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Se nos va

El 2014 se encuentra a punto de fallecer de muerte lenta y natural. Los hebreos lo llamaron 5774, los musulmanes 1436 y los chinos 4710. Según el zodiaco de estos últimos, ha sido el Año del Caballo, aunque estuviera lleno de burros.

El presidente del Banco Central Europeo (BCE), Mario Draghi. CONSILIUM

El 2014 se encuentra a punto de fallecer de muerte lenta y natural. Los hebreos lo llamaron 5774, los musulmanes 1436 y los chinos 4710. Según el zodiaco de estos últimos, ha sido el Año del Caballo, aunque estuviera lleno de burros.

Desde aquí arriba, desde mi perspectiva de Dios, 2014 no han sido más que 365 días en que vuestro minúsculo planeta ha vuelto a completar otra aburrida vuelta alrededor del Sol. Para vosotros, allí abajo, veo que ha sido más entretenido. Habéis aprendido palabras nuevas, como celebgate o photobomb, hábeis dado mucho uso a otras ya conocidas como casta o black, esta vez unida a las tarjetas, y os habéis vuelto a cagar en mí en todos los idiomas.

Ha sido un año en el que gracias a la cuenta de Twitter de RTVE nos enteramos de que «#TalDíaComoHoy nos dejaba García Lorca», como si hubiese fallecido de un simple resfriado. Ha sido el año también en que un Papa canonizaba a otros dos y beatificaba a uno más. 80 llevamos ya. Tengo el cielo que parece el vestuario del Real Madrid, con tanta gente de blanco.

Un año con tantos recortes, que hasta el G8 se ha quedado en G7, tras la expulsión de Rusia por la anexión de Crimea.

La verdad es que empezasteis fuertes, comenzando el 1 de enero con la asunción de Grecia de la presidencia del Consejo de la Unión Europea. Toda una declaración de intenciones para unos meses en que he escuchado mucho la palabra Iglesias, pero cada vez he visto menos gente en misa.

La deuda, la quita, el quita y pon. Los mercados. Los mercaderes. Una palabra de Draghi bastará para salvaros. El 3 de abril SuperMario manifestaba el compromiso del Banco Central que preside a “usar instrumentos no convencionales para hacer frente a los riesgos de un periodo demasiado prolongado de baja inflación”. Inmediatamente las bolsas subieron y la prima de riesgo se desplomó. El mercado es vuestro Dios y Draghi su profeta.

El 2014 en España no acababa el 31 de diciembre, sino el 9 de noviembre con el Apocalipsis de la Consulta catalana. Como dijo Rajoy, la consulta no iba a celebrarse, y es verdad, porque cuando al final se produjo, su Gobierno no lo celebró en absoluto.

Ha sido un año con cambio de Rey, lo que a los dos grandes partidos ha llenado de orgullo y satisfacción. A muchos españoles no tanto, pero no les han preguntado por si acaso.

El 15 de junio me despertaba con la noticia de que habíais logrado que una computadora pensase por sí misma. Ahora ya sólo falta que también lo hagáis vosotros. Cada días sois más rebaño.

Al menos estoy contento porque la barba vuelve a estar de moda. ¡Si hasta una mujer barbuda ha ganado Eurovisión!

Por lo demás, todo normal. Os habéis asustado un poco con el ébola, cuando lo que debería daros miedo es que gente como Ana Mato llegue a Ministra de Sanidad. Habéis metido algún corrupto en la cárcel, porque ya teníais muchos, e incluso le habéis dado algún pequeño disgusto a la Infanta.

Y ya sabéis, los ricos cada vez más ricos, y los pobres cada vez más pobres. Pero tranquilos, que esto lo arregla el FMI en un par de tardes. Que digo tardes, en un par de Ratos.

Sed buenos. O al menos no demasiado malos.

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Comentarios
  1. Cuando hablo de Dios -una palabra incomprensible, temible, esperanzadora, imposible y, por fin, terrible-, tengo que mirar dentro, pero muy dentro, detrás del estómago y antes de la espalda y veo que me ha colocado un chip que refleja todo lo que se supone que dice, todos los humores y todos los pasmos. A veces creo que Yo soy El -debe de estar loco para hacerme suponer eso-. Y creo honestamente que muchos se han hecho extraer el chip para que no les controle¿Es posible?!? Quiero decir: «es», pero ¿es posible?

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