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Un PSOE a la deriva y con escaso peso electoral

La firma del pacto antiterrorista con el PP, que de facto avala la cadena perpetua para los terroristas, ha situado a Sánchez en una posición de difícil explicación

MADRID// El año 2015 ha comenzado con una semana negra para el PSOE y su secretario general, Pedro Sánchez. El pacto antiterrorista firmado con el PP y la encuesta del CIS, que lo relega a la tercera posición en favor de Podemos, ha situado al partido en una deriva complicada que le lleva a un plano político de escaso peso, ante el que no se atisba una actuación clara y definida que les salve del descalabro. El varapalo del CIS viene acompañado de una crisis de credibilidad del recién nombrado secretario general provocada por sus propios errores y por los ataques a la confianza del líder desde su propio partido en general y de Susana Díaz en particular.

La firma del pacto antiterrorista del PSOE con el PP, que de facto avala la cadena perpetua para los terroristas, mientras se declaraba en contra de dicha pena y la marcaban como línea roja para llegar a un acuerdo, ha situado a la formación de Pedro Sánchez en una posición de difícil explicación. Las excusas y justificaciones que posteriormente los responsables dieron a los medios empeoraron de manera considerable la posición del PSOE ante la opinión pública. El argumento socialista, que consiste en que votarán en contra de la reforma del código penal que apruebe la prisión permanente revisable y que la recurrirán al tribunal constitucional, al mismo tiempo que defiende el pacto con el PP, que lo incluye como pena máxima, ha sido imposible de colocar en la agenda pública como una posición sostenible y coherente.

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Crisis profunda de credibilidad

La credibilidad del PSOE y de Pedro Sánchez ha sufrido varios golpes desde que éste fuera elegido secretario general el pasado mes de julio. Una de sus primeras decisiones fue posponer las primarias en la organización para elegir al candidato a la presidencia del Gobierno. Sánchez se había comprometido durante el proceso electoral a mantenerlas en las fechas fijadas por Alfredo Pérez Rubalcaba. En una pregunta en el debate con el resto de candidatos a secretarios generales sobre cuáles serían las primeras medidas que tomaría si fuera elegido dijo: «Como primera medida, todos los candidatos que se presenten a las autonómicas contarán con el respalde del PSOE. La segunda es la convocatoria de primarias abiertas en noviembre. Y la tercera es proponer que se acabe con las donaciones privadas a la organización”. Sólo un mes después de estas declaraciones y de ser elegido Secretario General del PSOE retrasó las primarias a julio de 2015.

Estas rectificaciones que merman la confianza en la figura de Pedro Sánchez y el PSOE para presentarse como alternativa al Partido Popular adquieren tintes dramáticos para la formación cuando provocan que la opinión pública sitúe a los dos grandes partidos como uno solo. La existencia de un clima de opinión que incide en considerar el bipartidismo como una rueda del engranaje del sistema se ve consolidado cuando la posición de PP y PSOE es coincidente.

Pedro Sánchez realizó unas declaraciones ayer en la línea del Partido Popular tras conocer los datos del paro del mes de enero que arrojaron 78.000 parados nuevos y casi 200.000 afiliados menos a la Seguridad Social. El líder del PSOE escribió: «Voy a reconocer algo que a lo mejor es raro en el líder de la oposición. Y es que la economía española se está recuperando”. La declaración no se separó mucho del argumentario del PP, pero sí mucho de las afirmaciones que Sánchez ha venido realizando sobre la recuperación económica, que negaba que ésta exista hasta que se recuperen los derechos laborales de los trabajadores.

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El 135, de ida y vuelta

Una de las medidas que más coste electoral y social -además de contestación interna y en la militancia-tuvo en la pasada legislatura fue la reforma de la Constitución en el mes de agosto del año 2011. El PSOE y el PP pactaron con inusitada premura la reforma del artículo 135 de la constitución que establecía un techo de gasto e introducía la llamada «regla de oro», que suponía que el pago de la deuda era prioritario, por encima incluso del gasto social.

En el momento en que aquella medida se tomó, Pedro Sánchez era un diputado raso en el Congreso de los Diputados y votó a favor de la reforma en el pleno, pero su posición a favor fue más allá, defendiendo con entusiasmo dicha medida y llegando a declarar en una entrevista que la reforma del 135 es de izquierdas: “La estabilidad presupuestaria es de izquierdas. La experiencia demuestra que ha habido más Gobiernos de izquierdas que han respetado la estabilidad presupuestaria que de derechas. Por ejemplo, en Estados Unidos quien respetó la estabilidad presupuestaria fue Clinton, de izquierdas, y quien la dinamitó fue un presidente muy conservador, como era Bush”. A pesar de esta loa encendida del 135 el secretario general rectificó su posición.

Las zancadillas internas

La crisis de credibilidad del PSOE se hace patente con valoraciones como la que el portavoz del Congreso del partido, Antonio Hernando, ha realizado este miércoles al valorar la encuesta del CIS. Hernando ha declarado que no se cree los datos del centro de estudios sociológicos porque coinciden con la estrategia del PP de ningunear al PSOE. Declaraciones que no se corresponden con los hechos, ya que se producen un día después de la firma del pacto entre el PP y PSOE.

Es por este tipo de incoherencias y bandazos en el discurso que la dirección actual del PSOE no tiene mucho predicamento entre los grandes nombres del partido. Susana Díaz, la gran valedora de Pedro Sánchez para que fuera elegido secretario general ha dudado en las últimas fechas de la idoneidad de su protegido como candidato a La Moncloa. El reciente adelanto de las elecciones coincidió con la filtración de informaciones que evidenciaban las dudas de la lideresa andaluza con las tácticas de comunicación que usaba el equipo de Pedro Sánchez, informaciones que se confirmaron cuando Susana Díaz rechazó apoyar explícitamente al secretario general como candidato.

Otro golpe interno a la flotación de la confianza de Pedro Sánchez fue la reunión privada que se celebró entre Jose Luis Rodríguez Zapatero y José Bono con Pablo Iglesias e Íñigo Errejón. El actual líder del PSOE no fue informado en ningún momento del cónclave lo que confirmó la idea de la escasa relevancia que Pedro Sánchez tiene entre las cúpulas históricas del partido y transmitió, una vez más, una imagen de extrema debilidad del actual número uno del PSOE que complica sus opciones para ser el candidato de la formación a las próximas generales.

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Comentarios
  1. Es coherente que el secretario general del PSOE afirme que Clinton es de izquierdas. Esa es la referencia que el PSOE tiene de la izquierda y parece que la gente ya no se traga ese sapo. Poco más hay que decir de lo que le queda de socialista a ese partido

  2. Cuando uno se convierte en un partido monárquico y se va escorando cada vez más a la derecha pasa lo que tiene que pasar…la gente de izquierda no vota a partidos de derechas

  3. «La estabilidad presupuestaria es de izquierdas» Dice Pedro Sánchez. «El PP es el partido de los trabajadores» decía Cospedal. También justifica el psoecialista ser un partido monárquico y republicano… Con tales niveles de manipulación, contradicciones y consideración de la estupidez ciudadana ¿Cómo no se van a estrellar? Per eso no se llama Pedro Sánchez, se llama pesóe y han ejercido así durante muuuuchos años. La diferencia es que a la mayoría social no le habían atizado los bofetones que se han repartido durante los últimos años y todos al mismo sector…

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