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A ver cuándo toca. Sobre Tsipras y sus ministros
"La situación precaria del feminismo dentro de Syriza no es nueva, pero parece que sólo es pertinente hablar de este tema cuando proyecta una imagen en los medios", señala la autora
Ahora todo está claro, parece. Lo que me sorprende es que no lo estuviera antes. Llevamos una semana hablando noche y día de las elecciones griegas, y no hemos oído casi nada sobre mujeres: ni sobre su presencia en las listas, ni sobre la presencia de sus derechos en los debates y programas electorales. La revista feminista To mov publicó un editorial que, en el Estado español, sólo tuvo eco en círculos feministas, porque evidentemente quién va a hablar de los derechos de las mujeres cuando podemos estar analizando datos macroeconómicos -como si ambos no estuvieran íntimamente ligados-.
Vamos con datos entonces: el porcentaje de mujeres en el nuevo parlamento griego es del 23%, frente al 21% del parlamento anterior. Syriza ha obtenido 149 escaños. De ellos, el 28.85% están ocupados por mujeres. En el parlamento anterior, las mujeres representaban un tercio de los escaños de la entonces coalición. El porcentaje de mujeres en el gobierno de Syriza es del 15%. Es decir, que un partido progresista que luce en su logo una bandera violeta elige a menos mujeres para los cargos importantes que la sociedad griega en general –que ha votado a un 24% de mujeres parlamentarias-.
A mí, el gesto de Tsipras me parece un gesto, sobre todo, de soberbia. Soberbia en el sentido de menospreciar lo que no es uno mismo, o lo que no es como uno mismo. No de miopía, ni mucho menos, claro, de prisas. No me creo que nadie le dijera “compañero Alexis, ¿no te parece que habría que poner a alguna mujer de ministra?¿Aunque sea sólo por aparentar, en una cartera facilita, tipo Educación?¿No te parece que va a ser demasiado escandaloso, que se va a notar?”. Lo que no me puedo imaginar es cómo responde Tsipras a esto. ¿Cómo se puede responder a algo tan evidente?
Pero un gesto de soberbia tan grande sólo se puede hacer si hay gestos de soberbia cotidianos que lo permitan. Si, ante unas elecciones, no nos preguntamos cuántas candidatas van en las listas, si no nos paramos a mirar un programa electoral, si no nos preguntamos por el funcionamiento interno del partido en el que estamos depositando nuestras esperanzas. La situación precaria del feminismo dentro de Syriza no es nueva, no empezó ayer con el nombramiento de los ministros, pero parece que sólo es pertinente hablar de este tema cuando proyecta una imagen en los medios de comunicación, al más puro estilo de la sociedad del espectáculo.
¿Cuántas ministras hubieran hecho falta para que no estuviéramos hablando de este tema?¿Hubiera bastado con una? ¿Es diferente este machismo del machismo que vivimos a diario en nuestras organizaciones y movimientos sociales? ¿Cuál es la línea que separa el machismo de un gabinete de ministros del machismo de una asamblea? Ya oigo los suspiros de cansancio, el ya están otra vez las feministas con su discurso caduco y repetido. Lo único que puedo decir ante tanto suspiro es que más cansadas estamos nosotras. De tener que luchar siempre a dos niveles, de tener que estar dentro y fuera y de que, aun así, en cuanto se pone el tema del feminismo sobre la mesa, algunos aprovechen para salir a fumar o ir al baño.
Hasta que no entendamos que la lucha contra el patriarcado es la lucha contra el capitalismo, hasta que no nos demos cuenta de que esta negación del feminismo en los ámbitos de toma de decisión es una estrategia más del poder para dividir las luchas sociales, seguiremos exactamente igual. Podrá ganar la izquierda, y nos alegraremos, y nuestro alegrarnos será honesto, pero en el fondo sabremos –y si no ya es hora de que lo sepamos– que será una izquierda que se dedique a poner parches.
Y sobre todo, sepamos en qué momento estamos, hoy, y cuál es nuestra situación con respecto a Grecia. En el 78, cuando se iba a redactar la constitución, las demandas del feminismo se dejaron de lado porque era un momento de urgencia, y había que ir a lo importante, y que ya, cuando el país estuviera tranquilo y recuperado de 40 años de dictadura, ya se incluirían poco a poco esas medidas. Era, claro, la caduca y repetida respuesta del “ahora no toca” a la que, por desgracia, las que nacimos después del 78 estamos igual de acostumbradas.
Ojalá, en este lado de Europa, sepamos estar a la altura de las críticas que hoy tanto oímos ante el nuevo gobierno de Tsipras. Ojalá las iniciativas que se presentan como generadoras de cambio, como impulsoras, incluso, de un nuevo proceso constituyente, integren, por fin, la labor del feminismo tanto en sus programas como en sus estructuras, discursos y maneras de funcionar. Ojalá este año tengamos un poco más de suerte y ganemos el gordo. Ojalá que este año, por fin, toque.
En el ‘pecado’ esta la penitencia.
Dices en el primer párrafo que no se había oído, ni visto, nada de las exigencias feministas en syriza durante los debates.
Y dices tambien que esperas que en este lado de europa nos vaya mejor. Porque debería irnos mejor a las mujeres españolas con podemos? No hay ninguna razón para que sea así. No haremos nada si seguimos construyendo espacios machistas. Tan solo podremos dejarlo en manos de la lotería. Y va a ser que ni la lotería (que tiene juez y parte obviamente) nos va a tocar.
Todo lo que tu quieras, pero no se hubieran podido subir a ese carro si las cosas las hubieran hecho de otra manera. Tú mismo lo dices: una cosa no justifica la otra, a ver si ahora tampoco vamos a poder denunciar el machismo de Grecia y su Gobierno porque con ello minusvaloramos las cosas buenas que estén haciendo XDD
Compañera Isabel, comparto tu análisis al respecto. Eso lo primero, pero dicho esto me gustaría señalar que Syriza ha hecho muchas cosas positivas en estos tres días de gobierno y he visto casi cero artículos de todas esas medidas ( http://unrojoporelmundo.blogspot.com.es/2015/01/etapa-syriza.html ) y sin embargo he leído decenas de artículos feministas al respecto de este tema. No es una crítica al artículo, reitero, una cosa no justifica la otra, pero me gustaría señalar que muchos falsos feministas se han subido al carro de la crítica para hacer daño junto con la maquinaria mediática. silenciando otros puntos.
Pd: Los errores de Syriza son los errores de todos.