflicto nuclear
Un estudio realizado por científicos estadounidenses y publicado el año pasado en la revista Popular Science recreó una guerra entre India y Paquistán en la que se utilizasen 100 cabezas nucleares de unos 16 kilotones cada una. Sus conclusiones indican que ese fenómeno reduciría la temperatura media global en 1,25 º C durante un periodo de entre 3 y 4 años y en 0,5ºC durante esa década. Cinco años después, la Tierra recibiría un 9% menos de lluvias y tendría entre un 20% y un 25% menos de ozono por el efecto de las reacciones químicas. Otro trabajo del International Physicians For The Prevention of Nuclear War (IPPNW) publicado en la revista Earth’s Future reveló que apenas 200 bombas de tamaño pequeño, como las que asolaron las ciudades japonesas en la segunda Guerra Mundial, podrían producir una catástrofe humanitaria global y consecuencias sobre el clima que llevarían al hambre a 2.000 millones de personas. “Regiones de la otra punta del mundo de donde se utilizaran estas armas resultarían afectadas”, subraya Guerra.
Por todo ello, Guerra considera vital la eliminación de esa amenaza, y pese a que valora el paso adelante realizado por muchos países, critica que algunos de los que se han pronunciado a favor de la eliminación de los arsenales nucleares mantengan convenios de cooperación en seguridad con EEUU, en virtud de los cuales existe el compromiso de quedar protegidos bajo el paraguas nuclear norteamericano. “Algunos hablan de la prohibición, pero a la vez apoyan el principio de disuasión que lo justifica”, zanja.
*Foto: European External Action Service Flickr