Revista mensual
“El club de fútbol no es una empresa, es sentimiento”
Entrevista a Ángel y María Cappa, autores de 'También nos roban el fútbol'.
Si en algo se ha especializado nuestra sociedad es en vender las pasiones. Y de eso sabe mucho Ángel Cappa (Argentina, 1946), exjugador y extécnico, entre otros, del River Plate, y ayudante de entrenadores de la talla de Menotti y Valdano en clubes como el Barcelona y el Real Madrid. Cappa es una de las voces críticas más reconocidas del fútbol. Junto a su hija, la periodista María Cappa, acaba de presentar el libro También nos roban el fútbol (Akal). Porque, como decía Manuel Vázquez Montalbán, «ponerle nombre a lo que nos destruye nos ayuda a defendernos».
¿Por qué un antiguo entrenador y futbolista escribe un libro de denuncia y análisis en vez del típico de memorias?
A: Bueno, primero porque soy un desmemoriado (ríe). Ya en serio, por amor al fútbol. Este deporte ha cambiado, aunque no hace falta ser muy inteligente para darse cuenta de eso. Y ha cambiado el significado del fútbol, que es lo más importante. No la forma, no la formalidad. El fútbol tenía un significado y ahora tiene otro. El negocio le ha inculcado sus valores y lo ha transformado en otra cosa, en un objeto de consumo. Antes, el fútbol era un modo de expresión, sobre todo de la gente de los barrios. Era un vehículo de expresión y de alguna manera de sentir diferente, de sentir el orgullo, por ejemplo, que le niegas a la gente pobre. Y a través del fútbol, podían sentir orgullo, acercarse a la belleza y a otras sensaciones que no encontraban de otra manera. Y eso, el negocio, poco a poco lo fue transformando hasta convertirlo en un simple objeto de consumo.
¿Cuándo empezó el fútbol a ser un objeto de consumo?
A: Al investigar nos dimos cuenta de que casi desde que se exporta el fútbol a Latinoamérica se nota que a la gente le gusta mucho, es un evento que convoca a muchísimas personas. Por lo tanto, la política puede utilizarlo para el negocio casi desde el inicio de la profesionalización, cuando deja de ser simplemente algo que se juega en la calle. Ahí es cuando empieza a convertirse en un negocio.
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