Opinión | OTRAS NOTICIAS

La noticia del año (que viene)

Que los medios de comunicación hagan resúmenes de las noticias del año que termina es parte del paisaje en estas fechas.

El presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker.

Que los medios de comunicación hagan resúmenes de las noticias del año que termina es parte del paisaje en estas fechas, como las luces de navidad, los papanoeles mendigando en lugares turísticos o los encuentros y despedidas en el aeropuerto por culpa de la crisis que separa familias.

Pero esta vez además de dirigir la mirada hacia las noticias del año pasado, los grandes medios han enseñado la patita para señalar con ella La Noticia del año que entra. Como si del tráiler de una peli de miedo se tratase, empezamos a encontrar un pequeño adelanto sobre lo que sin duda marcará 2015 en Latinoeuropa.

”Bruselas teme que la inestabilidad arruine la mejoría económica”, titulaba la corresponsal de El País en el Parlamento Europeo el pasado domingo. Y seguía: “Juncker asegura que prefiere ver caras conocidas, no extremistas en el poder”. Juncker, flamante nuevo presidente de la Comisión Europea salpicado por escándalos de evasión fiscal, se refería a las próximas elecciones en Grecia y las opciones de Syriza. El que dice Grecia hoy dice España mañana. Un griego desconocido de esos que describía vagamente el moderado Juncker lanzaba una patada con gesto agresivo contra un escudo policial para ilustrar la información del diario. A principios de 2015, y a pesar de la mejoría económica que disfrutan según El País, parece ser que los griegos optarán por un cambio drástico y elegirán un nuevo gobierno.

El radicalismo en el siglo XXI implica proponer medidas como las del partido de Alexis Tsipras: analizar la deuda para descartar la parte ilegítima y darle oxígeno a la economía del país, subir el salario mínimo hasta los 750 euros o revitalizar la sanidad pública. Lo que hace no tanto tiempo era una política social light que hubiera firmado cualquier Felipe González europeo sin canas, hoy supone una lucha suicida contra las fuerzas de la naturaleza del Mercado. Cuando hace unos años algunos decidieron que la modernidad era no invadir la playa, dejamos de nadar contra la corriente y ahora alcanzar la orilla para no ahogarnos supondrá un esfuerza sobrehumano. Que me digan qué se debe, mantener servicios públicos básicos o subir los sueldos por debajo del mileurismo. Uno lee las propuestas radicales y no puede evitar sentir melancolía al ver que un concepto tan romántico como la radicalidad hoy vaya de la mano del más puro sentido común. La orilla está muy lejos.

El mercado, ese hombre de hojalata sin sentimientos, de repente puede sentir. Y siente nerviosismo, avisa. Al FMI, su embajador en la Tierra acaba de pasársele esa obsesiva preocupación por el bienestar de los griegos y anuncia que suspende el programa de ayudas hasta conocer cuál será el nuevo gobierno. Como queriendo decir. Empieza la cacería. Los poderosos cazan siempre con elegancia y formalidad. Lo de mancharse las manos era tecnología de otro tiempo. Hoy día, la foto de un griego golpeando un escudo policial equivale a mil cañones de otra época. La noticia del 2014 es que en 2015 comienza una cacería, que en el mejor de los casos será una guerra. Una guerra muy sucia

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Comentarios
  1. Buenísimo y acertado artículo!
    Vamos aceleradamente involucionando y los delincuentes responsables de ello ya casi no nos permiten ni críticas.
    Su desfachatez, perversidad y dotes manipulativas crecen día a día.
    Mucho más deprisa que la indignación que deberíamos expresar la ciudadanía.

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