Los socios/as escriben
Me aterra que todos los votos cuenten igual
Lo que parece una conversación crítica sobre política entre dos mujeres acaba derivando en otra cosa
Estaba duchándome en el vestuario. Venía reflexionando sobre los últimos eventos noticiables y pensaba que era imposible que la gente siguiera ciega y votando a los mismos. Empecé a oír dos voces que dialogaban. Primero no presté mucha atención, era lo de todos los días, más de lo mismo.
Mujer 1: ¿Qué tal Carmen? Hacía tiempo que no venías
Mujer 2: Sí, hija, es que mi madre está de médicos y he tenido que acompañarla. Es que tiene la tensión muy alta y el colesterol. Y mi suegra se cayó el otro día y hay que llevarle la comida todos los días. Y, claro, siempre me toca a mí.
Mujer 1: Ya se sabe, ¡a esas edades!
Mujer 2: ¿Y tus chicos?
Mujer 1: Bien, bien, ya sabes, con sus estudios que los pobres tienen que esforzarse muchísimo, según están las cosas
Mujer 2: Pues para lo que va a servirles… luego se tendrán que ir a trabajar fuera de España, como mis sobrinos.
Mujer 1: ¡Ah! ¿Entonces tu sobrina por fin se ha ido?
Mujer 2: Sí, ahora está en Edimburgo. De momento trabaja de camarera y cuida unos niños pero está muy contenta.
Mujer 1: Claro, claro, porque ¡lo que es aquí!
Mujer 2: ¡Desde luego! Es que no sé a dónde vamos a llegar. Cada vez está peor la cosa. No veas lo que están tardando en darle las citas a mi madre. La Sanidad está cada vez peor. Menos mal que mi suegra tiene seguro privado.
En ese punto, empecé a interesarme por la conversación. ¡Ya lo decía yo! Es imposible que la gente no se dé cuenta de las mentiras. Críticas a la administración ¡bien! hay cada vez más personas que desarrollan su espíritu crítico, que despiertan su conciencia.
Mujer 1: Pues ahora parece que está cambiando la cosa. Ha dicho la radio que van a sacar toda la corrupción a relucir y que todos esos manejos y recomendaciones que había hasta ahora se van a terminar, que ya nadie va a seguir metiendo la mano en la caja.
Mujer 2: No sé, no me fío, creo que son todos iguales.
Mujer 1: Pues no, hija, yo creo que ese Albert Rivera es distinto: tan elegante, tan educado, tan sensato…. Ha dicho que va a acabar con todo lo malo. A mis hijas les encanta y yo le pienso votar.
Mujer 2: A decir verdad, es majo el chico, tiene muy buena pinta, parece de fiar.
Mujer 1: Y, aunque es catalán, está en contra del separatismo, como debe de ser.
Mujer 2: Sí, hija, sí, que bastantes problemas tenemos ya con los delincuentes y los terroristas para que encima los catalanes anden metiendo cizaña. Lo que necesitamos es vivir tranquilos y sin problemas.
Mujer 1: Pues ya verás cómo este muchacho lo pone todo en su sitio y volvemos a tener una España de gente decente, como antes.
Mujer 2: Dios te oiga, Enriqueta. Bueno, me voy que tengo prisa. Hasta la semana que viene.
Mujer 1: Adiós querida
Fue entonces cuando me entraron unas ganas terribles de llorar.
Hola, Celia,
Sí es para llorar. Y muestra muy bien el nivel de análisis político al que llega mucha gente, después de recibir la información como la reciben.
Con todo, feliz día del trabajo.