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España mira con lupa a Andalucía
Nunca antes España miró con tanta lupa las elecciones que este domingo se disputan en Andalucía. El anuncio de convocatoria realizado por la presidenta de la Junta, Susana Díaz, tras la ruptura del pacto con IU, pilló a todos los partidos por sorpresa, que no esperaban medir sus fuerzas en este nuevo ambiente de fin del bipartidismo en una comunidad donde el PSOE no solamente lleva gobernando más de 30 años sino que además continúa liderando las encuestas.
Si esta vez, a diferencia de las pasadas autonómicas, se cumplen las predicciones electorales, el nuevo Parlamento andaluz estará compuesto por cinco fuerzas políticas -ya tuvo cuatro con el Partido Andalucista-, dos de ellas nuevas: Podemos y Ciudadanos. PSOE y PP seguirían dominando el arco político e Izquierda Unida pasaría a un quinto puesto con el peor resultado de su historia, incluso por debajo de los seis diputados en los que se quedó en 2000, cuatro años después de la época de la pinza.
La gran incógnita de la noche serán Podemos y Ciudadanos, los partidos que según los sondeos irrumpirán con fuerza en el mapa político español. “El cambio empieza por Andalucía”, ha sido el lema de la formación liderada por Pablo Iglesias. Su candidata, la gaditana Teresa Rodríguez, ha insistido durante toda la campaña en dos ideas: poner fin a las políticas socialistas, que según denuncia no han conseguido sacar a Andalucía del paro y la han arrumbado a la corrupción; y comenzar a desbancar desde el sur a la derecha. Los mejores datos de los sondeos le otorgan hasta 20 diputados.
Ciudadanos, por su parte, el invitado menos esperado en estas elecciones autonómicas, se ha presentado como la formación capaz de darle la vuelta al “sistema clientelar” que, según explica, existe en Andalucía. Su líder nacional, Albert Rivera, no comenzó con buen pie, al afirmar que enseñaría a pescar a los andaluces, en vez de darles pescado. Se refería, según matizó después, a ese sistema que considera viciado por las subvenciones.
Los pactos
La insuficiente mayoría pronosticada por los sondeos para la candidata socialista es la otra incógnita electoral. Susana Díaz, cuyos resultados observan también desde Ferraz por su hipotética intención de dar el salto a Madrid, ha repetido durante toda la campaña que no pactará ni con PP ni con Podemos. Pero no ha dicho nada sobre la posibilidad de un pacto con Ciudadanos, cuyo candidato, Juan Marín, ya gobierna con los socialistas en el ayuntamiento gaditano de Sanlúcar de Barrameda.
Todos los demás partidos juegan a la ambigüedad, salvo el PP, con quien parece que ninguna de las principales fuerzas políticas estarían dispuestas a pactar. La victoria obtenida por Javier Arenas en las pasadas autonómicas, frustrada por el acuerdo entre PSOE e IU, queda en estos comicios muy lejos. Algunas encuestas sitúan al partido liderado por Juan Manuel Moreno Bonilla en 29 escaños, frente a los 50 logrados por Arenas.
Tanto Ciudadanos como Podemos deberán, además, andar con pies de plomo a la hora de negociar posibles pactos o acuerdos de cara a las generales. Lo que hagan en Andalucía puede pasarles factura o, en cambio, beneficiarles en su objetivo por llegar al Congreso de los Diputados.
Las posibilidades de acuerdos parlamentarios entre el PSOE e Izquierda Unida, más que la reedición de un nuevo pacto de Gobierno, también están sobre la mesa. Aunque todo dependerá de la suma de ambos, es decir, que el PSOE obtenga los mejores resultados sin llegar a la mayoría absoluta y que el desplome de Izquierda Unida no sea tan desastroso como auguran algunas encuestas.
El candidato de IU, Antonio Maíllo, que comenzó con una militancia deprimida por el ascenso de Podemos, ha terminado la campaña con un impulso coronado por la intervención de Julio Anguita en un mitin tras 15 años sin participar en ningún acto electoral. En los últimos días, Maíllo no ha parado de repetir: “Vamos a dar la sorpresa”. Hoy, casi 6,5 millones de andaluces llamados a votar darán la respuesta.