OTRAS NOTICIAS | Política
A Rita Barberá 24 años de alcaldesa no le parecen suficientes
El PP apuesta por la actual alcaldesa de Valencia para revalidar una mayoría absoluta que las encuestas auguran como poco probable
Cuando Rita Barberá (Valencia, 1948) llego a la alcaldía de su ciudad natal los precios estaban en pesetas, Nirvana arrasaba en las listas de éxitos y Antena 3 estrenaba la serie Farmacia de Guardia. Era el año 1991 y un pacto del Partido Popular (que dejó de ser AP dos años antes) con un concejal de la derecha regionalista de Unión Valenciana arrebataba el poder al Partido Socialista y elevaba al frente de la alcaldía a Barberá.
Han pasado 24 años ya de ese momento y Rita Barberá sigue al frente del Consistorio valenciano con una mayoría absoluta. Es más, este mismo jueves el Comité Regional del partido la ha propuesto como candidata a revalidar su puesto. Si la política conservadora gana las elecciones podría acabar gobernando la ciudad 28 años.
Durante estas dos décadas y media que lleva Rita Barberá al frente del ayuntamiento se ha ido ganando una fama de populismo y mano dura que, al calor de la burbuja inmobiliaria, ha ido gobernando entre el victimismo y la soberbia. Lejos quedan aquellos días en los que la alcaldesa aseguraba que si Madrid no conseguía ser sede de los Juegos Olímpicos debería dejar el paso a Valencia. Era la época en la que las grandes inmobiliarias facturaban millones de euros, los coches de Fórmula Uno corrían por las calles de los barrios marítimos y los barcos de la Copa del América privatizaban el uso del puerto. La misma época en la que Urdangarín desembarcó en la ciudad con unos acuerdos económicos que han llevado al teniente de Alcalde, Alfonso Grau, al banquillo de los acusados.
Rita Barberá nació en Valencia en el seno de una familia acomodada. Las primeras vacaciones las pasaba en el barrio del Cabanyal, curiosamente el mismo que su obsesivo plan de ampliación de una avenida quiere partir en dos y el que mayor desgaste político le ha ocasionado.
Licenciada en ciencias políticas, económicas y empresariales, la actual alcaldesa tiene también estudios de periodismo, profesión que ejerció su padre en la desaparecida Hoja del Lunes. De hecho, ella misma participó en algunos programas de la Radio Valencia Cadena SER. Pese a esos estudios, durante los 24 años de mandato la alcaldesa ha mostrado un desprecio por el valenciano. Con su llegada al poder desapareció de los discursos y además, su primer pacto con los secesionistas lingüísticos de UV, propició el impulso del anticatalanismo desde dentro de las propias instituciones.
Pero sin duda, lo que ha marcado más los diferentes mandatos de Barberá ha sido la expansión urbanística. El 1 de julio de 2002, las máquinas excavadoras entraron en la huerta del barrio de la punta arrancando parcelas, barracas y alquerías, dejando sin casa a 620 personas que vieron que se les expropiaba. El motivo: la ampliación de la Zona de Actividades Logísticas (ZAL) del puerto de Valencia, una infraestructura que sigue infrautilizada más de una década después.La situación se repetiría años después en El Cabanyal, aunque en esta ocasión los tribunales consiguieron paralizar los proyectos urbanizadores.
Ahora, a punto de acabar la legislatura, el Ayuntamiento ha previsto una modificación de su Plan General de Ordenación Urbana (PGOU) que amenaza más de un centenar de hectáreas de huerta y que cuenta con el rechazo de la oposición y colectivos sociales, ecologistas y consejos reguladores.
Pese a estos problemas urbanísticos, Rita Barberá ha conseguido la mayoría absoluta en las últimas cinco elecciones municipales. Frente a ella, han estado puntales del PSOE como la exministra de Cultura, Carmen Alborch o la exvicepresidenta del Gobierno, María Teresa Fernández de La Vega. Poco han podido hacer frente a su carácter desplegado bajo su tradicional trajes rojos y bolsos de Louis Vuitton. Así se pasea entre los mercados dominando el espacio como ningún político.
Pero ahora el panorama político ha cambiado. Las últimas encuestas apuntan a que perdería la mayoría absoluta. Un posible pacto entre PSPV, Compromís, EU y Podemos, algo que le aterra, podría quitarle el bastón de mando que ha ejercido con mano de hierro los últimos 24 años. Ella quiere más, parece que 24 años no son suficientes
Pongamos que hablamos de Madrid, aunque seamos de Lizarra.
Tengo la esperanza de que la Espe Tamayazos reciba al fin una buena patada en el culo a través de las urnas, que la expulse de la política para siempre y se vaya con las cabras de su extenso alde en Guadalajara.
El peperío cañí se la quiere quitar de encima porque cree que hace sombra a muchos de sus mas destacados capitostes y por eso la quieren estrellar en estas elecciones.
Rajoy ha *pensado*: Bueno, pues de perdidos al río.
Rajoy merece un monumento. Ha sido él quién ha terminado por cargarse el franquismo.
Diría que es la conjunción entre franquismo y capitalismo salvaje que en Valencia se ha dado en mayor medida, el saber atar bien las cosas de los franquistas, y la manipulación y alienación ejercidas por ámbas dictaduras.
Ha estado y sigue estando bien arropada la Rita…
¡Cuanto trabajo para desprogramar!.
en casa estamos haciendo apuestas.
Hay dos peligros en este tema: Que PP más el neolerrouxsimo (Cs i/o UPD) tengan mayoría absoluta.
Que el cuatripartito progresista se maten entre ellos.
En todo caso, un cuatripartitdo bien llevado sería toda una experiencia de regeneración y de limpieza del «cap-i-casal».