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Vivimos tiempos difíciles (como siempre)

Hay muchísimos casos en los que los "tiempos difíciles" justifican el inmovilismo o la involución política, advierte el autor

Pocos tertulianos, analistas, columnistas, políticos e intelectuales se resisten a pronunciar frases del tipo “vivimos tiempos difíciles” como preámbulo de una reflexión. Tiempos “difíciles”, “convulsos”, “de profundo cambio”, “revolucionarios”, “de desorientación”, “de incertidumbre”. Todas estas expresiones vienen a decir lo mismo: “El momento presente es decisivo, pocas veces antes la Humanidad ha vivido una situación así”. A la mayoría de los periodistas nos encanta esta muletilla milenaria… nos fascina sentir que somos testigos de algo único…

También a mucha gente que no es periodista le gusta sentirse protagonista de un acontecimiento histórico. “Yo estuve allí”. Da igual si es el 15-M o la final de una Copa del Rey o el surgimiento de Internet. Diría que cada generación quiere tener sus cinco minutos de fama en la Historia de la Humanidad y, para ello, es necesario vivir en “tiempos difíciles, de incertidumbre”.  El problema es que esta muletilla es una constante desde los tiempos de la Antigüedad (ahí está Cicerón quejándose en sus Catilinarias: “O témpora, o mores…”). ¿Qué me dicen de la caída del Imperio Romano, de las invasiones bárbaras, de la Peste, la Inquisición, las guerras de religión, la Revolución Francesa, el colonialismo, la lucha por los derechos laborales y el sufragio femenino, la Revolución Industrial, el surgimiento de los totalitarismos, las guerras mundiales, la Guerra Fría, la crisis del petróleo, la caída del muro de Berlín, la desintegración de la URSS, la guerra de los Balcanes, la guerra de Irak, el SARS, la gripe A, el ébola, ETA, el cambio climático, etcétera… Un no parar.

Aquellos que a lo largo de la Historia han tenido la formación y la oportunidad suficientes como para ver las cosas desde cierta distancia han llegado a la misma conclusión: “Vivimos tiempos difíciles”. De esta premisa, fruto sin duda de afiladísimas inteligencias, se deriva casi matemáticamente una conclusión: “Seamos prudentes”. La excusa de los tiempos difíciles sirve o bien para permanecer en el inmovilismo o bien para retroceder en las conquistas en derechos y libertades. Ocurrió con la Patriot Act en Estados Unidos tras los atentados del 11-S: un recorte de las libertades sin precedentes, una auténtica victoria de los terroristas, y está ocurriendo ahora tras el atentado contra el semanario francés Charlie Hebdo: los líderes europeos ya están tentados de restringir la libertad de movimientos o de incrementar la vigilancia en Internet. O inmovilismo o regresión: esa es la consecuencia de vivir ‘en tiempos difíciles’.

Hay muchísimos más casos en los que los «tiempos difíciles» justifican el inmovilismo o la involución política. ¿Sabe alguien por qué el PP se niega a abrir un proceso constituyente? Porque “vivimos tiempos difíciles. Seamos prudentes”. ¿Sabe alguien por qué Rajoy y Pedro Sánchez dicen que el bipartidismo es lo que más mola del mundo? Porque “vivimos tiempos difíciles. Seamos prudentes”. Por supuesto la Generación Podemos quiere sus cinco minutos de fama en la Historia de España y tiene tanto derecho a ello como lo tuvieron generaciones anteriores, pese a que… vivamos tiempos difíciles.

En La rebelión de las masas Ortega y Gasset advierte con buen criterio algo muy simple: la mayoría de la gente tiende a olvidar lo frágil que es una democracia (especialmente en España); lo fácil que es que llegue un tirano y pase a cuchillo a medio país (especialmente en España); lo muy probable que es que hordas enfebrecidas aprovechen el río revuelto para ajustar cuentas de viejas rencillas (especialmente en España). Nuestra –insuficiente– democracia, diría Ortega, es como un castillo de naipes transportado dentro de una caja en cuya tapa pone FRÁGIL.

El problema es que quienes pueden (quienes ejercen el poder) justifican su rechazo para promover nuevos avances en derechos y libertades porque, ya se sabe, “vivimos tiempos difíciles”. Y para ello cuentan con la inestimable ayuda de los fanáticos de toda laya, abonados a esparcir el odio y el miedo entre la gente. A los poderosos les interesa hacer como que no se dan cuenta de que tiempos todavía más difíciles llegarán, precisamente, si nos dejamos conquistar por el miedo y toleramos la involución en nuestros derechos y libertades.

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Comentarios
  1. Buen artículo Sr. Fraguas.
    No es que al poder le interese que vivamos «tiempos difíciles» y lo use como excusa para «protegernos» o mas bien para protegerse, sino que son ellos mismos precisamente los que hacen que cualquier tiempo sea difícil. No es que utilicen eso de «tiempos convulsos» en su beneficio, es que son ellos los que los provocan la convulsión.
    Lo que sí está en nuestra mano es ser «prudentes», o sea sumisos, o por el contrario imprudentes, es decir inconformistas. Porque como muy bien dijo E.Galeano «tenemos las manos vacías. Pero las manos siguen siendo nuestras».

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