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La desinstalada izquierda madrileña

La candidatura unitaria de la izquierda en Madrid ha tenido tres nombres diferentes en menos de un año. Al final, lo importante es que el votante sepa qué papeleta meter en la urna

En el año 1936, en plena Guerra Civil, el periódico de L’Esquella de la Torratxa, un diario satírico cuya línea editorial durante el conflicto le valió para desaparecer irremisiblemente tras el armisticio, publicaba una viñeta que describía perfectamente la eterna lucha de la izquierda en su intento de hacer un frente común para derrotar a la derecha. Un profesor le intenta dar una clase de matemáticas a un alumno frente a la pizarra. En ella un problema sencillo: una suma con los nombres de los partidos de la izquierda catalana. El resultado de la suma que el niño da al profesor no deja lugar a duda: “L’Esclafament del feixisme” («El aplastamiento del fascismo»).

La misma lucha se está dando en los campos de batalla preelectorales en el año 2015 tanto en Barcelona como en Madrid. La ciudad condal resolvió el problema rápido con una figura aglutinadora que contaba con el consenso de la izquierda catalana. Ada Colau consiguió poner de acuerdo a casi todas las fuerzas políticas de su espectro ideológico en torno a Barcelona en Comú y así conseguir crear una verdadera alternativa ciudadana con posibilidades de ganar. En Madrid, esa figura sobre la que pivoten las confluencias era más difusa, y todo se ha tornado confuso.

La izquierda madrileña confluyente, como aseguran que exigen los nuevos tiempos, difumina las lineas rojas para atraer a la confluencia de los partidos instrumentales que sirvan para derrocar al PP. La izquierda innominada, combativa desde la mixtura, la izquierda renovadora, la que no quiere llamarse izquierda pero sabe que lo es y que necesita desestructurarse para vencer el desdén que el término izquierda provoca en la mayoría sin decepcionar al que se siente orgulloso de decirse a sí mismo, y al ajeno, que lo es. La pragmática del izquierdista cansado de perder que le lleva a renunciar a sus significantes para intentar llevarlos a cabo desde las esferas de poder.

Decía Francisco Umbral que ser de izquierdas “no es instalarse en la izquierda, sino la desinstalación permanente, que nos entrega a la corriente de las ideas y los meteoros, a la renovación continua”. Es por eso que quizás adaptarse a los nuevos tiempos renegando de la denominación ideológica clásica para conseguir la hegemonía es lo que algunos consideran que debe ser la izquierda. Ese es el camino difuso que siguen los que dicen querer ocupar el centro del tablero y los que abandonaron las siglas para construir una alternativa de unidad popular que se torne mayoritaria y triunfadora. El problema de desagregarse para construir es que por el camino se crean una multitud de siglas, nombres, y denominaciones que complican de una manera importante el conocimiento de la situación política en la izquierda madrileña, incluso para los muy informados sobre panorama político madrileño.

La sopa de siglas

En el plenario de UGT, con su actual arquitectura soviética y unos 700 asientos rojos que evocan las asambleas del politburó, se presentó el pasado mes de febrero la escisión de la izquierda desagregada. Tania Sánchez, concejala de Rivas y excandidata de IU para la Comunidad de Madrid, comandaba la reunión que presentaba las líneas maestras de Convocatoria por Madrid, la plataforma creada por la escisión de IU que contaba con el apoyo de Equo y el partido Por un mundo más justo. El objetivo final era conseguir una candidatura de unidad popular que incluyera a Podemos y al sector combativo de IUCM contra la dirección del partido. La decisión tomada en Vistalegre por Podemos de presentarse a las elecciones autonómicas con sus siglas ponía muy complicado llegar a un acuerdo para crear un partido instrumental. Finalmente, Convocatoria por Madrid llegó a un acuerdo con Podemos para integrarse en sus listas y formar una candidatura unitaria en Madrid bajo el nombre de la formación de Pablo Iglesias. Tania Sánchez no formará parte de las listas y tampoco el partido Por un mundo más justo, que se descabalgó del acuerdo en su última asamblea. Por otro lado, IU en Madrid está haciendo todo lo posible para no integrarse de ninguna manera, como demuestra la pregunta que han diseñado para el referéndum informativo que decidirá si confluyen.

vineta

La izquierda madrileña que ha sacudido el panorama político de la capital y de toda España nació en el barrio de Lavapiés, en la calle Argumosa, en la librería la Marabunta y el bar El Achuri. De la complutense al barrio multicultural de Madrid para remover la izquierda y, sobre todo, pasando por la Puerta del Sol. El ambiente del 15-M ha colonizado cada nueva acción política desde aquel año 2011, y sus condicionantes se han visto en todas las nuevas opciones organizativas y de participación. En la capital era prioritaria la creación de una opción municipal que aglutinara las exigencias de los ciudadanos que no sentían representados sus intereses políticos. En el año 2014 comenzó a crearse una serie de opciones que estructuraron esas ansías. Municipalia fueron los primeros, Ganemos después. La novatada de no registrar el nombre de Ganemos -Guanyem en Barcelona- ha llevado a que el partido que figurará en las listas para el Ayuntamiento tenga el nombre de Ahora Madrid. Tres nombres para la candidatura de unidad popular para el consistorio en menos de un año. Una candidatura que contará con Podemos y Ganemos Madrid, del que se ha desvinculado Izquierda Unida.

La izquierda madrileña se ha escindido, disuelto y dividido para intentar construir nuevas realidades con otras siglas. Una vez estructuradas las herramientas políticas, se enfrentan al handicap de conseguir aclarar a los votantes quién es quién y qué votar en cada elección. Porque al final todo se reduce a eso, a que el votante sepa qué papeleta meter en la urna. Algo que hoy no está del todo claro que vaya a ocurrir.

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Comentarios
  1. ¿Para cuándo una crítica a Podemos y su soberbia? ¿Cuándo se va a hablar de que es el ego de Podemos, de sus líderes, quien dificulta cualquier intento de Unidad? ¿Por qué se sigue hablando de confluencia cuando Podemos de lo que habla es de sumisión y humillación? Responde estas preguntas y conocerás porque siempre gana la derecha.
    En Barcelona se pegaron porque allí la figura de Ada Cola era prácticamente inexpugnable y tenían las de perder.
    Por cierto, y para aclara a despistados, en el conflicto de IU Madrid, estuve del lado de Tania, y ahora aun estoy contra Gordo y Pérez, pero eso no quita para que reconozca a que, ahora, de lo que hablamos es del ataque de Podemos a IU.

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