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El capitalismo no entiende de límites

"Ya no deberíamos llamarnos homo sapiens sapiens, porque hace tiempo que dejamos de ser esa especie animal que razonaba. Ahora nos dedicamos a que el capitalismo haga todo por nosotros",afirma el autor

Andrés López Pérez* // El capitalismo debería tener límites, como lo tienen nuestros derechos fundamentales. Pero esa maquinaria monstruosa que nos consume a todos los ciudadanos/as del mundo no entiende de fronteras, ni de derechos humanos. Al igual que ha perdido la moral y el respeto, más bien podríamos decir que es un granuja sin vergüenza que ha destruido los primeros derechos naturales de los seres humanos.

En sus orígenes, el capitalismo se convirtió en una posible salida para que la gente fuera más feliz, para hacernos la vida más cómoda y economizar el tiempo que antes dedicábamos al trabajo forzado. Por supuesto, también sirvió para mejorar nuestra calidad de vida, algo a lo que nadie renuncia sin ninguna duda a la hora de consumir. Pero con el tiempo la industrialización se convirtió en un auténtico negocio del latifundio, para las altas esferas o élites, que empezaron a instaurar un modo de vida basado en las necesidades a través del consumismo. Así que las personas, trabajadoras y consumidoras, se convirtieron en auténticas mercancías. Por una parte teníamos a la clase trabajadora, también llamada sufridora o esclavizadora del presente siglo. Y por otra parte, entramos en el juego de la espiral, que son quienes consumen la mercancía, que somos todos; incluso estas letras están llenas de mercantilización, es decir, de un proceso de mano de obra que no tiene origen en la creación de las ideas, sino en la forma en la que se lleva a cabo la transformación.

Es difícil huir de esta construcción social que hemos inventado, y de la que es imposible destruir para empezar de nuevo desde cero. Porque a pesar de que somos consumistas innatos, nadie rechazaría perderse en su vida comprar o consumir. Nadie quiere dejar de tener un teléfono cuando lo ha probado, a pesar de lo que suponga el ensamble de un aparatito electrónico y los materiales de los que se compone. Tampoco nadie rechaza tener objetos inútiles que a pesar de que no sirven para nada, se compran en las típicas tiendas de “bazar chino”, por ejemplo. Aunque sea solamente para hacerse una fotografía y subirla a las redes sociales. No se escatima a la hora de comprar alimentos y tirar lo que no sobra, porque siempre estará listo para tirarse a la basura si caduca. Y como estos ejemplos, todos/as sabemos de lo que estamos hablando.

Así que nuestro marco social se nos presenta transformado y lejos del derecho natural. Ya no deberíamos llamarnos homo sapiens sapiens, porque hace tiempo que dejamos de ser esa especie animal que razonaba. Ahora nos dedicamos a que el capitalismo haga todo por nosotros, a que no tengamos la necesidad de hacer nada, sino consumir, y trabajar más para consumir más. De manera, que el nivel de vida se mide por el consumo de un país, no por la desigualdad social que exista. Pero lo único que podemos hacer es imaginar; si es que no queda algo para la creatividad, porque también el capitalismo se ha suplantado sobre nuestras ideas, y si alguien hace un castillo de naipes mientras se divierte, el capitalismo te vende una fortaleza entera construida con naipes. No hay nada que el ser humano no pueda hacer, ni que el capitalismo no haga contar de que lo consumamos, aunque no nos haga falta.

Por último me pregunto: ¿Somos realmente tan amorales como el capitalismo porque entramos en su juego? ¿Hay marcha atrás para frenar a la maquinaría que mueve a los seres humanos? ¿Quiénes son los esclavos, los que fabrican o los que consumen?

*Andrés López Pérez es antropólogo

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Comentarios
  1. ¿empezar desde cero? ¿desde el paleolítico o desde dónde?¿a qué época dorada del pasado habría que ir? ¿a aquella en la que no existía la explotación, es decir, ninguna desde que existe la civilización? cuando el capitalismo mejoro nuestro nivel de vida, ¿acaso no era ya un negocio?¿hemos dejado de ser una especie que razonaba? ¿y antes del capitalismo quien razonaba?¿los esclavos, los siervos, que eran la mayoría de la población?

  2. Escribía el hoy heroico Varoufakis:
    “El impulso autorreferencial del capital se burla de la voluntad humana, del empresariado y de la clase trabajadora por igual. Pese a ser inanimado e inconsciente, el capital –abreviatura de ma?quinas, dinero, derivados titularizados y toda forma de riqueza cristalizada– evoluciona ra?pidamente como si funcionase por si? mismo, usando agentes humanos (banqueros, jefes y mano de obra en igual medida) como peones de su propio juego. De manera similar a nuestro subconsciente, el capital tambie?n implanta ilusiones en nuestras mentes, por encima de todas, la ilusio?n de que, al servirle, nos hacemos valiosas, excepcionales, potentes. Nos enorgullecemos de nuestra relacio?n con e?l (ya sea como financieros que «crean» millones en un solo di?a, ya como empresarias de las que dependen multitud de familias trabajadoras, o como trabajadoras que disfrutan de un acceso privilegiado a una brillante maquinaria o a ridi?culos servicios fuera del alcance de emigrantes ilegales), cerrando los ojos al tra?gico hecho de que es el capital el que, en efecto, es duen?o de todas nosotras, y que somos nosotras quienes lo servimos a e?l…”
    http://enjuaguesdesofia.blogspot.com

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