¡Que vienen los socialistas… de Podemos!

Miedo, miedito, miedo… ¡Que viene el lobo feroz! ¡Que vienen los de Podemos! Corría el año 1982 cuando Mariano Ozores presentaba la película ¡Que vienen los socialistas! con Luis Escobar, José Sacristán y Antonio Ozores. Cuenta la historia de un pequeño pueblo donde los partidos de centro y de derecha temen perderlo todo ante el empuje imparable del PSOE. Es una comedia, muy parecida a la que vivimos hoy con los ataques e insultos hacia Syriza en Grecia o Podemos, en España. ¿Qué se decía en los medios conservadores sobre las fuerzas de izquierda en vísperas de la victoria electoral del PSOE? Recuerdo que el diario franquista El Alcázar se dirigía a Felipe González como el obrero Felipe (pensando que llamar a alguien obrero era un insulto).

También he rescatado dos editoriales del Abc de los días 26 y 27 de octubre de 1982 (la votación se celebró el día 28). El día 26, este periódico derechista y monárquico alerta contra la política internacional de los izquierdistas, a la que tacha de ingenua: “España no tiene más que tres posibilidades reales: el Occidente, el Este y el Tercer Mundo. Sólo el Occidente es nuestro lugar natural y sólo de él podemos esperar opciones fecundas. Y ¿qué propuesta de las que contienden en estas elecciones rechaza tanto la sovietización como el tercermundismo y, en cambio, propugna la occidentalidad de España? La oferta de centro-derecha, por la que también en este punto nos pronunciamos”. O sea, que por aquel entonces la derecha mediática pensaba que cualquier opción de izquierdas supondría o bien la sovietización o bien el tercermundismo. ¿Les suena de algo esta apelación al miedo a la hora acudir a las urnas?

Al día siguiente, en la jornada de reflexión, el editorial de ABC arremete contra las predicciones que dan como ganador al PSOE: “Mientras se afirma, desde la bola de cristal, lo que va a pasar, con cifras que no se corresponden a una nación europea, sino a un sistema tropical, nosotros queremos anticipar un buen resultado para la armonía de este país”. O sea, afirmar que la gente va a votar a la izquierda es propio de sistemas tropicales (una alusión a Cuba). Y es bonito recordar estas entrañables maneras de meter miedo al personal que, oh sorpresa, no han cambiado ni un ápice en 33 años. El domingo, en la Convención del PP, Mariano Rajoy dijo que los problemas no se resuelven con los “conjuros caribeños”, en alusión a Venezuela y a la formación de Pablo Iglesias.»No podemos jugarnos el futuro a la ruleta rusa de la frivolidad, la incompetencia o el populismo», añadió Rajoy. En ese mismo foro, el dirigente popular Esteban González Pons, recurrió -¡como el Abc de hace 33 años!- a la amenaza soviética, diferenciando entre la «España constitucional” del PP y la “España soviética” de Podemos. El ABC de hace 33 años al menos tenía la justificación de que la Unión Soviética existía…

Pedro Sánchez, el 18 de enero, también se despachó a gusto contra la formación de Pablo Iglesias: “Más que Podemos deberían llamarlos No sabemos. (…) Iglesias es un político que miente más que habla”. Ya se sabe, para el bipartidismo los líderes de Podemos son ingenuos, irresponsables, incompetentes… o mentirosos. Lo mismo que se decía del PSOE a finales de los setenta y principios de los ochenta. De ahí se puede descender a los calificativos ramplones, excretados por tertulianos y opinadores: “Lo primero que tendría que hacer el Coletas es frecuentar más su lavado. El lavado de las coletas, su signo de identidad, símbolo piloso de los indignados”, escribía Alfonso Ussía en La Razón, en un remedo de aquel «el obrero Felipe» que se podía leer en el diario franquista El Alcázar. Las agresiones, incontables, son comprensibles. Están nerviosos. Por eso Pablo Iglesias haría bien en no caer en la provocación (episodios como el de llamar Don Pantuflo al tertuliano Eduardo Inda son un error garrafal, porque supone rebajarse a su nivel).

Lo que es menos comprensible es la actitud suicida del PSOE, que parece obviar los resultados del PASOK en Grecia. Si el PASOK ha sido barrido es por algo muy simple: ha dejado libre el hueco de una socialdemocracia propiamente dicha, igual que aquí el PSOE. Primero los coqueteos con la tercera vía de Blair y el social liberalismo (si no, directamente, con la ortodoxia neocon) y, luego, ese echarse en brazos de la Troika, tragar su diagnóstico de la situación y, también, sus remedios. Esos errores clamorosos han dejado huérfana de referentes a la socialdemocracia, una socialdemocracia que Syriza se apresurará a abrazar en Grecia y que Podemos se prepara para abrazar aquí. Y no lo esconden. En noviembre Pablo Iglesias era claro ante una pregunta del director de 20minutos.es, Arsenio Escolar:

P: Y en la izquierda, ¿está más cerca del comunismo o de la socialdemocracia?

R: “Programáticamente, claramente de la socialdemocracia”

Creo que Iglesias sabe de sobra que buena parte de sus votantes proceden del PSOE, de un PSOE histórico, hoy desaparecido de los órganos dirigentes y de buena parte de la militancia, pero no de la ciudadanía. Si el centro-izquierda se puede comparar con un balón de fútbol, Podemos se lo ha robado al PSOE. Y ahora les toca jugar a ellos. Ahora son ellos los socialistas y sí: vienen. Al menos concedámosles el beneficio de la duda. A ver qué tal chutan el Coletas y su equipo.