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La privatización amenaza los sistemas sanitarios de Francia y Grecia
Los recortes sanitarios con la excusa de la crisis económica abren la puerta a la privatización sanitaria en la Unión Europea
MADRID // El proceso privatizador de la sanidad en Europa es imparable. Así lo demuestran los testimonios de profesionales de la salud que han visitado Madrid para asistir al encuentro Experiencias de lucha y resistencia en la Europa del Sur, que ha organizado la Coordinadora Antiprivatización de la Sanidad (CAS).
Dimitra viene de Grecia y asegura que allí la situación de la Sanidad pública cada vez va a peor. “Ya no se reponen las jubilaciones de las personas que trabajan en los hospitales y además como la gente no tiene dinero se esperan a que la situación vaya a peor para acudir al médico”, denuncia.
Hasta la llegada al poder de Syriza, cada vez que se acudía al hospital se tenía que pagar cinco euros. Además, algunos griegos se han quedado sin derecho a la asistencia gratuita porque tienen deudas con los bancos, lo que les obliga a pagar mucho más por las medicinas y por la atención. Esto provoca que en algunos barrios como el de Petralona (Atenas), del que es Dimitra, haya centros sociales de salud autogestionados.
Grecia es uno de los países de la Unión Europa que más recursos destina a la sanidad privada y cada año va a más. Asimismo, Dimitra recuerda que la troika les exigió el cierre de hospitales.
Sistemas paralelos en Francia
El fantasma de la privatización también llegó a Francia hace quince años, aunque es en los últimos cinco cuando más se ha acelerado el proceso. “Las empresas se han apoderado de servicios anexos a los hospitales como las pruebas diagnósticas, la limpieza o la informática, entre otros”, explica Michel, presidente de la coordinación nacional del Comité de Hospitales y Maternidades de proximidad, se creó en 2004.
Sin embargo, el cambio más grave se produjo en el año 2009 con la ley Bachelot que introdujo un cambio en la nomenclatura de los hospitales. Desde ese momento, pasaron de ser lugares públicos a ser establecimientos sanitarios, sin tener en cuenta su titularidad.
Esto hace que haya dos “sistemas paralelos”, explica Michel. En un mismo hospital hay una parte dedicada al sector público y otra al sector privado, la primera con listas de espera y la segunda con una atención casi inmediata. En uno las prueba el Estado y en la otra el paciente a través de un seguro privado.
Los médicos del hospital privado, además, utilizan los materiales del servicio público para sus consultas. Por ejemplo, el escáner se paga a medias entre el Estado y el sector privado, lo que da derecho a la empresa a usarlo.